La ganadería extensiva requiere producir más pasto en forma sustentable
Hoy la sustentabilidad productiva no se negocia, por lo que cualquier sistema de producción debe ser rentable pero sostenible y para eso se necesita cuidar el recurso suelo.
Como sistema pastoril sustentable se entiende a uno que esté rotado con pastoreo intenso con altas cargas, fertilización balanceada y disponibilidad de agua en las parcelas. El objetivo es producir 15 toneladas de materia seca por hectárea con una utilización del 80%, que produzca 1.000 kg de carne por hectárea, que a valores actuales significa unos 1.500 dólares por hectárea.
Un 1% de materia orgánica significan cientos de kilos de fertilizante, por lo que es indispensable cuidarla, y en sistemas ganaderos bien manejados, incluso puede incrementarse.
“Hay que diseñar los campos y lotes para eficientizar el sistema de producción y la vuelta de los nutrientes al lugar de extracción, para cerrar el círculo productivo”.
La ingeniera agrónoma Elena Patrón, referente del Grupo Agua y Leche, de Uruguay, desde hace muchos años viene trabajando en la interacción de los animales con el pasto, la nutrición y fertilidad de los suelos, diseñando campos y lotes para eficientizar el sistema de producción y la vuelta de los nutrientes al lugar de extracción, para cerrar el círculo productivo, producir más pasto y con mayor sustentabilidad en los sistemas ganaderos.
Foco en el balance de nutrientes
“Si bien todos los sistemas de producción son extractivos, es imprescindible limitar y balancearlos con procesos de producción teniendo el foco en el balance de nutrientes, ya que una ganadería bien manejada sólo extrae un 5% de los nutrientes que consume el animal en pastoreo, algo que cambia notablemente cuando se cosecha el forraje y se comporta como un cultivo agrícola”, expresó Patrón. “En realidad, la pastura para corte es más extractiva que un cultivo agrícola anual, ya que se consume mucha más biomasa, extrayendo entre dos a cuatro veces más kilos de nutrientes que un cultivo”, apuntó.
En ese sentido, dijo que lo que se lleva el animal es una cantidad mucho menor. “Son 27 kilos de nitrógeno por cada 1.000 kilos de carne, 12 de calcio y 7 de fósforo, aunque en los sistemas lecheros la extracción es mucho mayor”, informó la especialista.
Fertilización y refertilización
En cuanto a la fertilización, Patrón explicó que “en primer lugar se debe estimar la oferta en función del análisis del suelo, y los requerimientos de las especies, cultivares, el manejo, la carga animal y el tipo de producción ganadera”.
En tanto, consideró a la refertilización como una práctica permanente para mantener la calidad del forraje y los parámetros productivos. “Así se mejora la cantidad y calidad del pasto, que en una mejor condición aumenta la proteína y baja la fibra, mejorando la digestibilidad y eficiencia de uso del forraje”, destacó.
Asimismo, la técnica uruguaya informó que “los márgenes de este sistema están entre los 400 y 700 dólares por hectárea, permitiendo también recuperar los suelos agrícolas”.
Vuelta de nutrientes al lugar de extracción
Patrón opinó que, por lo tanto, hay que diseñar los campos y lotes para eficientizar el sistema de producción y la vuelta de los nutrientes al lugar de extracción, para cerrar el círculo productivo. “Hay que pensar y diseñar el lote para que sea comido todo parejo y con agua a discreción”, remarcó.
“La vaca es una verdadera fertilizadora, ya que a los precios de hoy, devuelve en el año a través del bosteo 93 dólares de nitrógeno, fósforo y potasio”.
En ese sentido, teniendo en cuenta que a través de sus heces la vaca devuelve el 95% de los nutrientes al suelo, y el 80% de sus excretas quedan cerca de los bebederos debido a su reflejo animal, la especialista indicó que los bebederos deben estar distribuidos en forma homogénea, a poca distancia entre sí.
“Si tenemos un bebedero cada dos kilómetros, la deposición de las heces no será homogénea y el consumo de pasto tampoco, más aun teniendo en cuenta que cuando hace mucho calor el animal no se alejará demasiado del agua”, explicó. “Además –dijo- la vaca termina siendo una verdadera fertilizadora, ya que a los precios de hoy, devuelve en el año a través del bosteo 93 dólares de nitrógeno, fósforo y potasio, nutrientes esenciales para las plantas”.
Fuente: Abcrural