Soja: bioinoculantes incrementan la calidad y reducen emisiones.
Un equipo de investigación internacional, liderado por el INTA, obtuvo bacterias climáticamentre inteligentes que permitirán incrementar un 8 % el contenido de nitrógeno y reducir un 20 % las emisiones de óxido nitroso del cultivo de soja. Un logro que contribuye a la sustentabilidad de la agricultura y a la consolidación de la región, como líder en el mercado mundial de inoculantes.
En el mundo, la agricultura produce el 63 % de la emisión de óxido nitroso (N2O), uno de los tres principales gases de efecto invernadero responsables del calentamiento global. Con el objetivo de revertir esto e impulsar innovaciones tecnológicas climáticamente inteligentes, un equipo de investigación de Argentina, Chile, Brasil, Colombia, España y Uruguay desarrolló bacterias que permitirán incrementar la producción y la calidad nutricional de los cultivos de América Latina y el Caribe, reduciendo las emisiones de óxido nitroso.
Nicolás Ayub, líder del proyecto e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas del Laboratorio de Microbios Beneficiosos IGEAF (CICVyA-INTA) aseguró que “la agricultura es muy sensible al cambio climático, de allí la importancia de impulsar la innovación tecnológica y de bioinoculantes climáticamente inteligente”.
De acuerdo con el especialista, “se trata de bacterias que tienen la capacidad de realizar aportes económicos y ecológicos sobre los cultivos. Dentro de los económicos, se destacan mayor productividad y calidad nutricional bajo distintas condiciones climáticas. Y dentro de los ecológicos, se destaca una menor emisión de N2O (gas de efecto invernadero) y una mayor actividad de degradación de residuos de herbicidas en suelo”.
Y agregó: “Para lograrlos, se trabaja en la producción de nuevos inoculantes como un paquete tecnológico que conjugue tres bondades en forma simultánea: que sea aplicable a una amplia variedad de cultivos relevantes de la región, que incremente la producción y la calidad de estos cultivos, y que reduzca drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, en especial el óxido nitroso”.
Para Ayub, “la agricultura moderna transita una nueva etapa en la que las nuevas tecnologías desarrolladas deben garantizar un aporte económico en el momento de difusión comercial y asegurar la sustentabilidad del sistema agropecuario en el mediano y en largo plazo”.
Según el investigador, resulta “clave” contar con una nueva generación de bioinoculantes climáticamente inteligentes y capaces de mejorar la productividad de los cultivos en condiciones de estrés abiótico, reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEIs) y degradar los herbicidas aplicados en forma masiva.
Con este objetivo, el proyecto Fontagro “Mayor producción agrícola con menor emisión de óxido nitroso” de cooperación técnica multilateral entre la Argentina, Chile, Brasil, Colombia, España y Uruguay se extenderán los beneficios tradicionales proporcionados por los inoculantes. Así, se incorporarán nuevas características de reconocido valor ambiental como es la reducción de la emisión de N2O y alto impacto económico mediante el uso de tecnologías de mejoramiento.
“El INTA cuenta con una extensa trayectoria en materia de ingeniería genética para incrementar la productividad y la calidad nutricional de los cultivos de alfalfa y de soja en condiciones de salinidad y sequía (estrés abiótico), degradar herbicidas y el óxido nitroso (GEI) presentes en estos cultivos de leguminosas”. En esta línea, destacó la labor del grupo de Microbios Benéficos y de Ingeniería Genética de Leguminosas del Instituto de Genética (IGEAF) del CICVyA-INTA.
Frente a un contexto de cambio climático y en el marco de una cooperación internacional que busca mejorar la sustentabilidad de la agricultura regional, el INTA aporta su conocimiento y las estrategias de mejoramiento desarrolladas para editar los genomas de los bioinoculantes utilizados en distintos países de América Latina (Uruguay, Colombia, Chile y Brasil) y Europa (España).
En este sentido, Ayub destacó algunos hitos del IGEAF-CICVyA-INTA en el mejoramiento genético de rizobios para soja como son el incremento significativo del contenido de nitrógeno y la reducción drástica del impacto de herbicidas.
El grupo Microbios Benéficos del INTA contó con la colaboración de los especialistas Gabriela Soto, Silvina Brambilla, Karen Liebrenz, Cristina Gómez, Romina Frare, Margarita Stritzler y Nerina Fussoni.
A su vez, se destacó la gestión de Gabriela Pacheco, directora del IGEAF, Ruth Heinz, directora del CICVyA, Ana Montanari, especialista en planificación del CICyA, y Sergio Feingold, director del PNBIO.
Fuente: INTA Informa