Cebolla: recomendaciones para mejorar la eficiencia del riego. Inta Hilario Ascasubi
Mejorar el manejo del agua y aumentar la eficiencia de riego son algunas de las pautas que brindan especialistas del INTA Hilario Ascasubi –Buenos Aires– para asegurar la productividad en el desarrollo del bulbo y su calidad frente a un contexto de crisis hídrica en el valle bonaerense del río Colorado.
En el valle bonaerense del río Colorado la cebolla es el producto que mayor aporte realiza a la generación de riqueza. Sin embargo, el rendimiento del bulbo y la calidad de este cultivo se ven amenazados por el fuerte descenso en el escurrimiento que sufre el río Colorado desde hace una década, como consecuencia de la escasa acumulación de nieve en la cordillera de Los Andes.
En este contexto, la principal área bajo riego de la cuenca, que es el valle bonaerense del río Colorado (VBRC), ha disminuido la superficie regada de 140.000 a 70.000 hectáreas. Esta situación restrictiva, impulsó a técnicos del INTA Hilario Ascasubi, CORFO Río Colorado, el Consorcio Hidráulico, junto a asociaciones y productores, a trabajar de manera participativa en la mejora del manejo del recurso y la transformación tecnológica del riego.
Con aproximadamente 9.000 hectáreas sembradas en el valle, la cebolla se posiciona como una de las hortalizas de mayor superficie cosechada en el país. Gran parte de esta superficie se encuentra sistematizada para riego gravitacional, “más del 95 % de la superficie regada en el VBRC es a través de estos métodos, ya sea por surco o melga”, señaló Rolando Anze, especialista del INTA Hilario Ascasubi.
Entonces, el rendimiento del cultivo y la calidad del bulbo dependen en gran medida del riego. Especialistas del INTA Hilario Ascasubi –Buenos Aires– presentan técnicas que permiten mejorar el manejo del agua y aumentar la eficiencia del riego por gravedad del cultivo.
“El riego gravitacional se basa en la aplicación controlada de agua sobre una superficie nivelada y bien preparada, limitada por bordos”, explicó Anze. De esta manera, es posible alcanzar altos rendimientos en campos nivelados y de textura uniforme, sin costos de energéticos para bombeo.
La siembra se lleva a cabo en tablón y es regada por inundación en melgas. Esta modalidad se encuentra mayoritariamente adoptada y supera al mecanismo de siembra y riego en surco. Los tablones son de 1,6 metros con doce hileras distribuidas en 1,2 metros de ancho. Cada siete a nueve tablones se construyen bordos elevados para facilitar el riego por inundación.
“El cultivo de cebolla regado por gravedad, ya sea en surcos o melgas, es una de las actividades productivas a la que más agua se destina en el valle”, expresó Marcos Bongiovanni, técnico del INTA Hilario Ascasubi. Al tratarse de un cultivo hortícola con alta demanda de agua su producción se ha visto fuertemente comprometida durante los últimos años de crisis hídrica, decayendo la superficie cultivada.
En este sentido, los especialistas del INTA Hilario Ascasubi proponen alternativas de manejo para aumentar la eficiencia de riego y mantener la superficie cultivada asegurando el adecuado desarrollo del cultivo.
“Es posible optimizar el desempeño del riego de cebolla modificando variables de manejo a campo, como caudal unitario y tiempo de riego o tiempo de aplicación”, explicó Bongiovanni. El caudal unitario corresponde al volumen de agua derivado por unidad de tiempo y por unidad de frente de riego.
“El tiempo de riego debe garantizar la aplicación de la lámina de riego objetivo o de reposición, pero sin excesos”, indicó el técnico. Y agregó: “Junto con el caudal unitario son las dos variables de manejo a campo con gran influencia en la eficiencia de aplicación y uniformidad del riego”.
Otro aspecto a tener en cuenta es aumentar el caudal unitario, es decir, repartir el agua disponible en pocos surcos o melgas a la vez durante el riego. “Esto permitirá reducir el tiempo de aplicación y la lámina bruta aplicada, asegurando una adecuada distribución del agua infiltrada desde cabecera al pie de la unidad de riego”, detalló Bongiovanni. De esta manera, se disminuyen las pérdidas por percolación profunda y se obtiene un mejor desempeño del riego.
Los especialistas sostienen que es posible optimizar el desempeño del riego de cebolla a través de estas variables de manejo a campo, las cuales no requieren inversión. De este modo, la eficiencia de aplicación promedio del riego por gravedad de cebolla podría alcanzar valores cercanos al 70 %.
Para reducir las pérdidas por conducción dentro del establecimiento y el tiempo de riego, Bongiovanni recomienda mantener limpias las acequias y reducir la distancia que debe recorrer el agua dentro del establecimiento. Además, se debe analizar la posibilidad técnica y económica de revestir el tramo de conducción con materiales plásticos o conducir el agua mediante mangas de polietileno.
Humedad
Los especialistas sugieren monitorear la humedad del suelo, fundamentalmente en los primeros 30 a 40 centímetros, donde se encuentra el mayor porcentaje de raíces. Es importante prestar atención a este factor de diciembre a mediados de enero, periodo en el cual el cultivo desarrolla el bulbo y el estrés hídrico por falta de agua reduce significativamente su rendimiento.
“El riego excesivo aumenta la susceptibilidad a enfermedades, la lixiviación de nutrientes y el uso ineficiente del agua”, señaló Anze, quien explicó también que, para el ideal desarrollo del cultivo, es necesario un adecuado nivel de humedad en toda la temporada.
Otras alternativas en épocas de escasez hídrica
El equipo de especialistas plantea otras propuestas para disminuir el impacto negativo en el sector, sobre todo, de la agricultura familiar, dedica al cultivo de cebolla en el VBRC.
La adopción de sistemas de riegos presurizados, en especial el riego por goteo, con óptimo diseño, mantenimiento y operación reduce el volumen de agua utilizado en relación a los sistemas convencionales por gravedad. Sin embargo, significan un alto costo de inversión y requieren un espacio físico a modo de reservorio en el cual almacenar el agua que será aplicada con alta frecuencia, en especial en épocas de mayor demanda.
“La promoción del sistema de almácigos y trasplante de cebolla permite realizar cultivos en aquellos años en que se extienda la veda de riego por escases de agua”, explicó Anze. Este sistema consta en realizar los almácigos en julio y llevarlos a campo recién a fines de septiembre o principios de octubre cuando ya está disponible el agua de riego.
Se aplica entre cuatro y seis riegos por gravedad menos durante su ciclo. El especialista agregó que esto permite lograr un mayor aprovechamiento del agua en los primeros riegos, ya que se inicia el riego por gravedad un plantín y se evitan los primeros riegos en surco, donde se deja remojar el agua para que la humedad ascienda por capilaridad y alcance la semilla.
Además, el reemplazo por cultivos hortícolas alternativos son opciones disponibles para sortear la crisis. La diversificación hortícola puede realizarse con especies como zapallo, papa o batata, las cuales tienen ciclos de cultivo más cortos que la cebolla y, en general, implican menor número de riegos, finalizó el equipo técnico.