INTA y Unilever desarrollan hortalizas específicas para el deshidratado

Con casi 30 años de articulación, esta alianza público-privada recopila logros en materia de mejoramiento genético, producción de semillas y asesoramiento a horticultores involucrados en el proyecto. Cómo son las variedades de zapallo, cebolla y zanahoria obtenidas por el INTA, que se consumen en la Argentina y en otros lugares del mundo, destacadas por su calidad, rendimientos y uso eficiente de los recursos. Knorr de Unilever abrió las puertas de su cocina para contar el origen de sus vegetales utilizados en sopas, caldos y purés.

Considerado uno de los convenios de cooperación más longevos en la historia del INTA, la alianza con Unilever logró superar el paso del tiempo y conservar los objetivos. Así, luego de 29 años de trabajo compartido, esta alianza público-privada recopila numerosos logros en materia de mejoramiento genético aplicado al agro. El aporte institucional a la industria del deshidratado será eje de un encuentro organizado por Knorr de Unilever para contar el origen de sus vegetales.

Claudio Galmarini –director del centro regional Mendoza-San Juan del INTA y especialista en mejoramiento genético de hortalizas– destacó: “A lo largo de casi 30 años construimos un vínculo muy sólido, primero con Refinerías de Maíz S.A.I.C.F. y luego con Unilever, que permitió concretar logros en materia de mejoramiento genético, producción de semillas y de asesoramiento a horticultores de San Juan, Mendoza y Córdoba involucrados en el proyecto”.

“Con orgullo, podemos afirmar que, en muchos caldos y sopas que se consumen en la Argentina y en otros lugares del mundo, está presente la genética nacional”, subrayó Galmarini.

Por su parte, Ana Hernández Hermida, Brand Manager Knorr Argentina, aseguró que “los vegetales están en el corazón de todo lo que hacemos, son cultivados y cosechados por agricultores locales, pasan por la planta en Mendoza donde son cuidadosamente deshidratados para que podamos preparar comidas ricas y fáciles, todo el año. Queremos inspirar a más personas a comer mejor, a incorporar más variedad y cantidad de vegetales, promoviendo una alimentación más consciente y saludable”.

En cuanto al proceso que implica el desarrollo de nuevos cultivares, el especialista del INTA detalló: “Por tratarse de especies alógamas y, en el caso de la cebolla y la zanahoria, bianuales, la obtención de estos cultivares demanda mucho tiempo, por los menos, 12 años. Para esto, se emplearon métodos convencionales de mejoramiento con la asistencia de herramientas biotecnológicas”. Y reconoció que “sin la confianza de la empresa en nuestro trabajo esto no hubiese sido posible”.

En referencia a los logros, Galmarini detalló: “Obtuvimos dos cultivares de zapallo, Zapuco INTA y Aconcagua INTA, con un aumento en el rendimiento industrial del 120 % y dos cultivares de cebolla, REFINTA 20 y Alfredo INTA, que incrementaron el rendimiento un 25 %”, detalló el especialista. A su vez, se refirió a NARA INTA, una zanahoria ideal para industrializar por su mayor contenido de sólidos con un mejor color y menor porcentaje de descarte. A su vez, adelantó que hay una investigación en marcha en la selección de líneas de puerro.

“Estos cultivares de hortalizas aptos y específicas para el proceso del deshidratado permitieron mejorar la competitividad de esta industria en la Argentina y darle la posibilidad de exportar”, especificó.

Y recalcó que, “si bien en un principio los cultivares eran de uso exclusivo de la empresa, hoy algunos ya son de uso público, lo que permite que otras industrias puedan utilizarlas para mejorar los rendimientos y ampliar mercados”.

El zapallo Zapuco INTA se destaca por poseer frutos de alto contenido de sólidos totales y color de pulpa amarillo-naranja de excelente calidad para productos como sopas, caldos y purés.

Nuevas variedades para industrializar

A lo largo de los 29 años de trabajo conjunto con Unilever, el INTA obtuvo variedades de zapallo, cebolla, zanahoria aptas para la industrialización, dado su mayor contenido de sólidos, color y menor porcentaje de descarte.

El grupo de mejoramiento genético del INTA La Consulta, en 1998, obtuvo el zapallo Zapuco INTA, mediante selección genealógica a partir del cultivar Pink Banana. Se destaca por poseer frutos de alto contenido de sólidos totales y color de pulpa amarillo-naranja de excelente calidad para productos como sopas, caldos y purés.

En el 2000, se obtuvo la cebolla REFINTA 20, un cultivar de días largos, con bulbos esféricos, blancos y un 20 % de sólidos solubles. Son cebollas pungentes con rendimientos de 30 mil kilogramos por hectárea, tener un alto contenido de compuestos organoazufrados.

Además, se destaca por tener un alto contenido de compuestos organoazufrados. En estudio hechos in vitro, se destaca como el cultivar argentino de cebolla que más previene la agregación plaquetaria en humanos, lo que le otorga características especiales para la industria farmacéutica.

En 2005, los investigadores obtuvieron el zapallo Aconcagua INTA, un híbrido interespecífico entre Cucurbita máxima y C. moschata. Rinde entre 45 y 60 toneladas por hectárea. Posee resistencia al marchitamiento, es tolerante a oídio y al virus del mosaico de la sandía, con alto contenido de sólidos totales (17 %), con color de pulpa anaranjado intenso persistente en el producto deshidratado.


Este híbrido tiene la ventaja sobre los cultivares de polinización abierta de presentar un alto rendimiento, un elevado contenido de sólidos totales y una mayor permanencia de color una vez deshidratado, lo que hace especialmente recomendable su uso para la industria del deshidratado.

Para 2009, el equipo de mejoramiento genético logró la cebolla Alfredo INTA, un cultivar de días cortos, con bulbos blancos, 18 % de sólidos solubles, pungente y rendimientos de 30 mil kilogramos por hectárea. El nombre del cultivar hace alusión a un agricultor cordobés, proveedor histórico de cebolla para la empresa.

Entre los usos de la cebolla deshidratada se destacan la preparación de sopas crema, caldos, saborizantes de comidas y de panes, también se utiliza como persevante de alimentos y aún en la industria farmacéutica.

Entre los usos de la cebolla deshidratada se destacan la preparación de sopas crema, caldos, saborizantes de comidas y de panes, también se utiliza como persevante de alimentos y aún en la industria farmacéutica.

La última obtención llegó en 2014 con la zanahoria Nara INTA que presenta mayor contenido de sólidos con un mejor color y menor porcentaje de descarte, características demandadas por la industria. La nueva variedad representa un gran avance comparado con el material ya existente, dado que presenta un 12,8 por ciento de sólidos solubles y un 16,9 por ciento de sólidos totales

Un resultado adicional y no menos importante fue el establecimiento de planes de producción de semillas para abastecer a los productores, la formación de recursos humanos, varias tesis se han concretaron en el marco de este convenio de vinculación, así como el fortalecimiento del equipamiento para el desarrollo de estas actividades.

Mendoza, sede de la industria del deshidratado

La mayor capacidad industrial instalada para deshidratar hortalizas en la Argentina se encuentra en la provincia de Mendoza. A su vez, del total de las hortalizas producidas en el país un 10  % se industrializa cuyos principales destinos son la industria conservera, la del congelado y la del deshidratado.

“Los cultivares destinados a la deshidratación son diferentes a los utilizados para el mercado en fresco”, detalló Galmarini. En este sentido, explicó que entre los caracteres más valorados está el contenido de materia seca, a mayor contenido menor cantidad de energía se emplea para extraer el agua en el proceso industrial.

En el mundo, las empresas deshidratadoras desarrollan sus propios cultivares y existe escasa oferta por parte de las empresas semilleras. En sus orígenes la empresa Refinerías Maíz, luego Unilever, contactaron al INTA para desarrollar en forma conjunta cultivares de hortalizas aptos para deshidratar, que luego serían ingredientes para sus caldos y sopas.

En este sentido, Galmarini, responsable del convenio con Unilever desde sus inicios, aseguró: “Esta vinculación es un excelente ejemplo de articulación público-privada”. Y detalló que la relación con la empresa Refinerías de Maíz es previa al establecimiento de las políticas de convenios de vinculación del INTA y comenzó en la década del 60 del siglo pasado. “Se formalizó como convenio en 1993 y finalizó en 2018. En la actualidad, trabajamos en otros aspectos con la empresa, vinculados a la sostenibilidad del sistema productivo mediante estrategias de agricultura regenerativa”.