Como afectan las banquinas en nuestros cultivos

La producción agrícola presta poca atención a los bordes de los caminos rurales. Sin embargo, de acuerdo a una investigación, cumplen una misión ecositémica clave.

Los bordes de los caminos rurales o rutas son esas áreas angostas pegadas a los alambrados, banquinas o a vías del tren. En líneas generales, esos ambientes suelen recibir manejos agronómicos que perjudican a la flora y la fauna benéficas, y en particular la polinización, clave para la generación de semillas.

En un trabajo reciente en la Región Pampeana, publicado en la revista de divulgación científica “Sobre La Tierra”, Mariano Devoto, docente de Botánica General en la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y colaboradores, determinaron en qué medida estos bordes son fundamentales para el servicio ecosistémico de polinización, y propusieron manejos que ayuden a preservarlos

Enrique Rey, productor del sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires que la semana pasada denunció esta situación, se quejó de que ni siquiera han señalizado el camino rural destruido.

“Los insectos polinizadores necesitan un hábitat donde construir sus nidos, reproducirse y alimentarse. Por eso, prácticas como aplicar insecticidas y herbicidas, o reducir el tamaño de los bordes en general pueden ser muy dañinas para los polinizadores y para su hábitat”, afirmó Devoto, quien también es investigador del Conicet.

SERVICIOS

“Entre los principales resultados que obtuvimos, encontramos que el servicio ecosistémico de polinización que reciben las plantas dentro de las banquinas es mejor cuando estos espacios poseen mucha cantidad de flores”, sostuvo Marcos Monasterolo, doctorado en la Escuela para Graduados de la FAUBA bajo la dirección de Devoto y de Santiago Poggio, docente de la FAUBA.

Otro hallazgo clave del trabajo fue que cuando los bordes de los caminos tenían numerosas especies vegetales y muchas flores —un hábitat muy favorable—, los insectos preferían no volar muy lejos, polinizando allí mismo y en los campos cercanos bajo pastoreo.

“Los polinizadores no hallaron tan atractivos los cultivos vecinos de maíz o soja, ya que los visitaron sólo en el 25% de los casos porque deben recorrer distancias larguísimos”. 

Devoto agregó que, estas investigaciones se hicieron con fondos de la UBA, de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, de la Fundación Banco Galicia y del programa de Paisajes Multifuncionales, de Syngenta.

¿QUÉ HACER?

El corazón del trabajo mostró que se deben promover manejos agronómicos que preserven los bordes. “Los resultados indican que estos ambientes deberían ser tratados adecuadamente, manejando características como la cantidad de plantas y la diversidad de flores y de especies vegetales”.

Las prácticas agronómicas planteadas por los investigadores la importancia de manejar el número de especies de plantas y flores dentro de las banquinas.

Para ello se podrían alternar franjas cortadas y no cortadas de plantas con alta densidad de flores atractivas para los polinizadores. Esto beneficiaría a las especies vegetales con menor densidad de flores y aumentaría la eficiencia de la polinización”, indicó.

“El otro manejo apunta a que la polinización no se concentre en los bordes y que mejore dentro de los cultivos. Nuestra propuesta es sembrar y mantener en los lotes franjas lineales de plantas atractivas para los insectos”, explicó Monasterolo.

Así, añade que, de ser posible, de la zona o de las banquinas, aunque también pueden ser cultivadas, como tréboles o achicoria, que son bien atractivas. “Creemos que la soja, la colza y el girasol se beneficiarían con la mayor actividad de los polinizadores”, concluyó .