El cambio de paradigma del pastoreo de sorgo que desafía el manejo ganadero: ¿De qué se trata?
Consumir con la hacienda un verdeo de sorgo de forma precoz trae aparejado muchos beneficios productivos, tanto al sistema agrícola como al ganadero.
El sorgo es un cereal de pastoreo tradicional para muchas zonas ganaderas, sin embargo, históricamente, los productores tenían precauciones y reparos sobre el momento de hacerlo.
El médico veterinario Jorge Villalba, de la localidad de Tandil, especialista en bienestar animal, viene trabajando hace más de veinte años en el pastoreo precoz de sorgo, una decisión técnica que viene aportando múltiples beneficios.
“Cuando me refiero al pastoreo precoz, lo hago refiriéndome a consumos a 20-30 días desde el momento de implantación del cultivo. Gracias a esto, el cultivo se vuelve muy macollador, cespitoso, generando un control de malezas por sombreados y, por ende, por su nueva condición de un canopeo más abierto también cosecha más cosecha de luz. Asimismo, el sorgo tiene una importantísima exploración radicular”, afirma el experto, respecto a esta técnica de pastoreo que se asemeja a la de una verdeo de invierno.
Entre otro de los aspectos que subraya Villalba, está que el sorgo de pastoreo precoz se mantuvo verde hasta los 120 días, así como también sostuvo los niveles de proteína bruta hasta ese momento.
Por su parte, Eduardo Cicerone, gerente comercial de Tobin Semillas, destacó que la campaña 2019/20 “es el año que se merecía el sorg”. Según él, antiguamente, era un cultivo de zonas marginales que, ahora, está mucho más considerado e ingresa en la zona núcleo productiva.
De acuerdo a lo que cuenta el directivo de Tobin, esto es muy valioso porque el mejoramiento genético del cereal viene en progreso, consiguiendo híbridos con características superadoras.
“Realmente fue una excelente temporada para la venta de semillas porque en mayo del año pasado teníamos agotado algunos materiales y en julio ya no teníamos directamente más bolsas para vender”, dice Cicerone.
El sorgo es una gran aportante a la sustentabilidad de los sistemas y la rotación que, bajo las condiciones actuales de producción, cruzadas por el fenómeno meteorológico de “La Niña”, necesita la mitad del agua que requiere un cultivo de maíz para poder lograrse, lo cual está muy vinculado a su exploración radicular.
Fuente: Infocampo