El INTA Santa Fe realiza un censo provincial hortícola
Desde enero, las buenas prácticas agrícolas para la producción y comercialización de hortalizas son obligatorias. En este contexto, el INTA acompaña este proceso de adecuación tecnológica con información específica del sector. Un aporte que colabora con la implementación de estrategias y decisiones territoriales.
En los últimos 20 años, aumentaron las demandas de los consumidores. Se volvieron más exigentes con respecto a la calidad e inocuidad de los alimentos que adquieren, en especial aquellos que se consumen en fresco. En esta línea, desde enero, las buenas prácticas agrícolas (BPA) para la producción y comercialización de hortalizas son obligatorias en nuestro país.
Con el fin de acompañar este proceso de adecuación tecnológica, el INTA Santa Fe realiza un censo provincial hortícola para aportar información específica del sector. Un aporte que colabora con la implementación de estrategias y decisiones territoriales.
En este sentido, María Cristina Mondino –especialista del INTA Arroyo Seco, Santa Fe, y coordinadora del grupo de trabajo que realizará el censo–, destacó la importancia de aportar datos descriptivos del sector y subrayó: “Contar con información actualizada de los sistemas de producción y comercialización contribuirá a generar nuevas estrategias de intervención, analizar la brecha existente entre las tecnologías de uso actual y las requeridas por las BPA”.
Para Mondino, es clave, a su vez, generar propuestas de extensión para su implementación territorial, así como desarrollar políticas, programas y proyectos para mejorar el sector.
A su vez, se refirió a los cambios registrados en la producción y el intercambio de hortalizas en los últimos años. “Las nuevas tecnologías permitieron aumentar la calidad y rendimiento de los productos y bajar los costos”, indicó Mondino, al tiempo que reconoció que “hay una mayor demanda de nuevos productos y servicios por parte de consumidores más exigentes en calidad y variedad. Este proceso, a su vez, fue acompañado por un mayor cuidado de la salud y el ambiente”.
En esta línea, no dudó en asegurar que “el sector hortícola es muy dinámico en cantidad de productores, cultivos que se realizan, tecnologías de producción y formas de comercialización”. Para la especialista de Arroyo Seco, las características y problemáticas son muy similares en toda la provincia, lo que demanda tener un abordaje conjunto del territorio.
En Santa Fe, más de mil productores frutihortícolas cultivan cerca de 29 mil hectáreas y dan mano de obra directa e indirecta a más de 70 mil personas. Históricamente, la provincia fue exportadora de hortalizas hacia otras provincias, principalmente a los mercados del sur.
Cuenta con una producción muy diversificada que se comercializa mayoritariamente en tres mercados concentradores que abastecen a más de 4 millones de consumidores. De acuerdo con Mondino, es “clave” sumar a las bases de datos las otras formas de producción y comercialización, tales como los actuales mercados de cercanía, que no se encuentran identificados. “Debemos sentar las bases para avanzar en materia de BPA y agroecología en la provincia”, subrayó.
El censo se realizará en conjunto con distintas instituciones como comunas y municipios, la cátedra de Horticultura de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), los tres mercados concentradores de la provincia, entre otros.
Las BPA, un requisito obligatorio
Según la Resolución Conjunta N° 5/181 de las Secretarías de Regulación y Gestión Sanitaria, y la de Alimentos y Bioeconomía, en enero de 2021 comenzó a ser obligatorio que toda la producción hortícola del país se encuadre bajo normas de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA). Esto implica cumplir con 7 requisitos clave para las etapas de producción y comercialización.
En principio, se debe contar con inscripción en el RENSPA y cumplir con la documentación que certifique la trazabilidad de la producción. Es decir, conocer su origen y destino. Sólo se deberán utilizar productos fitosanitarios autorizados por el SENASA, en sus envases originales y para los cultivos permitidos. Lo mismo sucede con los fertilizantes orgánicos, enmiendas y sustratos adquiridos a terceros utilizados en las actividades de producción primaria.
En relación al uso del agua, se debe realizar un uso eficiente, seguro y racional de agua segura. Además, se destaca la importancia de cumplir con pautas de higiene básicas para manipular las hortalizas y frutas al momento de la cosecha, acondicionamiento y empaque en el predio. No se debe permitir el ingreso de animales a las áreas cultivadas ni donde se manipula el producto cosechado. A su vez, se deberá contar con la asistencia de un técnico o profesional, para asesorar en la implementación de las BPA.