Dólar soja 4, nadie entendió las medidas y la previsibilidad es nula

Para la soja escasean las operaciones y sobran las dudas. Nadie entendió las nuevas medidas que se supone pondrá en marcha el gobierno. La previsibilidad es nula, más que nunca. El tiempo corre.

Es viernes. Se supone que hoy aparecerán las tan esperadas precisiones sobre el dólar soja 4 o como se llame finalmente. Massa lo anunció hace ya unos días, pero a partir de allí todo está en tinieblas. Un mercado que duda es un mercado que se paraliza; salvo máxima necesidad los vendedores se retraen.

Después de la confusa conferencia de prensa en la Secretaría de Agricultura, que contribuyó grandemente a empiojar aún más la situación, Reuters se ocupó de acomodar un poco los tantos. Aparentemente lo único que estaría claro es que los exportadores de granos pueden quedarse con el 25% de las divisas que generen en septiembre para importar soja con destino al procesamiento, en un momento que en casa hay todavía 8 o 9 millones de toneladas que aún no tienen precio; una parte de eso todavía está en los campos.

Se sabe, los exportadores de cereales tienen que convertir todos los dólares originados por sus negocios externos en pesos dentro de un plazo estricto y a un tipo de cambio acordado oficialmente. Por otro lado es el mismo gobierno el que regula el acceso a divisas para pagar las importaciones. De ahí que se puede tomar ciertas licencias dentro de un sistema en que el Estado es ominpresente.

Ese dinero producto de las ventas externas que el exportador no deberá convertir en pesos, no va a ir tratar de licuar el rojo de las reservas (¿?) del Central, sino a “mantener activas las molturadoras”, un mensaje que tampoco se entiende. El país no está sin soja. Massa se cuidó especialmente de definir que se trataba de poroto importado el apuntado en su mensaje, si bien habla de “compras transitorias”.

La caída de la producción a manos de la seca llevó al país a procesar un 26% menos de soja en el primer semestre del año, con sólo 14,9 millones de toneladas, según la cámara de exportadores y productores de oleaginosas CIARA-CEC. Entonces, hasta acá estaría claro el beneficio para la industria y la exportación.

Entre los productores las dudas se acumulan a medida que pasan las horas. ¿Cómo repercute esta movida en lo que se le puede pagar al argentino que vende soja? ¿Implicará necesariamente una mejora? ¿En qué magnitud y de qué manera controlar que se está ofreciendo lo que corresponde? La lista de preguntas sigue.

Según Reuters, la medida entraría en vigor el próximo lunes y perduraría durante 30 días. Y por ahora no hay muchas más definiciones. Especialmente poco clara es la mención al contado con liqui, que en principio se suponía podía sumar algún beneficio al hombre de campo a través de un mix con el dólar oficial.

El nivel de incertidumbre en el mercado de la soja es sumamente elevado desde que Massa se puso frente a una cámara para vender una movida básicamente electoralista. La utilización del término “mercado” obedece a viejos hábitos, a ciencia cierta poco queda de las estructuras y la operatoria que supimos conocer.

La transparencia se ha convertido en un albur. La sensación es que se toman decisiones en las cuales el productor es un convidado de piedra. El sistema seguramente tiene ganadores, pero lo poco que se sabe hasta acá indica que no son los hombres de campo

Todo lo conocido ha sido reemplazado por estos planteos con un dólar diferenciado, siempre lejos de lo que realmente debería corresponder, definido entre gallos y medianoche, vaya uno a saber en función de que parámetros más allá de los intereses del gobierno y el Banco Central.

Solo la enorme voluntad del productor argentino lo sostiene en esta coyuntura tan poco feliz, en donde pone en juego su know how y toda la tecnología disponible con un horizonte que no va mucho más allá de una semana.

Si no hay un parate infernal en las inversiones es pura y exclusivamente por la ilusión de cosechar con otro gobierno, dentro de un sistema promercado y al menos con un tipo de cambio unificado.

Hasta tanto llegue ese momento habrá que sobrevivir a la coyuntura cuidando mucho las decisiones, haciendo todos los números necesarios y evitando sucumbir ante el canto de las sirenas, más interesadas en llegar al balotaje que en impulsar realmente las exportaciones del país.

Fuente: Chacra