Temporada de moras

Morus es el nombre científico del árbol de mora, es un género de entre 10 y 16 especies de árboles, caducifolios, nativos de regiones cálidas y templadas. Nuestra provincia tiene muchas especies como árbol urbano o de vereda.

Árbol de hasta 18 m de alto, ramoso, de copa ancha y corteza lisa y gris cuando es joven, pero gruesa, muy agrietada y parda o gris al envejecer. Las hojas son caducas, simples, alternas, son muy variables en su forma: ovales, redondeadas o lobuladas pero siempre dentadas en su margen y con rabillos largos y algo pelosos en los que a veces se observa látex al ser tronchados.

Son finas, generalmente terminadas en punta, acorazonadas en su base, de haz brillante y con el envés que puede tener algunos pelos entre los nervios. Estas características, junto con un fruto de rabillo largo, que cuando madura es más bien soso y habitualmente blanco, blanco-verdoso o rosado, lo diferencian de su congénere Morus nigra.

Las flores no son muy vistosas y son unisexuales. Salen generalmente en distinto pie de planta, pero a veces están separadas sobre el mismo pie de planta. Al fruto lo deberíamos llamar infrutescencia, porque es complejo y cada granito es el verdadero fruto, que se agrupa formando una estructura parecida a una mora de zarza y que botánicamente se conoce con el nombre de sorosis.

Temporada de moras

La primavera se aprecia en cada rincón del país y, por supuesto, en sus árboles que, generosos, ofrecen sus frutos a los visitantes. Agarrar una naranja, una palta o una mora es toda una tentación para los porteños que sólo levantan la cabeza para controlar el semáforo. ¿Pero se puede ingerir cualquier alimento que florece en la jungla de cemento?

El bromatólogo Daniel Rabino dijo que habría que dividir en dos a los árboles entre los que están dentro del domicilio y los de la vía pública, siendo más seguros los de la propia casa ya que se conoce si han sido fumigados con agroquímicos o no.

“En la vía pública hay dos incovenientes: la contaminación proveniente de los autos y la posibilidad de que una desinfección haya contaminado los frutos. La precaución es que hay que lavarlos y desinfectarlos lo más posible lavándolos incluso con un poco de detergente que colabore sacando esa suciedad en superficie y luego enjuagarlos bien para que estén en condiciones de ser consumidos”.

En tanto, las ingenieras en alimentos Erica y Mariana, creadoras de la cuenta de Instagram Bromatología en casa, dijeron que con la primavera comienzan a florecer árboles con tentadores frutos para consumo directo como moras, nísperos o paltas. Y, por más inofensivos que parezcan, comerlos sería una práctica riesgosa ya que están al alcance de toda la biota urbana: ratas, cucarachas, hormigas, moscas y palomas, plagas que transmiten diversas enfermedades.

Las cucarachas están asociadas a la transmisión de escherichia Coli, Staphylococcus aureus, Coliformes, Streptococos, entre otras. Los roedores, además, pueden transmitir Cryptosporidium, Pasteurella, Listeria, Yersinia, Coxiella y Hantavirus. Y cabe recordar que las palomas defecan sobre los frutos y que las moscas oviposicionan sobre los mismos.

“Con respecto a los árboles que dan esos frutos no existe forma de saber a qué clase de contaminación ambiental están sometidos sobre una ruta por la que constantemente circulan vehículos y emiten gases de combustión o que se encuentren cerca de alguna planta productiva y tengan residuos gaseosos o líquidos que pueden contaminar las raíces”, apuntan.

En este sentido, recordaron que todos los frutos y vegetales a ser consumidos, deben ser correctamente lavados y sanitizados en solución de lavandina. “Es muy importante leer los rótulos de las mismas ya que no todas las lavandinas son aptas para sanitizado de alimentos y agua. Algunas marcas establecen diluir cinco centímetros cúbicos de lavandina por litro de agua y dejar reposar por 30 minutos”.


Fuente: Infoagro