Futuro incierto para el empaque de cebolla

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Sin dudas, la producción y empaque de cebolla es el motor que moldea la vida e impulsa la economía de varios de los pueblos de  Villarino y Patagones, y se ha convertido en una actividad de gran potencial en los valles irrigados de la provincia de Río Negro. Todos los que vivimos en esta zona trabajamos directa o indirectamente vinculados a esta hortaliza o, al menos, conocemos a alguien que lo hace. Miles de personas ganan su sustento y el de sus familias gracias a la cebolla: produciendo, descolando, cosechando, conduciendo camiones, cargando y descargando, estibando, embolsando, clasificando, asesorando, vendiendo,comprando, etcétera, etcétera. Cuando comienzan a trabajar los galpones, cientos de personas sin trabajo, encuentran empleo ahí, y si bien es temporal, año tras año el inicio de la temporada de empaque es esperado con entusiasmo, porque supone una mejoría en la economía familiar, no solo de gente que trabaja en los empaques, sino también de los comerciantes que ven un incremento en las ventas.

El 16 de septiembre de 2019 se publicó en el Boletín Oficial, la Resolución 35/2019 del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca que abroga la Resolución 42/98 de la SAGPyA, con lo cual la certificación en origen de la cebolla de exportación deja de ser obligatoria, de esta manera el Certificado Fitosanitario, documento indispensable para exportar que emite SENASA, puede generarse en frontera.

¿Qué significa eso?

Que la cebolla producida en esta zona podría empacarse en cualquier otra zona del país. Actualmente la Resolución 35/19 está suspendida hasta mediados de junio de este año, pero ¿qué pasará después? Si no se da marcha atrás y se revisa el impacto que puede tener esta  resolución creemos que la zona sufrirá grandes perjuicios económicos y sociales, por la pérdida de trabajo y valor agregado.

A partir del 25 de marzo del año pasado, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, permite que la emisión del Certificado Fitosanitariode la cebolla con destino a Paraguay, pueda hacerse en frontera, cuando la exportación se realiza por Clorinda. Es decir, que “nuestra” cebolla actualmente puede procesarse en empaques de esa localidad formoseña.

El año pasado, según datos de SENASA, se empacaron en Formosa 5427 toneladas, alrededor de 190 camiones, provenientes de esta zona y Río Negro. Imaginen que la cebolla que se exporta a Brasil pudiera empacarse fuera de la zona de producción…

¿Toda la cebolla que producimos se seguiría empacando acá?

¿Quién controlaría que la cebolla para exportación se empaque en los galpones y no en el campo, lo que no está permitido?

¿Cuántos galpones podrían soportar la competencia desleal de los que preparen las cargas directamente a campo, con menos empleados y menores costos?

Si el empaque de cebolla no se realiza en origen de manera obligatoria, y esto se verifica y controla en el mismo empaque, la trazabilidad y la calidad de la mercadería se verán afectadas y, lo más importante, es que a corto o mediano plazo productores, empacadores, transportistas locales, empleados de empaques y cargadores verán afectada su fuente laboral, al igual que los comerciantes de nuestras localidades, lo que agravará la situación económica y social de la región que depende, en mayor o menor medida, de la cebolla.