Graciela Cappelletti: llego a Plaza de Mayo en su tractor con las lagrimas en su cara

Es médica veterinaria de la localidad de Coronel Arnold, Santa Fe, y trabaja en el campo familiar; “Se me cayeron las lágrimas cuando estaba manejando el tractor”, dice

Graciela Cappelletti se convirtió en un ícono de la última marcha del campo contra el Gobierno al llegar en un tractor a Plaza de Playo en medio del griterío y la ovación de la gente. La productora y médica veterinaria es oriunda de la localidad de Coronel Arnold, en la provincia de Santa Fe, donde se dedica a la producción de cultivos extensivos y la ganadería en una chacra mixta junto a su hermano.

El tractorazo del 23A del que participó y en donde robó la atención de la gente por su reivindicar los derechos de la mujer rural, también fue un homenaje al sacrificio que hizo su papá durante toda su vida para salir adelante.

A lo largo de la charla, Graciela remarca incansablemente la importancia que tiene el productor agropecuario en la Argentina y los desafíos que se le presentan a diario, a partir de las medidas confiscatorias contra el sector productor. Según su perspectiva, el campo hace “muchos sacrificios” para poder producir en el país con la poca previsibilidad que existe.

Desde el 2008, cuando se dio la 125, tenía el sueño de participar de una marcha masiva del campo, pero en aquella oportunidad su hijo tenía solo tres años y recién ahora pudo hacer realidad su sueño de asistir a una convocatoria nacional. “Cuando estaba manejando el tractor y mientras doblaba la 9 de Julio hacia Diagonal Norte se me cayeron las lágrimas de una emoción terrible, porque recordé a mi padre”, comienza a relatar a Agrofy News. Mientras habla a Graciela se le entrecorta la voz al recordar a sus tatarabuelos que vinieron de Italia, a su abuelo que fue contratista rural y su padre, el primero de la familia que se dedicó a la producción agropecuaria. 

Mientras intenta expresar sus emociones por lo vivido se disculpa porque dice que “una mujer fuerte de campo no puede llorar”, pero el sentimiento le gana cada vez que recuerda todo lo que luchó su familia porque ella y su hermano tuvieran un mejor futuro y que ahora ellos deben cuidar para sus hijos. “Llegar a la Plaza de Mayo me hizo recordar el sacrificio que hicieron mis viejos, eso es lo que te hace trabajar día a día. Uno lleva el campo adentro y quiere que sea el medio de vida para la familia”, agrega.

Cuando llegó a Costanera Norte, donde primero se reunió con un grupo de productores, escuchó que alguien le advirtió que había un tractor libre, pero que lo manejaría él. Sin dudarlo, decidió acompañarlo junto con una amiga, hasta que en el camino llegó el ofrecimiento que la llevó a ser ovacionada por los autoconvocados. “Pensé que íbamos a pasar desapercibidos, pero desde que íbamos por la Av. del Libertador, la gente gritaba como si hubiese llegado un club de fútbol. Mi amigo dijo: ¿querés conducir? Cuando me dijo eso, ni lo dudé, me subí y nunca más me bajé. Viví la experiencia de vida, con toda la gente que nos gritaba. No lo podía creer. Yo lo único que preguntaba era si había gente en Plaza de Mayo, pensaba que íbamos a llegar y no iba a haber nadie. Después, cuando doblé a Diagonal Norte no lo podía creer, la gente se abalanzaba. Nos gritaba: ‘ustedes son el futuro, el campo es quien nos alimenta. Tenemos todo el respeto por ustedes. Tenemos que sacar este país adelante’. ¡No lo podía creer! Fue muy emocionante. Ese día me costó dormirme. Fue un día de gloria, llevar todo eso, para que se visualice la problemática”, recuerda. En medio del griterío y la efusión que se vivía en esa parte de la capital, Graciela llegó a la marcha empoderada en el tractor que se dijo era de su abuelo.

Un deseo cumplido

Durante La 125 de 2008, la productora comenzó su lucha, al principio silenciosa, porque su hijo tenía solo tres años de edad, pero con el tiempo comenzó a sumarse a más y más marchas y asambleas de productores que intentan exponer la problemática que padecen en el sector agropecuario. “Siempre estuve a la defensa del campo como medio de vida para que nuestras familias vivan en el campo, pero estamos viendo que últimamente nuestros hijos están viendo la posibilidad de irse del país, porque nos escuchan todos los días las fallas que hay en educación, la alta presión tributaria no solo para los productores, sino para las familias particulares y por lo caro que están los alimentos como la harina, la carne y verduras. Queremos que el campo sea un medio de vida para nuestros hijos”, indica. 

La semana pasada cuando volvió a su casa en Coronel Arnold se emocionó al escuchar un comentario que le hizo su hijo sobre el profundo deseo que tenía desde hace tiempo de poder formar parte de una convocatoria similar. “Me dijo: ‘mamá, te fuiste a Buenos Aires, cumpliste tus sueños, querías expresar cómo la están pasando la gente del campo’…Y, la verdad es que me volví a emocionar. Sentí muchísimo orgullo como mujer”, dice. Su imagen recorriendo en un tractor la 9 de Julio se volvió viral en las redes sociales por el empoderamiento que significa la sola imagen de una mujer subida en tractor en medio de una lucha que convocó a miles de personas.

Para Graciela, en ese momento no había relato negativo, grieta ni enfrentamiento entre los argentinos, todos tiraban para el mismo lado. Sus hijos y alumnos de la Facultad de Ciencias Veterinaria de la Universidad Nacional de Rosario que estaban pendientes de todo lo que ocurría le demostraron lo orgullosos que estaban de verla luchar por sus convicciones. “Cuando llegué a Buenos Aires la gente nos decía: ‘gracias por venir, ustedes son la esperanza. Sin el campo no comemos’. Yo sentí, realmente, que en ese momento no había grietas y éramos un montón de almas en esa plaza. Me sentí muy plena y orgullosa de estar ahí, en nombre de todas esas mujeres que laburan por los hijos y la familia, de todos los productores agropecuarios que faltan”, indica.

Las motivaciones de los productores estaban puestas en las reglas y políticas claras que afectan a los productores y por las que muchas veces terminan siendo perjudicados debido a la alta presión impositiva del país. “No tenemos infraestructura, seguridad, caminos rurales, conectividad ni las comodidades para poder trabajar y hasta las escuelas rurales han cerrado. En el campo es terrible, hoy te matan por nada”, explica.

El rol de las mujeres en el campo

En los últimos años, las mujeres comenzaron a ganar terreno en el sector agropecuario, aunque los números son aún relativamente bajos, ya que solo un 13% de los puestos profesionales en la producción agropecuaria son ocupados por mujeres, según un informe del Foro Internacional del W20. Graciela, sostiene que en el campo las mujeres “nacen empoderadas”, y que aunque muchas veces se naturalice su trabajo “no es fácil”, por la rudeza y el trabajo duro que hay detrás. Ella, en particular, decidió estudiar una carrera ligada al sector para mantener vivo el espíritu que heredó de su papá. “Creo que todo eso se lo tenemos que dejar a las nuevas generaciones y que ellos elijan trabajar o no en el campo. Que esas mujeres poderosas le dejen el camino transitado a las que vienen”, narra. 

Con el correr de los años se ha instalado el debate del rol que ocupan las mujeres en sectores clave y desde su experiencia, relata que particularmente le tocó atravesar algunas situaciones de “machismo”, que hoy, pese al debate que está instalado, estas situaciones siguen presentes. “Varias veces me han cerrado las puertas por ser mujer, pero sobre todo porque no nos ven trabajar. Yo insisto porque elegí trabajar en el campo, soy médica veterinaria y mujer rural. Me pongo a trabajar a la par del otro y te observan porque piensan: ‘ah, no vino con tacos, uñas bien hechas, no me va a mandar y va a trabajar a la par’. Recuerdo haber ido a ver un productor que me cerró la puerta porque esperaba a un veterinario, pero con el correr del tiempo terminé siendo amiga. No estamos en igualdad de condiciones, pero sí en equidad de derechos, tenemos los mismos derechos y capacidades”, sostiene.

En un último mensaje a su padre a quien honró en cada cuadra que recorrió en el 23A, y que falleció en 1999, dicen que le diría que van a hacer todo lo posible para cuidar el sacrificio que hizo por su legado familiar. “Cuando mi padre falleció teníamos una deuda enorme todavía del campo que terminamos pagando con mi madre y mi hermano, fruto del sacrificio que él hizo. Hemos conservado su sacrificio, mantenemos el campo, el pedazo de terruño intacto. Estamos felices y nos gustaría que nuestras familias vivan en el campo y que se queden tranquilos. Vamos a hacer todo lo posible para defenderlo como un tesoro para nuestros hijos. La lucha va a continuar por los derechos de cada uno para que podamos vivir tranquilos, sin avasallamiento en nuestras vidas y que el campo se convierta en un medio de vida para toda la familia”, dice.

En medio de las cambiantes decisiones de los gobiernos, expresa que las nuevas generaciones tienen que aprender a luchar por sus derechos, ideales y convicciones tal y como sucedió desde sus ancestros, aunque es consciente de que cada uno está en la libertad de elegir. “Todo se logra con trabajo y sacrificio. Una vez que uno logra eso lo tiene que mantener con mucho orgullo, con la frente bien alta, porque todo eso que adquirió con trabajo digno es de uno y se puede repartir en amor y cariño por los animales y la tierra, porque es el medio de vida. Se ama ese lugar”, sintetiza. 

Fuente: Agrofynews