El aceite de girasol y la guerra de Ucrania-Rusia

El Mar Negro está de remate. En medio de una guerra, los líderes del negocio, aunque averiados, presionan las cotizaciones globales de este aceite. La movida no debería durarles el mismo tiempo que en épocas normales.

Suele ser el momento del año en que el Mar Negro vuelca al mundo su potencial vendedor en la materia, y la guerra no cambió demasiado las cosas. Ucrania y Rusia están ofreciendo agresivamente su aceite de girasol para reducir sus inventarios. De ahí que la relación de precios se invirtió y el descuento del aceite de girasol sobre el aceite de soja alcanzó el nivel más alto en 9 meses, cuando habitualmente la relación de precios era exactamente la opuesta. Esto podría incitar a compradores como la India (el mayor importador mundial de aceites comestibles) y distintos países europeos a aumentar las compras de aceite de girasol en los próximos meses y reducir las compras de aceite de soja, lo que está pesando sobre los precios de este último, entre otras razones.

Cabe recordar que entre ambos contendientes tenían antes de la guerra el 78% del negocio mundial del aceite de girasol. Ucrania era el líder en la materia, sitial que ha perdido a manos del país invasor, que al igual que en trigo se ha quedado con una parte de las tierras agrícolas de su vencido. La última siembra en Ucrania estuvo 40% debajo de lo normal, algunas de sus aceiteras han sido dañadas por los misiles rusos y otras no tienen luz ni agua para funcionar.

APK advierte que Ucrania procesará alrededor de 11 millones de toneladas de semillas de girasol en 2022/23, el volumen más bajo desde 2015, supeditado además a la vigencia del corredor de granos. Precisamente por esta razón, y gracias a la creciente exportación de aceite y harina de girasol que se ha generado, el procesamiento mensual de semillas de girasol superó 1 millón de toneladas en septiembre por primera vez desde el comienzo de la guerra. Los vendedores en Ucrania tratan de aprovechar el paso seguro que implica el corredor de granos avalado por la ONU para exportar las existencias acumuladas, que incluyen aceite de girasol de la campaña anterior.

Rusia, en tanto, batalla con el daño colateral que le generaron las sanciones de Occidente. De todos modos verá incrementarse significativamente sus exportaciones de aceite de girasol, a expensas del país invadido. La molienda ha ganado impulso y el condominio de Putin está ofreciendo el aceite a precios competitivos. También intenta colocar excedentes de la campaña previa; un caso y otro auguran algunos meses de presión sobre los precios.

Claro, los compradores aprovechan la movida. La India podría importar 230.000 toneladas de aceite de girasol en diciembre, frente a las 180.000 toneladas estimadas en noviembre y las 144.934 de octubre.

En buen romance, por ahora el mercado global tiene suficiente aceite de girasol como para que los precios no se alteren demasiado. Para cuando salga la nueva cosecha argentina la historia debería ser distinta. 

Fuente: Chacra