Malla antigranizo para frutales

En el norte de la Patagonia, el granizo es una de las principales adversidades climáticas que afecta no solo la cantidad de frutas a cosechar, sino también su calidad. Por esto, el INTA y el Ministerio de Producción e Industria de Neuquén realizaron un estudio sobre los beneficios de su instalación en fincas neuquinas. Asegurar una cosecha plena todos los años y reducción de la cantidad de fruta de descarte, entre los principales aspectos positivos.

La caída de granizo es una de las principales adversidades climáticas que afecta en calidad y cantidad la producción en los valles irrigados de la Norpatagonia, debido a que la época de ocurrencia de este fenómeno es desde octubre hasta marzo –coincidente con el período de cosecha de frutales–. Por esto, un equipo de especialistas, integrado por investigadores del INTA Alto Valle –Río Negro– y del Ministerio de Producción e Industria de Neuquén, analizó los beneficios que implica la utilización de malla antigranizo en el monte frutal. Entre ellos se destacan la mejora en los ingresos del productor por tener una cosecha plena todos los años, un mayor ingreso por la disminución de la fruta de descarte y un efecto multiplicador en toda la cadena frutícola al proteger la producción.

Entre los principales resultados, se destaca que la instalación de malla antigranizo en los montes productivos implicaría unas 27.600 toneladas más de fruta por año, incluyendo peras, manzanas, cerezas y frutales de carozo, es decir, un crecimiento del 18,3 % respecto de la producción actual.

Patricia Villarreal, del INTA Alto Valle, señaló que “la evaluación de la inversión a nivel predial, estimada para una hectárea neta plantada, es positiva en todas las especies analizadas. Esta inversión resultó ser sensible a variaciones en los ingresos adicionales y al monto de la inversión. El aumento en los ingresos –como consecuencia del aumento en los precios, la calidad o los rendimientos– y la disminución del valor de la inversión, mejoran el rendimiento financiero”.

Según datos de la serie histórica de ocurrencia de granizo en Neuquén, este fenómeno climático tiene una frecuencia del 36 %, es decir, un promedio de 3,6 años en los que graniza, en un período de 10 años. El 52 % de estas granizadas son leves, en tanto que el 32 % son moderadas y el 16 % son graves.

Tener previsibilidad en la producción da estabilidad al trabajo en toda la cadena. Se estima que podría llegar a evitarse la pérdida del 5 % de los jornales en el momento de la cosecha. Además, “se evitaría la pérdida de trabajo en la cadena, estimado en unos 2947 meses del embalador de primera, equivalente a 245 trabajadores anualizados”, explicó Héctor Zubeldía, consultor externo que participó del estudio.

El análisis del valor agregado a la producción muestra un crecimiento anual en algo más de 16 millones de dólares, monto que representa un incremento del 32 % del actual valor agregado. El 48 % de este crecimiento se explica por la mejora en la calidad y, el resto, por la protección de las tormentas de granizo, considerando la ocurrencia y magnitud del daño promedio, según registros de los últimos 10 años.

Mariela Teixe, directora de Fruticultura y Horticultura de Neuquén, destacó que “teniendo en cuenta el valor que agrega la malla y la inversión necesaria para colocarla en la totalidad de la superficie frutícola productiva de Neuquén, en menos de cuatro años se recuperaría la inversión total”.

El impacto a nivel productor o predial se da por una mayor y mejor producción con estabilidad en el tiempo, favorece el ingreso, la planificación financiera y la posibilidad de invertir. Superar, en gran parte, la aleatoriedad de la agricultura por cuestiones climáticas, que tanto afecta a la producción, mejora la vinculación comercial y da mayor estabilidad laboral. Es importante mencionar que los lotes susceptibles a incorporar la malla antigranizo deben cumplir con una base productiva adecuada, ajustando el manejo a los requerimientos de esta tecnología de protección. Además, cuanto mejor sea la vinculación comercial del productor con la cadena, mejor será la decisión de la inversión.

Otro dato que se desprende del estudio realizado es que la malla le da una estabilidad operativa superior al proceso de acondicionamiento, conservación y logística, además de facilitar la planificación y organización comercial, realizar inversiones para la mejora de los procedimientos, reducción de costos fijos, estabilidad laboral y especialización, y utilización de la capacidad instalada.

En lo referido a la logística, la organización y planificación que se logra resulta importante para la contratación de reservas en bodega naviera o contenedores, bodega aérea y camiones refrigerados necesarios para la colocación de la producción en los distintos mercados.

Por ello, a nivel de toda la cadena o complejo frutícola, la malla antigranizo potencia y mejora la vinculación comercial, hacia afuera, al ser un proveedor más confiable y, hacia adentro, entre los distintos actores del complejo agroindustrial.

Fuente: Inta