Feedlot: cuánto aumenta el margen bruto vendiendo el estiércol

Las empresas del CREA Río Quinto que aprovechan el compost desde hace años revelan cómo evolucionaron los nutrientes en sus suelos agrícolas. “Si valoramos este abono a partir del precio de los fertilizantes sintéticos podríamos mejorar un 50% el margen bruto del engorde”, afirma el asesor.

El Ing. Agr. Nicolás Marín Moreno, asesor del CREA Río Quinto -sur de Córdoba, sur de Santa Fe y noroeste de Buenos Aires- presenta los resultados de las empresas mixtas que están aprovechando el estiércol en su rotación agrícola

Nicolás Marín Moreno.

Esta información se enmarca en la iniciativa de Teknal, firma de nutrición animal, de acompañar a los productores en la gestión integral de la ganadería intensiva con el objetivo de mejorar la eficiencia, minimizando impactos ambientales.

En ediciones anteriores de Valor Carne hemos compartido experiencias de establecimientos que ya reparten el compost en campos vecinos o en la agricultura propia y en esta entrega brindamos datos duros para la toma de decisiones: cuánto mejora el margen bruto del feedlot vendiendo el estiércol.

La experiencia

Los miembros del CREA Río Quinto ya hace más de quince años que se están encerrando la hacienda -propia o comprada a terceros- para recriar y engordar; y cuatro de ellos reparten el compost en sus cultivos desde hace cinco años.

“En nuestra zona se produce alfalfa, 14 a 18 toneladas de materia seca por hectárea, pero en pastoreo nos acarreaba desequilibrios nutricionales. Entonces, decidimos incorporarla a la dieta del feedlot, con lo cual aporta fibra, proteína y un montón de otros beneficios”, recordó Marín Moreno. Por eso, “nuestro compost difiere en cierta medida de otros, dado que no solo se origina en el grano, silo de maíz y de sorgo, sino también en el silo de alfalfa”, aclaró.

Para afrontar la gestión del estiércol, el grupo hizo un protocolo junto con el INTA Pergamino, INTA Villegas e INTA Gral. Pico.

Casi todas las semanas se limpian los corrales de modo que el animal tenga mayor confort y eficiencia productiva. “La bosta se lleva a un compostero durante aproximadamente un año, se retira y se hace un análisis del compost añejado previo a la repartida”, describió.

“Ahí nos dimos cuenta del valor de lo que estamos entregando a la agricultura. Para corroborarlo, hicimos un ensayo en uno de los campos. Sobre 27 lotesa la mitad se le repartió compost y la otra mitad funcionó como testigo”, precisó.

Dos años después realizaron análisis de suelos en los primeros 20 cm de profundidad. “Si hago el reparto y enseguida mando muestras al laboratorio el resultado es engañoso. Ese compost es identificado como materia orgánica porque el laboratorista no lo puede separar, pero en realidad todavía no fue incorporado a la materia en cuestión”, advirtió Marín Moreno. Y agregó: “hay que esperar dos años y comparar ese resultado con los contenidos históricos del mismo suelo para notar los aumentos”.

“En el caso del fósforo, el incremento fue mucho más marcado por la pronta liberación del nutriente y su disponibilidad desde el primer año de aplicado”, puntualizó.

¿Cuánto compost tiran por hectárea? “Después de mucho de investigar y consultar, los especialistas nos sugirieron, entre 7 y 10 toneladas de materia seca, no más, cada cinco o seis años, porque que además de los nutrientes, ese abono contiene un montón de microorganismos, puede haber cambios de pH y desatarse algún hongo que haga fracasar la práctica”, señaló.

¿Cuándo lo distribuyen? “En invierno, antes de sembrar. No es conveniente hacerlo con cultivos implantados por la cantidad de veces que pasa el tractor con el acoplado,  que podrían romper un trigo o un maíz, en sus estadios iniciales. Además, es un trabajo muy importante, tenemos que tener equipos disponibles, no es que voy con el carrito y tiro, son grandes volúmenes, nos lleva unos meses”, alertó.

En cuanto a los lotes a tratar, los empresarios eligen los de alfalfa, donde se viene haciendo picado para confeccionar silo, o los que van a maíz de primera para aprovechar el nitrógeno del abono orgánico.

¿Siguen aplicando fertilizantes sintéticos? “Los productores tienen la ilusión de que no necesitarán más urea, pero no es así”, respondió. En tal sentido, del contenido de nitrógeno del compost (1,4%), sólo el 25% está disponible el primer año, el 12,5% el segundo, el 7% el tercero, y el resto se volatiliza, lo mismo que el nitrógeno amoniacal ya que no se incorpora al suelo.

“Con el fósforo es diferente porque no se pierde por volatilización. Por eso hacemos una fertilización con muy poco fósforo cuando usamos compost, aunque seguimos aplicando mucho nitrógeno porque el que contiene el abono orgánico no está del todo disponible”, subrayó.

En plata

Para calcular el valor del estiércol, Marín Moreno desarrolló una metodología. El primer paso fue tomar un promedio de cada uno de los nutrientes contenidos en el compost según los análisis realizados por las empresas, año tras año.

“Por ejemplo, el valor del contenido de nitrógeno lo estimé en función del precio del nitrógeno puro. O sea, si la urea cuesta USD/t 500 y tiene 46% de nitrógeno, la tonelada de este nutriente equivale a USD/t 1.087”, explicó, presentando un cuadro ilustrativo. El mismo cálculos se hizo con el fósforo, zinc, potasio, calcio, magnesio, boro y demás.

“En base a estos cálculos, si reparto 10 t/ha de compost, le debería cargar USD/t 910 a las cuentas de la agricultura de la empresa”, pormenorizó.

Sin embargo, para el asesor esta estimación tiene sus pormenores. “No he encontrado ningún técnico que ponga en valor la materia orgánica. Y tampoco uno que considere el fósforo orgánico del compost cuya mineralización difiere del que incluye el fertilizante mineral”, advirtió. Así las cosas, “consideré que, si el fosfato cotiza a USD/t 600 a nivel internacional y tiene 20% de fósforo, el nutriente puro vale USD/t 3 mil”, evaluó.

Seguidamente, asumió los costos de la distribución del compost. “Para ganar plata con el estiércol lo tengo que repartir. Y a razón de diez toneladas de materia seca por hectárea, esa repartida me cuesta USD189 por ha”, planteó Marín Moreno, detallando que algunas empresas del grupo ya tienen su propio equipo estercolero.

En síntesis, “si aplico esas diez toneladas a razón de USD/t 910, pero tengo un costo de repartida de USD189, estoy haciendo una fertilización de USD 721 por hectárea agrícola”, indicó.

Nuevo negocio 

El paso siguiente fue cotejar el resultado económico de un feedlot que distribuye 3.200 t de compost por año (se estima que se recupera el 26% de la materia seca que se da en alimentación) versus cuánto facturaría repartiendo ese compost, en base a los cálculos descriptos anteriormente.

“El margen bruto en la campaña 2023-2024 -calculado con la técnica tradicional de CREA- fue de USD74 por cabeza encerrada durante 300 días, uno de los más altos de los últimos cinco años, solo por la producción de carne. Y repartiendo el compost a la agricultura propia se lograrían USD37 por cabeza. O sea que la ganancia de ese feedlot podría mejorarse en más del 50%”, reveló.

Para finalizar, Marín Moreno resaltó que les llevó varios años poner en valor esta práctica sustentable. “Todos entienden que el compost es un abono de muy buena calidad, pero también saben que no es fácil de gestionar, aunque hay contratistas profesionales que lo hacen. Desde el CREA cuantificamos sus beneficios para que los productores tomen nota del negocio que propone la fertilización orgánica además de dejar atrás el problema de la bosta en los corrales”, concluyó.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne

FUENTE: VALOR CARNE