“La suerte de las empresas ganaderas está atada a la evolución del poder adquisitivo de las familias argentinas”
La demanda mundial de carne registrará en 2023 un crecimiento por encima de la oferta exportable, indicó José Lizzi, líder del área de Ganadería de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA).
En este sentido, Lizzi remarcó que “uno de los mayores exportadores, Estados Unidos, experimente una caída importante de la producción debido a una severa sequía que afecta buena parte de su territorio”.
Sin embargo, aclaró Lizzi, como en 2022, las eventuales oportunidades que pudiesen aparecer en el mercado internacional estarán condicionadas por las restricciones a las exportaciones, los derechos de exportación y las distorsiones cambiarias.
CREA dio a conocer sus proyecciones esta semana en el Outlook Ganadero 2023, llevado a cabo en la sede porteña de la entidad.
Según el directivo, “para que al sector ganadero le vaya bien es necesario que le vaya bien a la Argentina”, pues hay una elevada correlación entre el nivel de facturación del sector ganadero con el PIB del país.
Al analizar los datos microeconómicos de la cadena de valor ganadera correspondientes a las últimas dos décadas, CREA dio cuenta de una “elevada correlación entre el precio del novillo y el valor minorista de la carne vacuna, con lo cual la suerte de las empresas ganaderas está atada a la evolución del poder adquisitivo de las familias argentinas”.
La proyección para 2023 realizada por Ganadería CREA, tanto de máxima como de mínima, muestra que no existe posibilidad de replicar el nivel de faena registrado en 2022 “porque eso implicaría resentir el stock y la oferta futura de carne”, explicó Lizzi.
En este sentido, apuntó: “Con la expectativa de un maíz caro para el primer semestre del año que viene, muchos planteos ganaderos van hacia diseños más defensivos con un mayor componente de base pastoril”.
Asimismo, se prevé que continúe la retención de vientres que, si bien en el mediano plazo contribuye a aumentar la oferta de carne, puede generar lo contrario en el corto plazo.
La media de datos del registro histórico reciente muestra que, en períodos previos a ciclos electorales, el valor del novillo tiende a experimentar un ajuste entre diciembre y marzo del año siguiente para luego permanecer sin mayores cambios hasta el período posterior a la elección, donde suele haber una suba significativa, detalló CREA.
Al respecto, advirtió que la cuestión es que tanto el valor del novillo como el de la carne vacuna registran desde comienzos del presente año un retraso importante respecto de la inflación.
Ante ello, el directivo de CREA recomendó seguir de cerca la situación climática en las principales zonas criadoras argentinas, ya que en las ocasiones en las cuales una restricción forrajera impulsó una gran oferta vendedora de terneros/as, hubo un impacto directo en los precios de esa categoría.
“El 2023 será muy probablemente un año de cambio de tendencias y el 2024 podría haber nuevas oportunidades, para lo cual es indispensable que las empresas ganaderas permanezcan lo más sólidas posible”, concluyó.
El Economista