Con la llegada del niño, la soja dará un salto de un 138% y el maíz 60%
Son estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA). La oleaginosa podría alcanzar las 50 millones de toneladas y el cereal las 55 millones de toneladas en la campaña 2023/24. Las exportaciones de todos los granos podrían superar los USD 34.500 millones
El campo todavía está cerrando una de las páginas más negras de su historia, ya que los efectos de la sequía continúan alterando el normal funcionamiento del sector. No obstante, la nueva campaña de granos gruesos promete sanar las heridas de los agricultores, con un salto exponencial del 138% en la producción de soja y del 62% del maíz, y una expansión en área sembrada de los principales cultivos de verano.
Por supuesto que la envergadura de este crecimiento viene de la mano de la desastrosa campaña 2022/23 de ambos cultivos, donde la sequía, las heladas y las olas de calor infringieron tal daño a la cosecha de estos cultivos, que las caídas registradas son inéditas en la historia del sector. Así, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) espera que la soja alcance un volumen en el ciclo 2023/24 de 50 millones de toneladas, implicando un incremento del 138,1% y sumando 29 millones de toneladas respecto al anterior ciclo, mientras que en maíz se espera una mejora del 61,8% totalizando en 55 millones de toneladas, 21 millones de toneladas más que en la previa.
De hecho, estos dos granos también tendrían una expansión en el área a ocupar, cuestión que en la soja no se da desde hace ya varias campañas. Así, la oleaginosa tendría una expansión del 5,6% hasta las 17,1 millones de hectáreas, mientras que el crecimiento en superficie del cereal sería del 2,8% hasta las 7,3 millones de hectáreas.
Caso contrario ocurriría con el sorgo y el girasol. En cuanto al primer grano, se espera una reducción del área del 5,3%, aunque la producción tendría un incremento del 40% hasta las 3,5 millones de toneladas, mientras que en el segundo la merma en la superficie a ocupar sería del 13,6%, retrocediendo hasta las 2,1 millones de hectáreas e impactando en la proyección de la cosecha, con caería a 4,3 millones de toneladas.
“Bajo un pronóstico climático favorable, marcado por El Niño, se estimó una superficie total de los principales cultivos de verano en 27,4 millones de hectáreas; lo que impactará en un marcado aumento del volumen de cosecha, traccionado principalmente por soja y maíz, que resultaría en un incremento del aporte de las cadenas de dichos cultivos a la economía argentina”, indicó la BCBA en el marco del Lanzamiento de la Campaña Gruesa 2023/24.
En esta línea, la entidad marcó que el actual ciclo se da “en un contexto donde mejora la competitividad de la soja, en contraste con otros cultivos como el maíz”, lo cual “evidencia la recuperación tras la campaña pasada, en la que se perdió el 40% de la producción agrícola. La cadena agroindustrial comienza así una nueva temporada con desafíos financieros y económicos, en un contexto electoral que añade incertidumbre respecto de variables claves de la economía”.
Impacto económico
Si a estos números se suman las proyecciones sobre trigo y cebada, los denominados cereales de invierno, la producción total de granos ascendería a 134 millones de toneladas, lo que equivale a un salto interanual del 70%, según explicó el economista jefe de la entidad, Ramiro Costa, durante la presentación de los números de esta campaña.
Este volumen de cosecha daría lugar a un aumento de las exportaciones del 49%, alcanzando los USD 34.507 millones, USD 11.315 millones más que la campaña anterior. Al mismo tiempo, se incrementaría la recaudación fiscal a USD 14.053 millones, lo que implica un salto del 50%, mientras que el valor agregado tendrá un incremento del 51% hasta los USD 36.647 millones, “una mejora equivalente a 1,9 puntos del PBI”, dijo Costa.
Si a estos números se suman las proyecciones sobre trigo y cebada, los denominados cereales de invierno, la producción total de granos ascendería a 134 millones de toneladas
Analizando los fundamentos de largo plazo, Ramiro Costa destacó los múltiples fenómenos que introdujeron incertidumbre en los mercados en la historia reciente, como la crisis financiera de 2008, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la guerra entre Rusia y Ucrania y la pandemia de COVID-19, entre otros y consideró que “a este contexto, se suma que el productor argentino continúa enfrentando políticas adversas, como la existencia de altos derechos de exportación y otras medidas que afectan –y han afectado– al comercio de granos, dejando al país en una significativa desventaja frente a sus principales competidores”.
Fuente: Infobae