La agricultura del futuro

La generación de esquemas más amigables con el ambiente sin resignar rendimientos, también forma parte de la agricultura del futuro.

Jorge González Montaner es un asesor líder del sudeste bonaerense. Ligado a los grupos CREA, es asimismo un profesional preocupado y ocupado en mejorar las condiciones en que producimos alimentos. “Una agricultura sostenible es aquella que en el largo plazo mejora la calidad ambiental, provee las necesidades humanas básicas de alimentos y fibras, es económicamente viable y realza la calidad de vida del productor y del resto de la sociedad -define convencido”.

Salimos de sistemas naturales a agroecosistemas que sin dudas tienen menos diversidad y que nos han llevado a situaciones de resistencia de malezas y pérdidas de calidad de agua, aire y suelo. ¿Cómo podemos diseñar planteos más equilibrados? “Tenemos que ir mejorando el uso de herramientas como plaguicidas, fungicidas y herbicidas. Necesitamos indicadores que nos permitan seleccionar lugares de alta productividad, baja contaminación y balance de carbono positivo”.

La idea es obtener rendimientos similares con impactos ambientales muy distintos. Eso involucra intensificación y diversidad de la rotación, participación de cultivos de servicio (CS), el uso de corredores biológicos, agroquímicos banda verde, aplicaciones dirigidas (AD), cámaras de descomposición de residuos de plaguicidas, reemplazo de químicos por productos biológicos, fertilizantes más eficientes para reducir el nitrógeno (N) por hectárea, uso de urea protegida, fósforo (P) orgánico y bioestimulantes y/o fijadores.

Estos temas son objeto de análisis y experimentación desde 2001 en el CREA Mar y Sierras. Arrancaron con sistemas donde se comparan secuencias intensivas contra planteos tradicionales. Observaron que no era fácil secuestrar más carbono como resultado de una mayor intensidad, salvo en suelos planos y donde se forzaba mucho el aporte con CS.

Así, empezaron a desarrollar sistemas analizando los CS que van a maíz y trigo para detectar cómo aprovechar el aporte de nutrición cuando son leguminosas, y también su competencia con malezas. “En ambientes menos heladores, más cerca de la costa, se puede ir de un cultivo de gruesa a otro de gruesa con un relativo éxito, si se cuidan las fechas de quemado del CS, pero en la zona serrana con intensos fríos en general hay un retraso en el crecimiento de los cultivos y si superamos los 4000 kg de MS terminamos consumiendo parte del agua que estos necesitan”, afirma el profesional.

Eso los llevó a plantear secuencias donde el CS actúe también como proveedor de semillas, yendo más a fina que a gruesa, y ahí encontraron resultados muy interesantes. También están trabajando en el desarrollo de productos biológicos, especialmente fungicidas y bioestimulantes, y pronto sumarán herbicidas.

Por caso, Trichoderma logra un vigor adicional en los cultivos de gramíneas. “Tiene un comportamiento excelente y en las nuevas formulaciones donde combinamos Rizoderma con Top Seed y Ecomaximize, estamos logrando resultados incluso superiores. También se puede usar en granulado, con aumentos de 700 a 1400 kg en trigo cuando se lo combina con P”.

Fuente: Chacra