En la compra de invernada, lo barato puede salir caro

Además del precio, los compradores deben evaluar las condiciones sanitarias, nutricionales y genéticas

Luis Testa: “Queremos comprar los mejores terneros de criadores reconocidos, para no ir a la feria y comprar por bulto, sin saber cuál va ser el potencial de crecimiento de los terneros cargados”

Luis Testa: “Queremos comprar los mejores terneros de criadores reconocidos, para no ir a la feria y comprar por bulto, sin saber cuál va ser el potencial de crecimiento de los terneros cargados”

Se acerca la zafra de terneros y los invernadores pastoriles y feedloteros aprovecharán para repoblar los establecimientos con la oferta estacional. Al momento de encarar la reposición de existencias hay gran cantidad de opciones en pesos, calidades y canales de venta (particular, remates feria, remates selección, etc.), que se ben considerar, además del precio por kilo.

Muchas veces se trata a los terneros como commodities con una tabla que define el precio de las distintas categorías según peso. Generalmente, la tabla premia a los más livianos y castiga a los de mayor peso. Esa clasificación lleva a que “muchos compradores enfoquen sus cañones en conseguir terneros livianos, con el mejor precio posible y, eventualmente, con plazos de pago. Sin embargo, hay que entender que ese no debe ser el único criterio para las compras y que no todos los terneros valen lo mismo: hay grandes diferencias en la condiciones sanitarias, en el estado nutricional y en la calidad genética de los animales”, diferencia Santiago Debernardi, gerente comercial de Select-Debernardi.

Las tres variables tienen un impacto muy fuerte en la performance los terneros, reflejada en la velocidad de engorde y en la eficiencia de conversión de alimento en carne, dos factores que afectan muchísimo el resultado económico del negocio de los engordadores”, añade. “No siempre se premia a los criadores que remiten los terneros más destacados en este estos puntos”, objeta el empresario.

Condiciones sanitarias

Es preciso elegir animales con sanidad controlada. “Es muy distinto un ternero de raza británica, de 160-170 kilos, que recibió un plan sanitario completo al pie de la madre, y que fue castrado chico e inmunizado contra las enfermedades respiratorias, mancha y carbunclo a su debido tiempo, además de recibir una dosis de cobre, que un ternero que no fue objeto de ningún tratamiento al pie de la madre, fue vacunado momentos antes de ser cargado para ser comercializado en un remate feria, con una carga enorme de estrés en un solo momento”, distingue Debernardi. Hay que considerar que en los corrales estarán uno o dos días con comida y agua restringidas y con riesgo de contagio de enfermedades de los animales vecinos, para luego volver a subir a otro camión y repetir el estrés del viaje a destino.

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Se acerca la zafra de terneros y los invernadores pastoriles y feedloteros aprovecharán para repoblar los establecimientos con la oferta estacional. Al momento de encarar la reposición de existencias hay gran cantidad de opciones en pesos, calidades y canales de venta (particular, remates feria, remates selección, etc.), que se ben considerar, además del precio por kilo.

Muchas veces se trata a los terneros como commodities con una tabla que define el precio de las distintas categorías según peso. Generalmente, la tabla premia a los más livianos y castiga a los de mayor peso. Esa clasificación lleva a que “muchos compradores enfoquen sus cañones en conseguir terneros livianos, con el mejor precio posible y, eventualmente, con plazos de pago. Sin embargo, hay que entender que ese no debe ser el único criterio para las compras y que no todos los terneros valen lo mismo: hay grandes diferencias en la condiciones sanitarias, en el estado nutricional y en la calidad genética de los animales”, diferencia Santiago Debernardi, gerente comercial de Select-Debernardi.

Las tres variables tienen un impacto muy fuerte en la performance los terneros, reflejada en la velocidad de engorde y en la eficiencia de conversión de alimento en carne, dos factores que afectan muchísimo el resultado económico del negocio de los engordadores”, añade. “No siempre se premia a los criadores que remiten los terneros más destacados en este estos puntos”, objeta el empresario.

Condiciones sanitarias

Es preciso elegir animales con sanidad controlada. “Es muy distinto un ternero de raza británica, de 160-170 kilos, que recibió un plan sanitario completo al pie de la madre, y que fue castrado chico e inmunizado contra las enfermedades respiratorias, mancha y carbunclo a su debido tiempo, además de recibir una dosis de cobre, que un ternero que no fue objeto de ningún tratamiento al pie de la madre, fue vacunado momentos antes de ser cargado para ser comercializado en un remate feria, con una carga enorme de estrés en un solo momento”, distingue Debernardi. Hay que considerar que en los corrales estarán uno o dos días con comida y agua restringidas y con riesgo de contagio de enfermedades de los animales vecinos, para luego volver a subir a otro camión y repetir el estrés del viaje a destino.

Se apunta a la trazabilidad
Se apunta a la trazabilidad

Estado nutricional

Tampoco es igual un ternero que fue bien criado al pie de la madre tomando mucha leche y comiendo pastos tiernos, que le permitieron alcanzar ganancias de 600-700 gramos por día o más, y que se destetará con 220-240 kilos, que uno que sufrió la situación contraria. El primero tiene un “embale” que le permite expresar al máximo su potencial productivo.

“Hay trabajos de Aníbal Pordomingo, del INTA Anguil, que muestran que los terneros que sufrieron periodos de restricción proteica durante la cría muestran diferencias abismales en el ritmo de engorde y en la eficiencia de conversión de alimento en carne en la recría y en el engorde respecto de los que no se vieron expuestos a aquélla”, cita Santiago.

Entonces, si un invernador compra terneros en una zona de sequía, donde las vacas pasaron penuria forrajera y no produjeron mucha leche, debe saber que eso repercute en el desarrollo de los terneros, que pueden pesar 140 kilos a los 8 meses. Esos terneros no se deberían pagar lo mismo que los que tienen cinco meses y pesan más. Es decir, la “película” de cada animal hacia delante es muy distinta según si su crianza está o no vinculada al estrés.

Calidad genética

De los tres parámetros por considerar, la calidad genética es el más difícil de valorar en los terneros. No obstante, para el invernador “tampoco es lo mismo el producto proveniente de un criador que viene invirtiendo en toros probados por eficiencia de engorde y calidad y rendimiento de la carcasa, que aquellos productores que no tienen ningún plan genético basado en parámetros productivos”, diferencia Debernardi.

Habitualmente, criadores que hacen inseminación artificial a tiempo fijo tienen terneros con mayor peso al destete, al tener más “cabeza” de parición y porque los terneros tienen más “motor” adentro para producir y engordar más rápido hasta el destete, en la recría y en el engorde.

Se usan caravanas electrónicas

Los terneros con calidad genética también son valorados en el tercer eslabón de la cadena ganadera. El novillo que tiene mejor carcasa y rendimiento en gancho se paga más en el frigorífico. Y esos atributos arrancan en el vientre de la vaca de cría.

Sobreprecios por la calidad

Luis Testa es director de Nuevas Tierras, una empresa de 9 de Julio en la que desarrolla un ciclo completo ganadero, aunque con acento en el engorde. Esta circunstancia le obliga a comprar 8000 terneros por año, que muestran diferencias en su performance como consecuencia de su distinto potencial genético, que el empresario detecta mediante la toma de datos.

“La empresa venía de la agricultura en campos arrendados, acostumbrada a recopilar información, y desde hace cuatro años incorporamos caravanas electrónicas a los animales, lo que permite registrar de historia de cada uno y ver cómo desarrollan durante la recría y el engorde”, resalta.

“Con cuatro años de registros se formó un banco de información que permite elegir los terneros de mejor performance y cuantificar las diferencias. Con esos datos en la mano, se puede pagar un sobreprecio por los terneros de mejor calidad genética”, amplía.

“Nosotros vemos el negocio de la carne con una mirada especial: los criadores no son considerados nuestros rivales sino nuestros socios, con quienes tratamos de aliarnos para que se conviertan en los mejores proveedores”, plantea. “Interactuamos con los frigoríficos para conocer qué producto necesitan; los criadores podrían hacer lo mismo con los engordadores”, propone.

En la práctica, Luis habla con los criadores y analiza los toros que se utilizan para inseminación artificial de los vientres. A partir de ahí, prefiere los terneros con origen conocido que dan mejores resultados en las pesadas. Con esos proveedores se busca generar compromisos de venta de toda la producción anual y no de jaulas esporádicas. Y para asegurar las entregas se acuerda un sobreprecio.

Tres pasos

El esquema desarrollado por Testa incluye tres pasos. El primero está conformado por el uso de caravanas electrónicas que permiten evaluar la performance de cada animal, el ritmo de crecimiento, la eficiencia de conversión y el rendimiento en frigorífico con datos objetivos.

El segundo paso es un acuerdo con los criadores de terneros de mejor performance. Se pactan sobreprecios respecto del valor de mercado, sobre la base del trabajo de varios años. “Queremos comprar los mejores terneros de criadores reconocidos, para no ir a la feria y comprar por bulto, sin saber cuál va ser el potencial de crecimiento de los terneros cargados”, expresa Testa. El sobreprecio se justifica al evitar el sobrecosto que significa darle de comer a terneros de bajo potencial de crecimiento durante la recría y el engorde.

El tercer paso es ir más allá de un convenio de compra de terneros con los criadores vinculados. Se busca introducir genética mejoradora en otros rodeos buscando la máxima calidad de los terneros. “En algunos campos de cría que lo admiten, nos hacemos cargo de la genética del rodeo, lo que permite obtener 10-20 kilos más de peso al destete, algo que también le conviene al criador”, explica Luis.

“Armamos un convenio, pagamos el costo del semen y, como contrapartida, el criador se compromete a vendernos los terneros de la próxima zafra, por los que pagamos un sobreprecio” explica Testa.

Para este cometido buscan los padres que sean adecuados para producir novillitos livianos para consumo, que es el objetivo de producción de Nuevas Tierras.

Testa resalta que “es importante identificar de entrada a donde se quiere llegar con el tipo de animal a vender y buscar la genética adecuada para ese objetivo desde la primera etapa, con las vacas de cría. Por eso le da tanta importancia a los acuerdos que suscribe.

En síntesis: es importante prestar atención al precio del ternero por comprar, pero también a sus atributos de sanidad, nutrición y genética. Esto lo están empezando ver los invernadores, que demandan terneros de criadores que trabajen bien en los tres niveles.

Fuente: Lanacion