El frigorífico que hace escuela
Un frigorífico en Santa Fe, puso en marcha su propia escuela de oficios, mediante el cual capacita no solo a gran parte de las nuevas incorporaciones, sino también a otros pobladores de la región, que a veces terminan trabajando para la competencia.
Encontrar recursos humanos capacitados no es tarea sencilla. Menos aún si hablamos de una empresa con 600 empleados, ubicada en la pequeña localidad de Hughes, que apenas orilla los 5.000 habitantes, es por aquello que el frigorífico Black Mamboo Enterprise, puso en marcha la iniciativa.
La iniciativa se inició en 2018 y ya va por su sexta edición (se organiza una por semestre). Fue motorizada por la propia compañía, pero también tuvo el acompañamiento de los gobiernos locales, el Estado provincial y el Sindicato de Trabajadores de la Carne. En total ya pasaron por la “escuela” 150 personas, en su mayoría jóvenes de la propia Hughes, pero también de otros pueblos de la zona, como Labordeboy y Wheelwright.
“El frigorífico es un trabajo fundamentalmente de oficios, y la realidad es que la gente de oficio, en el universo en el que nos movemos, es chico. Frente a ese desafío, la única que te queda es formarla vos directamente a esa gente”, cuenta a Agrofy News Luis Medina, hoy Director de Desarrollo de Negocios de Black Bamboo Enterprises, pero en el puesto de gerente general cuando esta historia dio sus primeros pasos.
El ejecutivo tomó la idea de sus anteriores experiencias (trabajó en plantas frigoríficas en otras localidades santafesinas y cordobesas) y no dudó en replicarla en Hughes. En los cursos, realizados en la sede de la empresa, se capacita a los jóvenes en charqueo, desposte, faena y cualquier tarea inherente al sector. El sindicato, por su parte, dicta clases de derecho laboral. Los gobiernos locales son los encargados del reclutamiento de los alumnos, en tanto que la Provincia otorga una asignación estímulo durante los meses de cursado.
El desarrollo de la iniciativa corrió en paralelo con un período de expansión del negocio cárnico, motorizado fundamentalmente por la apertura de nuevos mercados, con China a la cabeza. En particular, coincide que este frigorífico es propiedad de capitales de ese país, que lo compraron a finales de 2015 (antes perteneció a la brasileña Marfrig Group).
“Entre todos los actores hicimos una sinergía de acciones, que resultó en algo muy interesante no solo para nosotros, sino también para los que asistían, porque al final del camino se llevan un diploma que certifica los conocimientos adquiridos“, cuenta Medina, quien agrega que en este tiempo “la mayoría de los que cursaron hoy forman parte de la empresa”. El ejecutivo agrega que una vez con el certificado en mano, los jóvenes “quedan mucho más preparados para cualquier otra planta alimenticia, no solo para las frigoríficas”.
Los cursos tienen una duración de seis meses y se repiten dos veces por año. En cada edición, asisten unas 30 personas, por lo que a la fecha ya finalizaron la cursada 150 jóvenes. A ellos se sumarán otros 30 para final de este año.
En materia de negocios, Medina relata que el sector atraviesa una gran etapa, empujada por la demanda de productos desde el exterior, pero también con una cuota importante en el mercado interno. Para apuntalar la estrategia sobre este último, este año comenzaron a desandar el camino de carnicerías propias con venta directa al público: la primera se inauguró en abril en la propia fábrica, pero la idea es expandirse en los próximos meses.
Fuente: Infoagro