El Niño ya tiene fecha de fin y los pronósticos para 2024 advierten sobre la llegada del fenómeno La Niña

En un escenario climático que mantiene a científicos y meteorólogos en vilo, la fase positiva del patrón de El Niño Oscilación del Sur (ENSO) continúa desplegándose con gran intensidad sobre el Océano Pacífico Tropical. Tras seis meses de una intensificación continua, El Niño se acerca a su pico máximo de intensidad, generando preguntas sobre su duración y consecuencias

Los últimos datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) indican que todas las regiones de monitoreo de El Niño registraron  temperaturas de la superficie del mar (SST) muy por encima del promedio en la última semana. La región del Niño 4, más hacia el oeste, presenta una anomalía de +1.4 °C, mientras que la región Niño 3.4 —la zona de diagnóstico oficial del ENSO— muestra una anomalía de +2 °C. Por su parte, El Niño 3 presenta la anomalía más alta, de +2.1 °C, y Niño 1+2, cerca de la costa de América del Sur, registra +1.5 °C de anomalía.

Un aspecto que marcó la evolución de El Niño en los últimos meses es el cambio en la región de máxima anomalía de la Temperatura Superficial del Mar (TSM). En marzo de este año, la región Niño 1+2 fue la primera en calentarse, alcanzando valores máximos de +3.5 °C entre julio y agosto.

Sin embargo, a partir de septiembre, las anomalías en el Niño 1+2 comenzaron a debilitarse, mientras que las demás regiones continuaron calentándose. Este desplazamiento hacia el oeste de la región de máxima anomalía alteró la «apariencia» de El Niño, sugiriendo que no se intensificará significativamente. Las observaciones actuales indican que las anomalías se mantendrán en torno a +2 °C, ubicándolo en la categoría de El Niño fuerte. Estos valores persisitieron en los últimos días, mostrando incluso una ligera tendencia decreciente

Evolución de las anomalías de la temperatura superficial del mar (TSM) para las diferentes regiones de El Niño.

A pesar de no alcanzar el título de Súper El Niño, este fenómeno climático se posiciona entre los eventos más fuertes registrados, compartiendo espacio en el podio con los años 1972/73 (+2.1 °C), 1982/83 (+2.2 °C), 1997/98 (+2.4 °C) y 2015/16 (+2.6 °C), según datos de la NOAA.

En el análisis detallado de las temperaturas del Océano Pacífico Tropical en los niveles más profundos, se observa una zona más cálida de lo normal en la porción central y oriental, hasta los 100 metros de profundidad. Sin embargo, desde finales de noviembre, una burbuja de aguas más frías cobró fuerza en la porción occidental del Pacífico Tropical, en niveles más profundos. En la última semana, esta burbuja avanzó hacia el este, y la tendencia es que se mezcle con las aguas más cálidas en la porción central/oriental en las próximas semanas. Este fenómeno contribuirá al debilitamiento de las anomalías positivas de la TSM y marcará el inicio del declive de El Niño.

Los pronósticos de los modelos meteorológicos ya indican el debilitamiento progresivo de El Niño en los próximos meses, con una alta probabilidad de que el evento llegue a su fin en abril de 2024. Este proceso es fundamental para comprender cómo las condiciones climáticas globales evolucionarán en los próximos trimestres.

Observando otros patrones oceánicos junto a El Niño

El impacto de El Niño no se limita a su propia fase. Otros patrones oceánicos importantes, que han experimentado cambios significativos en diversas partes del planeta, han contribuido a la complejidad del escenario climático actual. Uno de estos patrones es la fase positiva del Dipolo del Océano Índico, que también ha alcanzado su pico máximo de intensidad en octubre y ahora se encuentra en proceso de debilitamiento, apuntando hacia una posible vuelta a la fase neutral a principios de 2024. Esto sugiere que su influencia no será significativa en los próximos meses de verano.

En paralelo, las anomalías muy cálidas de la TSM que cubren gran parte del Atlántico Norte han sido destacadas en los últimos meses. Este fenómeno ha sido responsable de una temporada de huracanes más activa de lo normal. En conjunto con El Niño, el calentamiento del Atlántico Norte ha afectado la ocurrencia de lluvias en la parte norte de Brasil, empeorando las condiciones de sequía en el Amazonas. Los pronósticos indican que estas aguas cálidas en el Atlántico Norte persistirán hasta el primer trimestre de 2024. En cuanto a la porción tropical del Atlántico Sur, se espera que también esté más cálida de lo normal, aunque no tanto como la porción norte. Además, se prevé que todo el Océano Índico se mantenga más cálido de lo normal durante los próximos tres meses.

Perspectivas a Futuro: El Fin de El Niño y la Posibilidad de La Niña

Con la inminente conclusión de El Niño, surge la pregunta crucial sobre qué podemos esperar en los meses venideros. Según los pronósticos, las anomalías positivas de la TSM que caracterizan a El Niño en el Pacífico Tropical se mantendrán por encima del promedio al menos hasta los trimestres de febrero, marzo y abril de 2024. A partir de entonces, se espera un debilitamiento más intenso de la porción oriental al oeste, marcando el inicio de la transición a la fase neutral de ENOS.

Los pronósticos probabilísticos de la NOAA apuntan a una mayor probabilidad de una fase neutral de ENSO en los trimestres de abril, mayo y junio de 2024. Esta probabilidad disminuye en los siguientes trimestres, a medida que aumenta la posibilidad de La Niña.

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Fuente: Misionesonline