Exportación de carne. EEUU desconfía del gobierno y China se estanca en el consumo

El organismo sospecha que el largo brazo del Estado seguirá interviniendo en este mercado y lo fundamenta en uno de sus últimos informes. También cree que la demanda china apunta a estancarse. Señales que preocupan.

El trabajo del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) tiene aristas conocidas, y otras que seguramente darán para un largo debate. El foco está puesto en la carne vacuna argentina, “un producto muy sensible políticamente”, según lo define. Esta sola afirmación del organismo deja en claro que se trata de un negocio donde lo que impera no es precisamente la libertad de mercado.

Entre lo que ya sabemos, el USDA destaca que después de tres años de seca y pérdidas para el sector, la normalización de las lluvias y el retorno del pasto harán que los productores tiendan a retener más hacienda, lo que potencialmente conduciría a precios más altos. Por ahora está por verse.

La idea además es que la Argentina va a redondear unos 3 millones de toneladas de producción este año, desde los 3,14 millones de toneladas de 2022. Respecto de las exportaciones, sumarían 780.000 toneladas en 2023, cayendo cerca de 50.000 toneladas en relación al año previo. Es que el USDA desconfía de las chances de un gran progreso exportador para nuestro país en el actual contexto, “ya que se verá limitado por las mismas restricciones a las ventas externas que estaban vigentes en 2022. El actual es un año de elecciones presidenciales, y el precio de la carne de vacuno es políticamente sensible en la Argentina”, reitera.

Para armar este rompecabezas, el organismo calcula que si no habrá crecimiento de nuestra producción, cualquier aumento de las exportaciones competiría directamente con el consumo doméstico, lo que podría dar lugar a un incremento de los precios internos. La sensación para los técnicos del USDA es que el gobierno argentino seguirá vigilando de cerca los precios y probablemente intervendrá en el mercado de exportación para limitar la salida de carne vacuna, al menos parcialmente.

De hecho este producto no está incluido en el dólar agro y hay una serie de cortes cuya exportación sigue paralizada. Fuentes del sector indican que actores privados ofrecieron dos meses de ventas externas con un dólar a $300, que podían generar USD 1000 millones, vitales para un gobierno que se ha gastado todo y tiene al Banco Central en estado de agonía. Lo peor es que la negativa habría venido del lado de la Secretaría de Comercio, uno de los responsables del fracaso en el control de la inflación, si bien nunca debió ponerse al frente de esa batalla.

La intervención oficial sobre los siete cortes complica los números del negocio en un momento en que los precios internacionales no terminan de recuperarse. Al divino botón, indudablemente, los precios de la carne al mostrador parecen haber llegado a un techo; los salarios no pueden convalidar más aumentos que los ya registrados.

Precisamente otro dato que surge del reporte del USDA es una reducción en el consumo per capita esperada para este año, de 50 a 48 kg/hab/año, producto de la enorme pérdida de poder adquisitivo de los sueldos, que ha puesto a prueba los presupuestos familiares. El Departamento habla de argentinos buscando alimentos baratos para poder terminar el mes.

Se sabe, el 75% de nuestras exportaciones tienen como destino a China. Para el gigante asiático el organismo considera que este será el primer año en una década sin crecimiento significativo de las importaciones de carne vacuna. Aunque seguirá siendo el líder en la materia, sus compras se mantendrán en 3.5 millones de toneladas, el mismo volumen de 2022. Habrá que ver cómo juega Brasil en esta historia, ya que se prevé que volverá a presionar con volúmenes de venta muy importantes que impactarán sobre los precios pagados por el gigante asiático.

Por cierto, China importó 211 mil toneladas de carne vacuna en marzo, con lo que en el primer trimestre del año ingresaron a ese país 639 mil toneladas, según datos de su Aduana. Indica un déficit de unas 42 mil toneladas para mantener un ritmo tendiente a alcanzar el target previsto por el USDA.

Traders de distinto origen hablan de una baja en los precios pagados por China en el orden de los US$ 500 por tonelada en los últimos días. Dicen que el mercado está relativamente tranquilo y cuando se presiona para vender los precios tienden a caerse. Se habla de valores en torno a los USD 5000 por tonelada, o algo menos.

Un párrafo aparte para la ganadería estadounidense. Los precios de la carne vacuna viven una primavera caliente, por la sencilla razón de que una demanda entonada enfrenta una oferta sensiblemente restringida, producto de años de seca y faena de hembras por falta de pasto. No hay cámaras de televisión ni intervención del gobierno. Es el mercado y su funcionamiento, sencillamente.

A criterio de reconocidos analistas, la Argentina tiene potencial para generar 4 millones de toneladas de carne cada año siempre que se recurra a las políticas adecuadas. Determinaría exportaciones más elevadas y mayor disponibilidad de carne vacuna en el mercado interno, con precios al público probablemente más bajos.

Pero la visión de las actuales autoridades, detenida en el tiempo, les dice que el camino correcto pasa por prohibiciones, cupos y controles de precios, que desde tiempos pretéritos han demostrado ser absolutamente inútiles. La carne no es responsable de la inflación, el problema está en la emisión monetaria, que deviene de un gasto público fuera de control.

Castigar la exportación orienta la producción hacia animales más livianos. Es menos carne para todos. Hace 60 años la Argentina era el primer exportador y consumidor de carne vacuna del mundo. Desde entonces hemos ido perdiendo ambos sitiales, y los mayores daños son autoinflingidos.

Fuente: Chacra