Manejo agrohidrológico: estrategia para mitigar la erosión
Especialistas del INTA Salta trabajan en la implementación de prácticas de manejo agrohidrológico que permiten mitigar procesos erosivos en lotes y caminos, protegen el suelo y facilitan la cosecha de agua de lluvia para diversos usos.

En el corazón del Valle de Lerma, en la provincia de Salta, las precipitaciones intensas del verano generan caudales de escurrimiento que provocan erosiones hídricas y anegamientos en las zonas bajas. Estas condiciones afectan rutas, caminos, viviendas y lotes productivos. La gravedad de la erosión puede ocasionar la destrucción de estructuras civiles, la pérdida de suelo productivo y la formación de cárcavas. Frente a esto, un equipo de investigadores del INTA Salta trabaja en el desarrollo de un enfoque integral basado en el manejo agrohidrológico, una práctica que combina estrategias de conservación de suelos, ingeniería agronómica, civil e hidrológica con el objetivo de mitigar los efectos negativos de las lluvias intensas.
López Morillo, especialista del proyecto Manejo de Tierras del INTA Salta, señaló que los objetivos de esta práctica son controlar la erosión, regular los caudales de escurrimiento erosivos durante las crecidas y aprovechar de manera diferida y eficiente el agua, considerando el uso y las prácticas conservacionistas del suelo como un elemento fundamental en la gestión, con el fin de aprovechar los recursos de manera adecuada y evitar la degradación.
El proyecto incluyó un relevamiento topográfico, la geolocalización de áreas críticas y el análisis de las características del suelo y el clima. Luego, en gabinete, se diseñaron las terrazas y se planificaron las obras teniendo en cuenta la infraestructura existente. La fase final consistió en la ejecución de las obras, incluyendo la construcción de terrazas de desagüe y represas.

Actualmente, la Estación Experimental INTA Salta cuenta con dos terrazas de desagüe de aproximadamente tres kilómetros de largo, que permitieron controlar la erosión y ordenar los escurrimientos. “Gracias a estas obras, se redujeron los daños en caminos internos, se frenó el avance de cárcavas y se pudo cosechar agua de lluvia para diversos usos”, puntualizó López Morillo.
La experiencia ha generado importantes aprendizajes sobre la adaptabilidad del entorno del Valle de Lerma. Agustín Franzoni, investigador del equipo de “Manejo de Tierras” del INTA Salta, destacó la vulnerabilidad de los suelos franco-limosos a la pendiente de los cauces de terrazas y recomendó no superar el 0,4 % de pendiente en la traza.
“En aquellos casos donde la topografía o la infraestructura limitan la pendiente máxima recomendada, se han implementado estructuras como bordos perpendiculares (saltos hidráulicos) para reducir la velocidad del escurrimiento y prevenir la erosión”, indicó Franzoni, y agregó: “Estas soluciones han sido aplicadas con éxito en una de las terrazas de desagüe de la experimental”.
El manejo agrohidrológico no es una receta única, sino un conjunto de estrategias adaptadas a cada entorno. Entre las prácticas que pueden implementarse están las forestaciones, las rotaciones de cultivos, los cultivos de cobertura y las medidas estructurales como cauces cementados y saltos hídricos.
Según López Morillo, la planificación de este tipo de manejo permite a los productores tener una visión integral de su establecimiento, considerando la topografía, los suelos, el clima y la infraestructura existente. “Si bien puede parecer una tarea compleja, la combinación de distintas estrategias permite amortiguar eventos climáticos extremos y mejorar la eficiencia en el uso del agua y el suelo”, señaló.
El manejo agrohidrológico no solo es una solución viable para la problemática de la erosión hídrica, sino también una oportunidad para potenciar la producción agropecuaria y garantizarla a largo plazo.

FUENTE: INTA Informa
