Qué podemos aprender del trato con los caballos: las pautas de un especialista equino

El Ing. Agr. Edgardo Gambuzzi participó en Agroactiva con una charla sobre qué tener en cuenta a la hora de tratar con estos animales.

“Comunicación, respeto, colaboración”, parecieran ser valores o conceptos humanos, pero cuando hablamos de caballos, son aspectos fundamentales a la hora de acercarse a ellos. De este modo lo expresó Edgardo Gambuzzi, ingeniero agrónomo, en entrevista con Agrofy News en el marco de Agroactiva Virtual. 

Desde hace algunos años Edgardo es dueño de la chacra Ruca Cahuelo, en la localidad de Mercedes (Buenos Aires) donde posee caballos propios y además tiene un pensionado, donde recibe caballos de terceros. Si bien siempre estuvo relacionado a la producción animal, no siempre lo fue con los caballos, esa pasión le fue heredada de su padre.

“No provengo de una familia rural pero a mi papá le gustaban mucho los caballos y de ahí nació mi atracción por ellos cuando era chico. Durante toda la vida tuve contacto con ellos de modo recreativo, practicaba distintos deportes ecuestres pero solamente como aficionado”, empezó diciendo Edgardo. 

Cuando comenzó con esta actividad, empezó a interesarse cada vez más en el comportamiento de los caballos y en la forma de tratarlos: “Con un amigo que es discípulo de Oscar Scarpati (un reconocido domador) organizamos unos cursos de doma india. A mí me entusiasmaron estas nuevas formas de amansar primero y luego fui aprendiendo a tratar a los caballos en general. Profundicé en el tema y hoy día tengo una base teórica importante, además de la experiencia diaria con los caballos, entonces tratamos de hacer distintas actividades de capacitación sobre estos temas”. 

Si bien la mayoría de los caballos que tienen en la chacra son de raza criolla, al recibir de terceros también trabajan con otras: desde caballos de salto, árabes, de paseo: “Tratamos de mantenerlos siempre a campo, buscando armar grupos estables, que los caballos puedan vivir lo mejor posible dentro de las condiciones domésticas”, contó el especialista. 

Consultado acerca de si las razas tienen su personalidad y si influye a la hora de tratar con ellas, el ingeniero explicó: “Las razas tienen características propias, pero también dentro de la misma raza hay variedades, distintos comportamientos”. 

Y resaltó: “Es importante entender que no existen los caballos malos, existen caballos que pueden ser más ágiles, más nerviosos, más sensibles, pero no conocen el mal y el bien. Su estructura mental no les permite tener ese tipo de concepciones abstractas que son humanas”. 

Cómo tratar a los caballos

Lo más importante es tener en cuenta es que el caballo tiene emociones y sentimientos: “Esto es algo que la ciencia averiguó hace poco. Hasta hace un tiempo se pensaba que los animales no eran capaces de sentir, pero se comprobó que no solo lo tienen sino que son iguales a los de los humanos, es decir, recorren los mismos circuitos cerebrales”, resaltó Edgardo.

El especialista explicó que la base del buen trato con los caballos es ser respetuoso de sus estados emocionales y “tratar de evitar, en el contacto con nosotros, que sufran sentimientos aversivos como puede ser el miedo, el pánico o la rabia y generarle por el contrario emociones atractivas”: 

Un aspecto que destaca el ingeniero es que hay que tener en cuenta las características de los caballos, es decir, cómo es el caballo en la naturaleza: “El caballo es una presa que ha asegurado su supervivencia huyendo de predadores. Nosotros somos predadores; el origen de los primates anteriores al hombre eran cazadores y evidentemente eso en algún lugar del código genético está impreso. Entonces eso en principio es una mala combinación. La presa intenta huir, el predador la sigue. Entonces nosotros tenemos que conseguir estar en una actitud no predadora y es perfectamente lograble”. 

“No vamos a engañar al caballo, simplemente le vamos a transmitir a través de nuestro lenguaje corporal que no estamos en una conducta de acecho sino que estamos en una expectativa de comunicación y somos respetuosos de su señal. Y las presas lo entienden”, continuó explicando. 

Y dió un ejemplo práctico: “Cualquiera que haya visto los documentales de Discovery, Animal Planet o NAT Geo saben que en África las manadas de cebras o de gacelas pueden pastorear tranquilamente al lado de los leones si están satisfechos y no están en actitud de caza. Se dan cuenta perfectamente que en ese momento el león no es un peligro. Si el león se pone en actitud de cazador, en menos de un segundo esos animales huyen”. 

“Con el caballo pasa lo mismo, en la medida que nuestro lenguaje corporal, nuestro estado de ánimo, nuestra emoción, sea agresiva, el animal va a responder como una presa: huyendo o defendiéndose. Ese es el primer punto de partida de la mayoría de los problemas de relación con el caballo”. 

Sometimiento o colaboración

Una de las preguntas que surgen es, ¿esta forma de tratar a los caballos trae mejores resultados? Edgardo explicó: “En algún momento se planteó que este modo de tratar a los animales podría acortar tiempos en la doma. Yo diría que no se acortan, lo que se hace es por un lado, mejorar la vida de los caballos. Lo que se consigue estableciendo una comunicación con el caballo es mucho mejor que estableciendo una presión que lleve al caballo a entender que si no hace caso la va a pasar mal. Ese caballo va a hacer caso pero va a estar permanentemente en tensión en la relación con nosotros”. 

“La gente que sigue defendiendo los modos tradicionales plantean que también se consiguen buenos caballos, sobre todo para el deporte, lo cual es cierto. Pero con estas nuevas formas se consigue que el 100 % de los caballos logre sus objetivos. Con el método tradicional hay un grupo de caballos que son suficientemente rebeldes como para no someterse. En definitiva la cuestión pasa por ahí, si estamos tratando de conseguir el sometimiento o la colaboración”, continuó explicando.

Para resumir, según el especialista: “Con este método los tiempos no se acortan pero se consiguen caballos con mejor predisposición”.

Natural o doméstico

Por último, consultado acerca de si la alimentación está ligada al tema del comportamiento, el especialista dijo que no estrictamente, pero sí es bueno considerar algunos aspectos.

“El caballo en la naturaleza es un animal que pastorea muchas horas por día y en general sobre pastos de mucho contenido de fibra y baja concentración energética. Muchas veces las dietas que se dan en caballos domésticos son muy concentradas y se dan en momentos cortos del día, eso suele producir problemas en los caballos, que se evita si se consigue un tipo de alimentación lo más parecida posible a la natural”, explicó. 

Esto introduce el tema del hábitat del caballo doméstico. Tal como contó el ingeniero, “nosotros entramos en el análisis de cómo tratar a los caballos teniendo en cuenta cómo son los caballos en libertad, el caballo salvaje, que en condiciones domésticas muchas veces es imposible ofrecerle lo que necesita. No podemos darles la superficie que necesitan para caminar, no podemos proveerles los mismos alimentos”.

Además, muchas veces sucede que no podemos ofrecerles el nivel de compañía que tiene el caballo: “Vive en una banda natal hasta su madurez sexual, que es su familia, En el mejor de los casos podemos ofrecerles compañías de otros caballos, que siempre es mejor que tenerlos solos”.

Fuente: Agrofynews