Diseñan un protocolo para la producción de rosas libres de virus
El INTA y la Cámara de Viveristas de San Pedro –Buenos Aires– trabajan en la producción de rosales libres de virus para asegurar una mejor calidad y sobrevida de las plantas. Proponen la comercialización de ejemplares con un sello de calidad que garantiza su sanidad y la variedad a la que pertenece. El proyecto apunta al uso de tecnologías para la detección de posibles virus y a la preservación de materiales ya saneados.
Una de las causas principales de contaminación de los rosales con virus es la intervención del hombre, debido a que solo se transmiten a través de yemas, estacas o de raíces de plantas infectadas hacia raíces de plantas sanas. Prunus Necrotic Ring Spot Virus (PNRSV) y Apple Mosaic Virus (ApMV) son los más comunes, pero no son los únicos. Por eso, un equipo del INTA junto con la Cámara de Viveristas de San Pedro –Buenos Aires– trabajan en la producción de rosales libres de virus que aseguran una mejor calidad y sobrevida de las plantas. Para esto, desarrollaron un protocolo que permite sistematizar las etapas de producción para fomentar su multiplicación y producción y mantener su condición sanitaria.
Laura Hansen –directora de la Estación Experimental Agropecuaria San Pedro del INTA y una de las referentes del proyecto– señaló: “El propósito del protocolo es establecer una metodología para asegurar que las plantas producidas mantengan y puedan demostrar su condición sanitaria y garantizar la variedad. Se trata de disminuir las pérdidas en el cultivo de rosales y mejorar la calidad final de las plantas a fin de reposicionar el producto en los distintos mercados del país”.
La producción de plantas de rosa es una actividad de gran importancia a nivel local. El 80 % de los viveros de San Pedro poseen producción de rosales. Actualmente, los viveros productores de rosales, y aún aquellos que incorporaron los materiales libres de virus producen con materiales tradicionales debido a que todavía no se encuentra saneada la totalidad de variedades demandadas por el mercado.
Ricardo Heguiabeheri –extensionista del INTA San Pedro– señaló que los productores que cumplen con el protocolo ven los beneficios en forma inmediata. Y explicó que: “La incorporación de los materiales saneados y la adopción del nuevo manejo a lo largo del proceso productivo, ha permitido disminuir las pérdidas, aumentando el prendimiento de las estacas como así también de los injertos, traduciéndose en mayor cantidad de plantas logradas por superficie, y mejorando la calidad final de las rosas”.
El proyecto sobre rosas de sanidad y variedad controlada propone un protocolo del manejo de los materiales de multiplicación para la producción de plantas de rosas sin virus. A partir de la provisión del material de propagación saneado por el INTA San Pedro se hace un seguimiento a lo largo de todo el proceso productivo, interviniendo en la adquisición de las estacas y yemas para su injertación, el desarrollo del cultivo dentro de los lotes de producción y finalmente en la etapa de comercialización.
Uno de los principales problemas sobre la calidad de estas plantas, es que se producen a partir de la propagación de materiales enfermos. Desde 2017 un grupo de productores de la Cámara de Viveristas trabaja en este proyecto para producir plantas libres de virus. La iniciativa supone partir de portainjertos y yemas sanos, tanto para el cultivo como el plantel de plantas madre y comercializar rosas saneadas e identificadas, según su variedad.
Los productores podrán acceder a través del protocolo diseñado por INTA a la sistematización y digitalización de los procesos de producción, el análisis de los virus mencionados y a los contenidos de la etiqueta del sello de calidad Clúster que será entregada al final del ciclo productivo previo a su comercialización.
“Este año el proyecto se complementó con la elaboración de un protocolo que ordena prácticas, establece un seguimiento del proceso de producción, elabora registros y aporta la incorporación de hábitos que mejoran la calidad productiva de los rosales”, indicó Heguiabeheri quien señaló que también se implementó un sistema de trazabilidad que garantiza todo el proceso de producción de las plantas siguiendo las normativas vigentes de producción para el sector.
De esta forma, explicó Heguiabeheri “se podrá estandarizar prácticas de manejo del material de propagación, disminuir los riesgos de infección de los materiales, minimizar la mezcla de las variedades y mejorar la calidad del proceso de producción y del producto final”.
El trabajo en conjunto se da con la participación del Clúster Florícola constituido por un conjunto de productores de flores y plantas ornamentales del Área Metropolitana de Buenos Aires y San Pedro que, junto a las instituciones gubernamentales, de ciencia y técnica, con apoyo tanto público como privado dentro de la región conforman un sector con amplia trayectoria productiva.
Lucila Varela–investigadora del INTA San Pedro– afirmó “si bien es incipiente la iniciativa, se espera que cada año más productores se sumen a este proceso productivo, generando un incremento de plantas producidas bajo esta modalidad. A medida que se va conociendo este producto, su demanda va en aumento”.
La conformación del clúster y la voluntad de trabajar para mejorar la situación competitiva fue impulsada en principio por el Instituto de Floricultura del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria en busca de incrementar la eficiencia de la actividad y mejorar el entramado productivo y la red organizacional dentro del sector florícola.
Protocolo para la producción de rosas
Los rosales se multiplican agámicamente, lo cual consiste en este caso que la planta se desprende de una parte que la conforma de la que surgirá una o varias plantas nuevas, completas e iguales. Se obtienen copias idénticas del organismo progenitor. Generalmente los productores plantan las estacas y luego las injertan con yemas extraídas del cultivo comercial del año anterior.
“El protocolo de material de multiplicación para el cultivo de rosas propone cuatro tipos de lotes de producción: el lote inicial y lote preincremento son las etapas previas al cultivo de las plantas, que luego pueden pasar al lote incremento o al lote comercial según desee cada productor”, expresó Mariana Piola, una de las integrantes del equipo de trabajo del INTA San Pedro.
En el “lote inicial” se encuentran todas las plantas en condiciones de ser multiplicadas. El primer paso para la introducción es la selección de la variedad según interés de los productores.
Posteriormente, se realiza una observación visual minuciosa de las plantas para corroborar que respondan a las características morfológicas de la variedad, no manifieste anomalías, y al mismo tiempo poder detectar alguna sintomatología no deseada. Por último son testeadas en su primera brotación, a partir de hojas y/o pétalos extraídos en primavera, en el laboratorio de fitopatología del INTA San Pedro. Las plantas cuyos resultados son positivos para alguno de los cuatro virus analizados, serán eliminadas del lote.
El resto de las plantas cuyo resultado da negativo, es identificado correctamente por su variedad y ubicado en un plano. “Año tras año se van sumando nuevas variedades según las posibilidades”, indicó Piola quien agregó que el lote debe mantenerse sin malezas y en condiciones óptimas de sanidad en todos los aspectos ya que de estas plantas se extraerán las yemas que se injertarán en la segunda etapa de producción “lote de preincremento”.
De este próximo lote saldrá el material vegetal solicitado por los productores interesados en acceder al sello de calidad Clúster, tanto para sus propios “lotes de incremento” como para “lotes comerciales”. El mismo deberá estar debidamente identificado y analizar cada variedad periódicamente para conocer su estado sanitario para mantener el estándar de calidad.
Los “lotes de incremento” están constituidos por plantas madres para la obtención de estacas o yemas que cada productor posee en su unidad productiva, siendo como único destino su uso en cultivos propios. Es necesario realizar una planificación previa de la producción deseada, para tener ordenado los distintos lotes en el campo y definir con certeza la cantidad de estacas necesarias para las plantas madres de portainjerto y las plantas madres de variedades.
El lugar elegido para este lote permanecerá inamovible por cinco años, el tiempo máximo permitido para la extracción de yemas o estacas, las plantas deben estar correctamente identificadas con etiquetas, y el lote con cartel, para diferenciarlo del lote productivo comercial
Del material extraído de las plantas madres propias que posee el productor, se debe confeccionar una Declaración Jurada.
Por último los “lotes comerciales” son aquellos que tienen como objetivo la comercialización de las plantas producidas. Se inician con materiales provenientes de los lotes de incremento tanto de la Cámara de viveristas o del propio productor, habilitados previamente por haber cumplido con lo establecido en el protocolo. Deberá estar separado del lote de incremento e identificado con un cartel.
El procedimiento de plantación, injerto, seguimiento y muestreo es igual que para el lote de incremento. Se realizarán análisis para los virus más comunes de los rosales, en particular Prunus Necrotic Ring Spot Virus (PNRSV) y Apple Mosaic Virus (ApMV) a razón de una muestra compuesta Antes de arrancar las plantas, se deberán contabilizar las que se encuentran aptas para la venta.
Un asesor técnico realizará durante el ciclo productivo el seguimiento y control de las plantas en cuatro visitas por establecimiento, cada una tiene diferentes objetivos específicos: Identificación y destino del lote, constatar la plantación de las estacas y conteo de las mismas – Conteo de los injertos prendidos en la primera brotación, y relevamiento de su estado sanitario – Conteo de las plantas aptas para la venta y relevamiento de su estado sanitario – Recolección de las muestras a analizar y envío al laboratorio de INTA. Posteriormente se analizará la consistencia de toda la información relevada para obtener el “sello de calidad Cluster”.
Desde 2020 ya están disponibles las plantas que llevan la etiqueta que dan cuenta del cumplimiento del protocolo. Gracias al proyecto no sólo se cumple con un requisito de calidad, sino que facilita al comprador la adquisición de las plantas, con una identificación directa de la variedad con foto de la flor y un QR que lleva al catálogo de rosas. La propuesta es que más productores se sigan sumando al cultivo de rosas con el protocolo de sanidad para revalorizar el producto de la zona a nivel nacional.