Rama seca: qué es y cómo actuar frente a una enfermedad sin cura.
Se trata de una enfermedad provocada por el hongo Verticilium dahliae, cuya incidencia y severidad aumentó considerablemente en los últimos años. Desde 1999, un equipo de investigadores del INTA, el Senasa y el Gobierno de La Rioja trabaja en la identificación y definición de estrategias. El recambio de las variedades y el uso de riego por goteo, entre las principales recomendaciones para evitar su dispersión.
La olivicultura es una actividad intensiva regional y de gran importancia para las provincias de La Rioja y Catamarca. Los productores de la región están en alerta frente al avance de la rama seca, una enfermedad que, hasta el momento, no tiene cura. Fue detectada por primera vez en 1994 en la Argentina, en el Departamento Arauco y Colonia Ortiz de Ocampo. Desde 1999, un equipo de investigadores del INTA, el Senasa y el Gobierno de La Rioja trabaja en la identificación y definición de estrategias.
“El Síndrome de la rama seca es una enfermedad provocada por un hongo con capacidad de vivir en el suelo hasta 30 años, afecta principalmente las ramas del olivo y puede producir la muerte del árbol”, señaló Daniel Moriconi, especialista en olivos y director del Centro Regional Catamarca-La Rioja del INTA, quien agregó: “Este hongo crece en el sistema de conducción de agua de la planta, causando su obturación y posterior muerte”.
“Se trata de una patología que está diseminada en todo el mundo. Las primeras detecciones fueron en España, Italia y California –Estados Unidos–“, indicó Moriconi y agregó: “Según los registros, creemos que ingresó a la Argentina en la década del ’90 a raíz de la importación de ejemplares que estaban infectados”.
“Hasta el momento, se realizaron numerosos ensayos e investigaciones, incluso con especialistas de España y es una enfermedad que todavía no tiene control ni solución”, expresó Moriconi y agregó: “Sí se puede detectar e identificar en variedades muy particulares, como Picual, una variedad muy antigua en la zona de Aimogasta, al norte de La Rioja, con más de 300 años”.
A su vez, Moriconi señaló que en la región de Aimogasta, además de contar con plantas susceptibles a rama seca y a la bacteria Xylella fastidiosa –que la transmite una chicharrita mediante la saliva– ambas enfermedades que afectan a los olivos, se dan en campos de productores familiares, lo que complejiza aún más la situación. En este punto, Moriconi subrayó el acompañamiento que viene realizando el INTA desde hace décadas y destacó las diversas investigaciones que se realizaron, aunque lamentó no haber podido, aún, encontrar la solución. “En todo el mundo nos enfrentamos a la misma problemática”, agregó.
Para evitar el contagio, recomendó “estar atentos a cualquier sintomatología en las ramas y, cuando se detecten algunas secas, eliminarlas”, además es importante prestar atención al manejo del agua e ir realizando el recambio varietal con especies resistentes.
En este sentido, Moriconi puntualizó en la importancia del recambio varietal: “Con el correr de los años pudimos identificar cuáles son las variedades más susceptibles y cuáles las más tolerantes. Por esto, hacemos hincapié en la necesidad del recambio de plantas viejas por plantas que sean tolerantes a diversas enfermedades”, indicó.
Por otro lado, el riego es un factor clave en la diseminación de las esporas del hongo. “Otra vía de transmisión es el riego por surcos, algo que no sucede con el riego por goteo”, explicó el especialista del INTA quien subrayó la importancia de cambiar la forma de conducir el agua, no solo por esta enfermedad en particular, sino también por hacer un uso más eficiente de un recurso que es escaso en la región.