Agricultura vertical, un negocio sin techo
Está ocurriendo ahora. En el mundo se multiplican los cultivos en edificios de decenas de pisos, sin tierra fértil, con agua salada, sin condiciones climáticas favorables… Está ocurriendo ahora.
“La agricultura urbana a pequeña escala está ocurriendo en ciudades de todo el mundo, desde París hasta Nueva York y Singapur. Sin embargo, la Torre Jian Mu lo lleva al siguiente nivel. Este enfoque tiene el potencial de desempeñar un papel importante en el diseño de ciudades del futuro, ya que implica uno de los desafíos arquitectónicos más urgentes de hoy: cómo integrar el mundo natural en el diseño de edificios”, dijo Carlo Ratti, socio fundador de CRA y profesor en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
La Torre Jian Mu es un edificio de 218 metros de altura y 51 plantas que claramente supera los límites imaginados en la producción de alimentos frescos. El diseño hace posible que sus inquilinos cultiven, compren y consuman verduras y frutas hidropónicas directamente en la fachada de la torre, que incorpora un gigantesco sistema de agricultura urbana. Algunos números para dimensionar de qué estamos hablando: se calcula que se podrían producir 270.000 kilos de alimentos para 40.000 personas.
En otras palabras, estamos hablando de un edificio en el medio de la ciudad produciendo alimento fresco, estamos hablando de consumir verduras sacadas de la fachada de tu casa… Suena a ciencia ficción, pero la Jian Mu Tower da lugar a una cadena de suministro de alimentos autosuficiente, que abarca el cultivo, la cosecha, la venta (por un acuerdo con Walmart) y el consumo de cultivos, todo dentro del mismo edificio.
Este farmscraper (de las voces inglesas farm, granja, y skyscraper, rascacielos), ubicado en la ciudad china de Shenzhen, es apenas un ejemplo de cómo el mundo está pensando nuevas formas de producir alimentos frescos en (llamémoslo así) “espacios y entornos no tradicionales”.
Urgencias
¿Por qué llegamos a tener que pensar en este tipo de soluciones? Desde hace ya un tiempo, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) advierte que los sistemas están al límite, “una tercera parte de los cultivos y casi la mitad de los de riego se ven afectados por la degradación de la tierra”, alerta.
De hecho, para alimentar a la futura población en la agricultura mundial se tendrá que producir un 70% más de alimentos que en la actualidad, usando solo un 5% más de los recursos naturales.
Con este desafío sobre las espaldas, comenzaron a subir proyectos innovadores en todo el mundo. Como anticipamos al comienzo, la Jian Mu Tower es un ejemplo de edificios de cultivo coronando las terrazas de los rascacielos o situadas en el interior de naves con olor a menta y albahaca todo el año.
La Torre Jian es un edificio de 218 metros de altura y 51 plantas
12.770 millones de razones
En este punto resulta evidente que Ratti presentó un diseño disruptivo y que vio hacia dónde se estaba moviendo el mundo. Sin embargo, está claro que no es el único que identificó un nicho interesante en las farmscrapers.
De hecho, la consultora Allied Market Research ha pronosticado que en 2026 la industria del ‘vertical farming’ podría valer a nivel global hasta 12.770 millones de dólares.
Esta cifra explica por qué la propuesta va acumulando adeptos como Jeff Bezos o Kimbal Musk, el hermano de Elon Musk.
Las empresas de capital riesgo, los hoteles y los supermercados han mostrado interés por este ámbito. La empresa berlinesa Infarm, que cuenta con tecnología para producir verduras frescas en el propio supermercado, recaudó 100 millones de dólares de inversores de capital de riesgo.
El gran desafío es el costo energético.
Todo ventajas, ¿todo ventajas?
Tal es la optimización del crecimiento de las plantas que, según la organización Vertical Farming Institute, cada metro cuadrado dedicado a la agricultura vertical produce lo mismo que un cultivo de hortalizas de 50 m2 de tierras de agricultura tradicional. Además, estos invernaderos de pisos y pisos tienen la ventaja de ahorrar un 95% del agua.
Por otro lado, está claro que es posible levantar una farmscraper en cualquier lado. Es una solución deslocalizada, trasladable a cualquier parte del mundo e idónea para climas extremos y naciones isleñas dependientes de las importaciones de alimentos. Así se transforma la cadena de suministros de la granja a la mesa, por una producción de proximidad que reduce la huella de carbono con circuitos de transporte más cortos. Ya que cerca del 40% de la producción agrícola del mundo se merma en el camino que debe recorrer para llegar a las grandes ciudades.
Otro punto a su favor es que los productos están disponibles los 365 días al año, liberados de las condiciones climatológicas y del calendario. Se basa en una economía circular que reaprovecha al máximo el producto sobrante. Y que usa la robótica, la inteligencia artificial o los algoritmos para reunir datos y automatizar todo el proceso de cultivo. La principal técnica que se usa es la de la hidroponía, que prescinde de la tierra para cultivar los alimentos, sumergiendo las raíces en soluciones ricas en nutrientes. De hecho, el mercado hidropónico se espera que crezca a nivel mundial hasta alcanzar los 725 millones de dólares en este año, según Berkshire Hathaway.
La contracara es el consumo energético. Estos edificios suelen tener dos fuentes de energía: una directa, solar, y otra indirecta, con leds que permiten acelerar el proceso de crecimiento de la planta. A pesar de este tema, la realidad es que es un tipo de agricultura que se está impulsando con fuerza. Por estos días, el Parlamento Europeo analiza las nuevas normas donde se considere que la agricultura vertical se incluya como elemento aislante de ahorro energético por el uso de renovables.
En todos lados
Las farmscrapers pueden construirse en cualquier lado. Desde Corea del Sur, hasta Israel, China o Singapur- un país con solo el 1% de su superficie dedicada a la producción de alimentos- están todos ellos desarrollando proyectos.
Un informe de la consultora IDTechEx destaca que las inversiones en torno a las granjas verticales están aumentando y, desde 2016, se han recaudado más de 1.000 millones de dólares en financiación, sobre todo en Asia y en Estados Unidos. Japón, ya cuenta con más de 240 granjas verticales que se duplicarán en los próximos 5 años.
Los ejemplos se multiplican en todo el globo. Una de las granjas verticales más grandes de Europa es la de Nordic Harvest, en Dinamarca, con 7.000 m2. Funciona con energía eólica y produce mil toneladas de verduras al año. Y también podemos encontrar granjas verticales en la estación de metro de Taiwán o en un antiguo refugio antiaéreo en el centro de Londres de la mano de la empresa Growing Underground.
Sin extendernos más, cerramos este informe con un ejemplo que es tan innovador como la Jian Mu Tower de Ratti. En Dubái encontramos la granja vertical más grande del mundo, llamada Bustanica. Impulsada por Emirates Crop One. Está diseñada para generar más de mil toneladas de verduras al año y esperan ahorrarse unos 250 millones de litros de agua. Un paso más allá y en grado muy incipiente está el Seawater Vertical Farm. Una granja vertical con la particul aridad que utiliza agua de mar, en lugar de agua potable.
Como planteamos al comienzo, esta revolución está ocurriendo ahora. En el mundo se multiplican los cultivos en edificios de decenas de pisos, sin tierra fértil, con agua salada, sin condiciones climáticas favorables…
Fuente: Masproduccion