Comparsas de esquila: un trabajo en constante movimiento
La esquila de ovinos en la Patagonia es una de las actividades de mayor demanda de mano de obra. La mejora de estos procesos de trabajo es promovida por el Programa para el Mejoramiento de la Calidad de Lana y por el INTA.
Uno los trabajos rurales más demandados en esta época por los establecimientos de producción ovina es el empleo de esquila. Este es considerado un trabajo calificado, de alta demanda física y estacional. Se realiza de forma temporaria, con traslados constantes entre establecimientos y con una remuneración por animal esquilado. El 8 de octubre se conmemora el Día del Trabajador Rural para destacar la importancia de la generación de derechos para los trabajadores, mejorar la calidad de vida de la familia rural, generar mano de obra calificada y fortalecer las acciones que promuevan el trabajo decente.
La mejora de estos procesos de trabajo es promovida por el Programa para el Mejoramiento de la Calidad de Lana (PROLANA), mediante capacitaciones y evaluaciones de desempeño. Asimismo, para conocer indicadores de esta actividad, el INTA Bariloche lleva a cabo un estudio enfocado en las redes sociales que se establecen durante la zafra entre los productores agropecuarios y las comparsas de esquila de Río Negro. Para ello se analizan los recorridos y cronogramas de esquila mediante la creación de mapas participativos en conjunto con las comparsas. Además, esta información se combina con los datos productivos de los establecimientos, permitiendo comprender aspectos socio-productivos fundamentales de la zafra.
De acuerdo con Ezequiel González –profesional del Laboratorio de Fibras Textiles del INTA Bariloche–, evaluar el proceso de esquila de manera participativa y espacialmente explícita permite comprender aspectos fundamentales de su desarrollo en el territorio: “Por ejemplo, la composición de las comparsas de esquila, el diseño de su hoja de ruta, los caminos que utilizan y área geográfica en la cual desarrollan su trabajo son elementos cruciales para comprender las fortalezas y limitantes del proceso de esquila en la región”.
Para González, es valioso conocer cómo las comparsas planifican su trabajo en base a la cantidad de establecimientos, la capacidad de trabajo, las distancias recorridas y las condiciones climáticas. Estas cuestiones son claves para responder en tiempo y forma a la demanda de turnos de esquila, especialmente para realizar las esquilas antes de las pariciones, lo que resulta en lana de mejor calidad y mayor valor en el mercado.
La zafra lanera depende en gran parte de las comparsas de esquila, por lo que generar información sobre sus capacidades es vital para fortalecer este eslabón esencial de la cadena productiva ovina.
La contratación de mano de obra para esta tarea se realiza principalmente mediante grupos de trabajo denominados “comparsas de esquila” que, además, proveen la maquinaria y los implementos necesarios para la tarea (como máquinas con peine, tijeras manuales y prensadoras) y realizan el acondicionamiento y enfardado de la fibra.
Raúl Eduardo Balboa es dueño de una comparsa de esquila de Telsen a 180 kilómetros de la ciudad de Trelew –Chubut–. Aprendió el oficio a los 17 años en una estancia en Península de Valdés y luego de trabajar muchos años como clasificador de lanas, compró las herramientas necesarias para armar su propio grupo de trabajo y recorrer varias provincias patagónicas.
“Arrancamos la campaña en agosto en la costa en la zona de Camarones en una estancia que tiene 24 mil ovejas. Para septiembre nos trasladamos a Leleque que está en zona cordillerana en donde esquilamos unos 50 mil animales”, comentó Balboa y remarcó: “Generalmente terminamos a mediados de noviembre, pero todo depende del clima que es un factor que condiciona mucho nuestro trabajo”
Las jornadas laborales son de 9 horas organizadas en 4 cuartos de 2:15 horas cada uno. De acuerdo con Balboa, el trabajo de las comparsas es arduo y agotador. La mayoría de las comparsas de esquila están conformadas por hombres jóvenes, aunque también hay un número menor de mujeres que se suman a estos equipos de trabajo.
“El trabajo en la zafra lanera es bastante sacrificado”, relató el dueño de la comparsa y señaló algunas dificultades: “Lo más duro es alejarse de la familia durante los tres, cuatro y hasta seis meses que dura la campaña. Además, llegamos a algunas estancias en donde las condiciones de vida no son las mejores y necesitamos garantizar algunas comodidades”.
De acuerdo con Balboa, es importante realizar la esquila bajo protocolo que contempla el bienestar animal y garantizar la limpieza de los galpones, de la lana y el desborde para evitar la contaminación del producto obtenido.
Fuente: Inta