Estación poscosecha: un desarrollo para los trabajadores de la cebolla
Profesionales del INTA junto a diseñadoras industriales de la Universidad Nacional de La Plata, crearon una estructura que funciona como un pequeño empaque a campo.
El Instituto para la Agricultura Familiar (IPAF) y el INTA Hilario Ascasubi trabajan en el desarrollo de una estación poscosecha, el prototipo busca modificar las condiciones en que los trabajadores afrontan actualmente las tareas en el lote: arrodillados sobre el suelo, con bajas temperaturas y fuertes vientos durante los meses del otoño – invierno.
El proceso de cosecha de la cebolla comienza con el descalzado mecánico y la conformación de mesadas a campo, donde se realiza el curado en la pila que es el proceso de secado de las capas externas del bulbo para reducir la humedad y evitar enfermedades. A continuación llega el descolado en el suelo, es decir, el corte manual de hojas y raíces. Luego la hortaliza se clasifica y envasa en bolsas de entre 17 a 20 kilogramos y se transporta, también manualmente hasta los camiones que saldrán desde el lote hacia el mercado interno o a los empaques que certificarán para exportación. En algunos casos es procesada en galpones, aunque las condiciones de trabajo a campo son idénticas.
Trabajamos a la intemperie, desde las 5 AM hasta que baja el sol. El polvillo nos genera broncoespasmo. La posición y la exposición a la humedad y el frío nos provoca dolores en las manos, rodillas y caderas. El ácido de la cebolla lastima los ojos, tenemos problemas de conjuntivitis”, dijo un trabajador de la zona, en un testimonio recolectado por el INTA en su trabajo de investigación.
Para mejorar estas condiciones de trabajo, profesionales del INTA junto a las diseñadoras industriales de la Universidad Nacional de La Plata, Julieta Haag y Sofía Marozzi crearon una estructura que funciona como un pequeño empaque a campo. Una estación poscosecha que mide cerca de tres metros de alto por tres de ancho y está preparada para trabajar con Big Bag o contenedores flexibles. Puede ser remolcada hacia el campo por medio de un tractor, un trailer o acoplado. Sus rampas, o tecnicamente módulos clasificadores, se despliegan hacia fuera para el momento de trabajar. Su forma es un cubo perfecto de cuatro lados fácilmente transportable y además, posee un baño químico.
En el campo, la estación se coloca frente a una fila de Big Bags para empezar a procesar que mediante asistencia mecánica, los eleva y posiciona en el centro de la estación para que luego las cebollas caigan sobre la mesa de trabajo. Una vez allí, seis operadores comienzan el descolado. En paralelo, otros tres ubican las bolsas sobre las rampas que por gravedad, comenzarán a caer las cebollas ya tratadas, las cuáles además se irán clasificando por calibre en bolsas individuales. Luego dichas bolsas serán cosidas y estarán listas para ser comercializadas. Finalizada la labor en un Big Bag (500 kilos) se avanza hasta el próximo por tracción a sangre. Se calculan unos 17 minutos de trabajo por saco.
La tecnología, que engloba la estación de cosecha y el uso de estos contenedores flexibles, tiene múltiples ventajas. La primera refiere a las condiciones del trabajador: se minimizan esfuerzos en la carga y se incorporan sillas diseñadas ergonómicamente para realizar operaciones repetitivas, como en este caso el llenado de bolsas. También genera una protección para minimizar el efecto del frío, el viento y el sol que afectan directamente sobre los trabajadores o descoladores en sus largas jornadas de campo.menzarán a caer las cebollas ya tratadas, que además se irán clasificando por calibre en bolsas individuales. Luego dichas bolsas serán cosidas y estarán listas para ser comercializadas. Finalizada la labor en un Big Bag (500 kilos) se avanza hasta el próximo por tracción a sangre. Se calculan unos 17 minutos de trabajo por saco.
“Las óptimas condiciones de trabajo mejoran el bienestar de las personas y promueven una mayor oferta. Urge garantizar que las nuevas generaciones tengan interés y deseo de trabajar en el campo”, expresó Sergio Justianovich, del IPAF Región Pampeana, uno de los profesionales a cargo del proyecto.
Por otro lado, desde INTA calcularon que la utilización de Big Bag no implica mayores costos de insumos para los productores, ya que su posibilidad de reúso, hasta cuatro años años cada uno, equipara el gasto de recambio de bolsas, hilos y lonas durante la etapa del curado de la cebolla. Tampoco aparecen grandes diferencias en los costos operativos de los tractores.Los desarrolladores consideran que los beneficios también son agronómicos. Uno de ellos es que, si el almacenamiento de la cebolla se hace al borde del lote, los camiones no ingresan al terreno y se evita la compactación del suelo. También se evita que los residuos generados por el descole y el descarte queden dispersos en el campo y sean motivo de propagación de enfermedades.
Trabajar el embolsado fuera del lote permite además un óptimo manejo del campo durante los meses que está fuera de producción. Es que el sistema tradicional de pila genera una ocupación irregular del terreno y dificulta el tratamiento de malezas. Estas se controlan después de la cosecha, la cual varía en base al clima o al precio de la cebolla, entre otros factores. Por eso es muy común que, al cierre de la campaña, se requiera una mayor inversión en mano de obra e insumos para recuperar el tiempo no producido, con un aumento del impacto ambiental y económico.
“Con los Big Bags se logra iniciar en tiempo y forma el barbecho, el control de maleza y la implantación de cultivos de cobertura. Además, la localización de la cebolla fuera del lote, en áreas acondicionadas, garantiza un mejor control de poscosecha, protegiéndola de factores meteorológicos y anegamientos del suelo”, explicó Juan Pablo D’Amico, agrónomo del INTA Hilario Ascasubi.
Este último punto también es importante desde lo comercial: un campo anegado por la lluvia retrasa el ingreso para cargar mercadería, lo que puede condicionar los negocios del productor o exportador en distintos momentos de la campaña. Por otra parte, el agrónomo agrega que “el manejo poscosecha en pila a campo resulta un método poco atractivo a la hora de acceder a mercados internacionales”.
Por ahora el prototipo atraviesa una etapa experimental, pero su objetivo es salir al mercado en el mediano plazo. “Estamos avanzando en el diseño definitivo de un producto comercial escalable a nivel industrial. La idea es que sea un diseño libre que pueda ser fabricado por la industria local y que también pueda replicarse en otras áreas cebolleras del país, fundamentalmente en Cuyo”, detalló D’Amico.
“La recepción de parte de los trabajadores ha sido muy buena. Las evaluaciones que se hicieron con cuadrillas trabajando en condiciones reales fueron muy satisfactorias. También tiene muy buena aceptación de los productores que visualizan alternativas para el manejo poscosecha y de los involucrados en el procesamiento y la comercialización”, concluyó el agrónomo.