Innovación: 41 campos calculan productividad y huella de carbono

De la mano del INTA, un grupo de empresas de la Pampa Deprimida incorporó un indicador de emisiones hasta la tranquera y lo relacionan con la tasa de destete, la eficiencia del stock y la ganancia de peso, buscando puntos críticos para producir más con un plus ambiental. Cómo trabaja la “mesa de Olavarría” y los resultados en la cría y el ciclo completo.

Paulo Recavarren

“La integración de la huella de carbono a los indicadores de la empresa ganadera aporta una mirada más amplia del sistema ya que permite identificar puntos críticos para mejorar la eficiencia. Pero no resultó sencillo de implementar, fue necesario trabajar en conjunto con los productores y sus asesores”, dijo Recavarren, detallando que la “mesa de Olavarría” se conformó en 2023 aunque tiene años de investigación y desarrollo detrás.

El INTA comenzó hace unos 10 años con la estimación de emisiones de gases de efecto invernadero de la ganadería. “Evaluamos distintos calculadores internacionales, pero estos no reflejaban fielmente nuestros sistemas productivos. Por ello, desarrollamos una herramienta basada en las normativas del IPCC, en forma interinstitucional, incorporando bases de datos locales”, apuntó la investigadora Claudia Faverín, ex coordinadora del INTA en la temática.

Para contar con el nuevo calculador, se relevaron y complementaron múltiples datos de campo durante dos años: especies forrajeras, manejo del pastoreo, características de los rodeos, ganancias diarias de peso y gestión de estiércol, entre otros. “Esa información fue validada por los técnicos de INTA que conocen bien los modelos relevantes en la Pampa Deprimida”, detalló.

La tarea se inició con 18 criadores que, en forma confidencial, brindaron sus datos. “Muchas veces la información estaba dispersa y había que tomarla del cuadernito de campo, se requirió más de una ida y vuelta. Para estandarizarla, elaboramos un formulario y los acompañamos en la obtención de los indicadores productivos”, recordó Recavarren.

Extensión, clave  

Una vez validado el calculador, el INTA convocó a otros productores a integrar la mesa con la idea de brindarles la estimación de la huella de carbono de sus campos.

“Nuestra propuesta no era trabajar en disminuir las emisiones sino en ser más eficientes, entendiendo que ambas variables están correlacionadas. Eso fue clave para despertar el interés de las empresas”, aclaró.

¿La dinámica? “A cada productor, le devolvemos el cálculo de la huella y de los indicadores productivos de su establecimiento. También le brindamos el promedio de sus pares, lo que le permite saber dónde está parado y qué prácticas podría aplicar para mejorar”, contó el extensionista, aludiendo a que esa modalidad funciona como una especie de benchmarking.

Así las cosas, se fueron sumando productores y al día de hoy 41 establecimientos de la Pampa Deprimida cuentan con la huella de carbono: 22 de cría, 4 de cría-recría, 11 de ciclo completo, 1 de cría + cabaña, 1 de recría y 2 feedlots, además de otros que están en proceso de análisis.

Resultados 2025

Los establecimientos de cría monitoreados tienen en promedio 423 vacas en servicio con un rango amplio que va de 110 a 1800 madres.

“Lo que hemos visto hasta ahora es que cuando se incrementaban la tasa de destete y la eficiencia del stock (kg de ternero destetado/ kg de vaca), la huella disminuía considerablemente”, reveló Recavarren. Y para ello, por supuesto, entraban en juego la alimentación, la sanidad y el manejo.

Relación entre tasa de destete y eficiencia de stock con respecto a la huella de carbono
(22 campos de cría)

En cambio, las variaciones en la proporción de los recursos forrajeros en la dieta no generaron un impacto relevante en las emisiones. “Hay productores que tienen 100% de campo natural, lo aprovechan muy bien y la huella es menor que la grupal. Hacer pasturas sólo disminuye esa huella si aumenta la producción de carne”, advirtió.

Relación entre producción de carne y huella de carbono
(22 campos de cría)

Un criador, por ejemplo, que mejora 3 puntos la tasa de destete a partir de una mayor cantidad y calidad de pasto, y del ordenamiento del rodeo, en lo sanitario y reproductivo, puede aumentar del 10 al 12% la producción de carne. “Ese es el objetivo de cualquier empresa y, ahora, sabemos que esto tiene un plus ambiental: la huella de carbono disminuye entre un 7 y un 10%”, explicó.

Otro caso real es el de un criador de la mesa que daba servicio a los 24 meses y pasó a entorar la misma cantidad de vientres a los 15 meses, aumentando la producción de forraje, entre otras prácticas. “Como resultado bajó las emisiones de 21,2 a 19,8 kg CO2e/ kg de PVo sea, casi un 10%”, aseveró.

¿Qué pasa si un criador neto incorpora la recría?, preguntó un productor. “Si reconvierte parte de sus recursos forrajeros y se queda con los terneros machos, la huella disminuye porque tiene más animales jóvenes y produce más kilos por hectárea”, respondió Recavarren. Y, con el calculador, desde la Experimental pudieron brindarle el dato: pasaría de 19,6 a 16,9 kg de CO2e/kg de PV, una mejora del 13,5%.

En cuanto al análisis de los establecimientos de ciclo completo, el INTA sugiere que la ganancia de peso diaria durante la recría es el indicador más relevante para reducir la huella de carbono.

Relación entre ganancia diaria de peso de novillitos y huella de carbono en campos de ciclo completo

“A mayor ganancia de peso en esta etapa, particularmente en novillitos, se registra una disminución de la huella de carbono por kilo de carne producido, como muestra el gráfico”, apuntó el extensionista. Al respecto, en los 11 campos monitoreados, en promedio, la categoría gana 700 g/cab/día y los novillos se faenan con 424 kg.

Por otro lado, “las variaciones en la ganancia diaria de peso durante la etapa de terminación, así como la duración de este período, no generaron un impacto significativo en las emisiones”, sostuvo.

En síntesis, en los campos de ciclo completo analizados, la optimización de la recría mostró el mayor potencial para reducir la huella de carbono.

Para reflexionar 

“Cuando se habla de emisiones de gases de efecto invernadero, muchos consideran que la Argentina no ha medido, pero eso no es así. Se están generando datos propios desde hace años, tanto en agricultura como en ganadería”, aseguró Faverín, referente en la temática.

En ese marco, hoy se está brindando un indicador más para la toma de decisiones de la empresa ganadera. “Esta iniciativa tiene atrás un respaldo científico, basado en datos reales, protocolos estandarizados y trabajo con los productores, lo que asegura trazabilidad y representatividad. En definitiva, agrega valor a la carne”, subrayó.

Para finalizar, Recavarren desatacó que “la experiencia de la Mesa de Olavarría remarca la importancia del trabajo conjunto de productores, técnicos e instituciones en la búsqueda de soluciones innovadoras para una ganadería más eficiente y sostenible”.

Por: Ing. Agr. Liliana Rosenstein
Editora de Valor Carne

El equipo de la Mesa de Innovación de Olavarría

Ing. Agr. Paulo Recavarren y Ing. Agr. Francisco Caldentey (INTA), Dra. Claudia Faverín (consultor privado, profesora UNMdP) y Manuel Ortiz (estudiante, Facultad Ciencias Agrarias, UCA)