El consumo de la carne se puede debilitar.
Un consumo que resiste, una exportación que mejora en algunos mercados (Hilton, Israel), pero que muestra señales preocupantes en China, nuestro principal destino.
Los precios de vacas y novillos muestran los mismos niveles nominales que seis meses atrás, mientras que el valor del novillito se mantiene estancado desde febrero.
Un consumo recuperado, sostenido en buena medida por el menor precio relativo de la carne vacuna, y por el hecho que buena parte de los consumidores, especialmente en el AMBA, están financiando sus consumos con el no pago de tarjetas, alquileres, servicios públicos, impuestos, tasas, seguros, colegios, expensas, cuotas sociales, etc. Hay un reordenamiento del gasto, que con gran parte de la población recluida en su casa, todavía favorece la demanda por los alimentos. Es probable que en los próximos meses, los efectos de la caída en la actividad económica, el empleo y los ingresos, terminen debilitando la demanda del consumo local. Gran parte de los operadores piensa que para entonces ya se habrá registrado una corrección del tipo de cambio real, que permita que la exportación recupere competitividad y pueda aumentar su participación en la demanda total. Algo menos de consumo, algo más de exportación. Algo menos de poder de compra local, algo más de la exportación. Todo este cambio gradual, a la salida de la pandemia, del “25% exportación-75% consumo” actual a una nueva relación “30%-70%” se dará sólo si China sigue demandando los enormes volúmenes de los últimos tiempos. Todo indica que si el consumo bajara 3-4 kg per cápita (equivalente anual), este volumen (unas 13 mil toneladas mensuales) podría ser absorbido por el mercado chino. El problema es que China ha desacelerado sus compras y además ofrece valores inferiores a un par de meses atrás.
Este año ha venido todo atrasado: la vacunación contra la aftosa, la zafra de terneros, los tactos, el pico estacional de oferta de vacas vacías o viejas. La vacunación se atrasó por la pandemia, y la cantidad de terneros enviados al feedlot o al campo hasta abril se redujo un 6,5% con respecto a igual período del año anterior. En cuanto a los tactos, empezaron más tarde que el año pasado, con resultados en general inferiores a los del otoño del 2019, que fueron muy buenos en la mayor parte del país. Los porcentajes de preñez que estamos escuchando se ubican en promedio entre dos y tres puntos por debajo del año pasado, pero en algunas zonas se registran caídas más fuertes. En cuanto a la oferta de vacas para faena, fue hasta marzo un 16% más baja que en el primer trimestre del 2019, pero en abril la faena de esta categoría fue un 6% más alta que en el mismo mes del 2019, y en mayo la recuperación fue del 2,2%. Aún así, en los primeros cinco meses, la faena de vacas es todavía un 6,7% inferior al año pasado. Si bien todo viene atrasado, es posible que la excepcional faena de vacas del 2019 haya obedecido -como sucedió en otros países exportadores- a la decisión de los criadores de desprenderse de las vacas viejas, vacías o machorras, para aprovechar los tentadores precios (relativos) de esta categoría a causa de la super demanda china. En los últimos meses se ha reducido el precio real de la vaca y se ha incrementado el precio del ternero, por lo que habría menos incentivos para desprenderse de los vientres.
En cuanto al feeddlot, que hasta fines de marzo venía con encierres más bajos que el año anterior, se recuperó en abril, y sobre todo en mayo, cuando en los corrales ingresaron 539 mil cabezas, el registro más alto para dicho mes desde 2008. Los engordadores sostienen que gran parte de esos terneros en realidad se destinan a la recría sobre campos propios o alquilados, antes de ingresar a los corrales, por lo que buena parte de lo adquirido con el RENSPA de un feedlot, en el corto plazo no se encerrará. Nos dice un feedlotero: “En las últimas semanas han entrado muchos terneros a los corrales, y vemos con preocupación cómo entre todos estamos contribuyendo a que la oferta de gordo liviano en el segundo semestre sea muy alta. Están los que harán un engorde corto, para salir antes del pico de oferta, pero en este caso se corre el peligro en un ciclo corto de no poder compensar -con kilos baratos ganados en el corral- la relación negativa de compra-venta. El que recría, para salir más tarde y evitar el peor momento del mercado, se arriesga a tener que vender en el pico de la oferta de gordo liviano, que el año pasado se corrió claramente a diciembre. Recién en enero de 2020 aflojó la oferta del feedlot y los precios subieron. Si todos recriamos, para salir con el gordo más tarde que en agosto-octubre, el pico estacional de oferta se termina trasladando a fin de año, como sucedió en el 2019”.
Otro factor a destacar, a la hora de pronosticar cómo será el futuro del mercado ganadero, es que la mayoría de los frigoríficos exportadores están incrementando el encierre de novillitos recriados (290-350 kg) en feedlots propios o de hotelería para cubrir una parte de los novillos pesados que necesitarán más adelante. Parte de las utilidades excepcionales que tuvo la industria exportadora en el período 2018-2019 ha ido a mejorar la capacidad de faena, o de congelado, la ampliación de salas de despostado o las cámaras de frío, pero otra parte del excedente financiero se ha destinado a comprar novillos. En el mercado se estima que habría hoy unos 120 mil novillos encerrados de propiedad de los exportadores, número que estaría todavía lejos de los 200-250 mil novillos que la industria llegó a tener hace más de una década.
via: Lic. Ignacio Iriarte