Estudian la organización de las abejas silvestres.
Una investigación, realizada por especialistas del INTA, del Conicet y de universidades internacionales, demostró que paisajes heterogéneos pueden sostener comunidades de abejas silvestres más abundantes y de diversas especies, imprescindibles por sus servicios ecosistémicos de polinización. Hasta el momento, lograron caracterizar cerca de un centenar de especies.
Con el objetivo de evaluar cómo las comunidades de abejas del espinal entrerriano responden a los cambios en el uso del suelo asociado a sistemas de producción, un equipo de investigación –integrado por especialistas del INTA Concordia, del Conicet, de la Universidad Tecnológica de Michigan y de la Universidad de Bemidji de los Estados Unidos–, demostró que los paisajes heterogéneos albergan comunidades de abejas silvestres más abundantes y de diversas especies.
Pablo Cavigliasso, investigador del INTA Concordia –Entre Ríos– e integrante del Programa Nacional Apicultura del INTA –PROAPI–, destacó: “Hasta el momento se identificaron 96 especies de abejas silvestres dentro de la región del espinal entrerriano”.
A partir de este descubrimiento, el grupo investigador logró afirmar que “paisajes inmersos en contextos más heterogéneos podrían sostener comunidades de abejas silvestres hasta aproximadamente un 45 % más abundantes y ricas en especies que en contextos simplificados”.
El estudio se situó en el centro-oeste de la provincia de Entre Ríos, región semiárida que se caracteriza por la prevalencia de especies espinosas. “La asociación de los sistemas agroganaderos, junto con la sabana nativa del espinal, presentó la mayor abundancia, riqueza y diversidad de abejas”, explicó el especialista.
Además, este descubrimiento permitió determinar que el aumento de la cobertura con plantaciones forestales simplifica estas comunidades. Sobre esto, Cavigliasso agregó: “La diversidad de los recursos florales y la riqueza de hábitats son los indicadores que estructuran positivamente y de forma consistente a la diversidad de las comunidades de abejas silvestres, desarrollándose de forma sinérgica a escala de paisaje”.
En este sentido, Cavigliasso sostiene que estos avances son importantes para conservar la biodiversidad en sí misma. En este caso, permiten trabajar en pautas de conservación de abejas silvestres, quienes brindan servicios ecosistémicos de polinización que impactan directamente en el bienestar de las personas.
“La polinización es un mecanismo básico para los cultivos y plantas nativas”, explicó el técnico. Y agregó que esta regula la cantidad de semillas y la producción de frutos del sistema, lo que culmina en una diversidad de plantas que permiten sostener comunidades de agentes benéficos, herbívoros, entre otros.
“El 70 % de los cultivos son dependientes de la polinización para producir frutos o semillas, desde la soja a los arándanos, por ejemplo”, explicó el técnico; “por esto mismo promover paisajes con una gran diversidad de cultivos y recursos florales es importante para la conservación de los polinizadores, el funcionamiento de los ecosistemas y la producción de alimentos”.
Es así que, “la composición de especies de las comunidades de abejas silvestres difirió entre los usos de la tierra, lo que significa numerosas especies únicas para cada caso particular”, explicó Cavigliasso.
Conciliar la expansión e intensificación agrícola con la conservación de la biodiversidad y el desarrollo económico sigue siendo uno de los mayores desafíos que enfrenta la creciente población humana. Por esta razón, es necesario entender que la relación diversidad-productividad está dada por un patrón de producción primaria dentro del ecosistema asociado con una riqueza de especies creciente.
“Necesitamos de la biodiversidad para que esto sistemas sean más resilientes, con el aporte conjunto de especies con importantes servicios ecosistémicos de regulación”, concluyó Cavigliasso. Se puede acceder al trabajo completo a través del siguiente link.
Fuente: INTA Informa