Evalúan alternativas para el control de enfermedades en el durazno
Un equipo de especialistas del INTA San Pedro –Buenos Aires– y de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Rosario –Santa Fe– investiga cómo estimular las defensas naturales del duraznero, mediante la aplicación preventiva de fosfitos. Se trata de pequeñas moléculas que podrían resultar una alternativa al uso de fungicidas sintéticos. Resultados preliminares mostraron que se podrían utilizar como una herramienta para combatir a “Monilinia fructicola”, el hongo que causa la podredumbre morena.
Investigadores del INTA San Pedro –Buenos Aires– y de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Rosario –Santa Fe– estudian el uso de inductores abióticos, como los fosfitos, debido a que son capaces de activar los mecanismos de defensa de las plantas para protegerse frente al ataque de agentes patógenos. En este caso, buscan estimular la resistencia en durazneros a través de la aplicación de estos compuestos y que funcionen como alternativa al uso de fungicidas sintéticos.
Los productores de frutas se enfrentan al desafío de cultivar productos inocuos, de buena calidad y que en su obtención reduzcan el impacto ambiental. Mariel Mitidieri – especialista de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA San Pedro– señaló que “actualmente la principal estrategia para el control de enfermedades en plantas frutales es mediante el uso de fungicidas sintéticos en la etapa previa a la cosecha, sin embargo, estos métodos pueden presentar riesgos para la salud humana y el ambiente”. Y agregó: “Por esto, desde el laboratorio de fitopatología hemos evaluado con buenos resultados productos naturales, como aceites esenciales de Melaleuca alternifolia –conocida como árbol del té de hoja estrecha– y limón, así como extractos de ajo y aditivos alimentarios, como el bicarbonato de potasio”.
El cultivo del duraznero en el litoral norte de Buenos Aires es afectado por diversos patógenos que producen pérdidas después de la cosecha, entre los cuales podemos nombrar a Monilinia fructicola, responsable de la podredumbre morena que puede aparecer también en otras especies frutales, como el ciruelo, el cerezo, el damasco y el almendro.
La podredumbre morena es una enfermedad considerada como un factor importante que limita la producción de la fruta de carozo en todo el mundo. Asimismo, se demostró la susceptibilidad del duraznero a esta infección en las etapas de cultivo y cosecha.
En este sentido, Mitidieri puntualizó que “existe una creciente necesidad de desarrollar alternativas para el control de las enfermedades en frutales que, al ser aplicadas en las plantas de forma preventiva, logren activar sus mecanismos de defensa y ayuden a reducir o evitar los daños producidos por enfermedades, plagas u otros factores abióticos como asfixia radicular”.
Tratamiento experimental
Los fosfitos son compuestos que tienen acción fungicida para combatir los problemas relacionados con los hongos en las plantas. Asimismo, otro modo de acción indirecto es mediante la activación de los mecanismos de defensa.
Los cambios que se generan en la susceptibilidad del durazno ante Monilinia fructicola podrían estar asociados con inhibidores químicos y, los tratamientos preventivos con fosfitos podrían activar los mecanismos de defensa de la planta para evitar el uso de otros agentes químicos sintéticos.
Andrea Inés Leone –especialista en fruticultura de la Universidad de Rosario– realizó aportes en el marco de su tesis de doctorado. “Hemos demostrado que los fosfitos inhiben el crecimiento “in vitro” de Monilinia fructicola”, indicó Leone quien explicó que “estas moléculas pueden estimular la producción de los mecanismos de defensa de las plantas, aunque en nuestro trabajo aún no tenemos resultados consistentes sobre la reducción de la predisposición de los duraznos frente a este patógeno”.
En el marco de este trabajo de tesis se evaluó el efecto de los fosfitos de potasio y calcio sobre el contenido de fenoles totales, ácido clorogénico y los cambios de susceptibilidad al Monilinia fructicola aplicado sobre los tres estados de desarrollo del durazno: fruto verde, endurecimiento de carozo y cosecha.
Los investigadores se propusieron analizar cambios en la susceptibilidad de los duraznos a través de la aplicación de los fosfitos cada quince días, un mes después de la plena floración y hasta la cosecha, como un posible suplemento para aumentar las defensas de las plantas.
Se extrajeron veinte frutos de los cuales sólo la mitad de ellos se inocularon para comparar los resultados a través de extractos que se obtuvieron de la piel de los duraznos. Luego del tratamiento, ambas muestras fueron trasladadas al laboratorio de Biología Molecular de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Rosario donde presentaron un comportamiento estacional de estos compuestos relacionados con la resistencia a patógenos en el durazno, que normalmente acompañan los cambios de susceptibilidad del durazno a la infección por Monilinia fructicola.
Mitidieri señaló que “no es sencillo encontrar alternativas a los fungicidas sintéticos que sean efectivos para reducir la presencia de los patógenos en la poscosecha de este cultivo”. Sin embargo, “el manejo integrado de enfermedades en frutales supone un conocimiento del efecto de los productos aplicados al cultivo para evitar aplicaciones innecesarias y así reducir el costo de la producción y el impacto ambiental de la producción”, aseguró.