Resto de yerba mate como fertilizante para tu jardín y huerta. ¿Es bueno?
El 1,5% de la producción yerbatera es desecho industrial no apto para consumo, pero con potencialidad para usarse como fertilización orgánico.
El compost es un magnífico abono orgánico y natural que sirve para mejorar la tierra del jardín donde crecen plantas y arbustos y para alimentar las plantas de manera orgánica y saludable colaborando de ese modo al cuidado del Medio Ambiente.
¡Prepararlo es muy simple! Para ello se utilizan y aprovechan los residuos vegetales del jardín y del hogar, entonces se desperdicia menos basura y por ende, hay menos contaminación ambiental.
Podemos realizar compostaje fácilmente en nuestros hogares siguiendo algunas indicaciones para hacerlo de la manera correcta.
Para empezar debemos conseguir una compostera, que es un recipiente con drenaje donde pondremos la yerba mate seca y el resto de los residuos orgánicos.
El uso de abonos orgánicos para mejorar las cualidades físicas, químicas y la bioestructura del suelo es una práctica antigua y de valor comprobado. Constituye una fuente de carbono para los microorganismos, mejora la capacidad que tiene el suelo para retener y liberar iones positivos (por ejemplo minerales) del suelo, a través de una mejoría de la porosidad y la retención de humedad en el mismo.
La aplicación directa del polvo en los cultivos no es viable debido al reducido tamaño de partícula lo cual dificulta su dispersión, y en base a este escenario, el empleo de subproductos de la industria yerbatera en el desarrollo de sistemas de encapsulación para la liberación controlada de fertilizantes se presenta como una alternativa de reciclaje de bajo costo.
Efectos adversos en el suelo
La doctora Aline Schneider Teixeira, también a cargo del proyecto señaló que “las altas concentraciones de fertilizantes pueden producir efectos colaterales como daño a los cultivos o contaminación de las napas de agua”; y que su éxito depende principalmente de la posibilidad de sincronizar la provisión de nutrientes con las demandas de la planta.
“En este sentido, la liberación controlada de los nutrientes puede resultar una solución adecuada, permitiendo la disponibilidad continua, aumentando la productividad agrícola, eliminando la necesidad de aplicaciones extras y reduciendo los costos”, resaltó la científica.
Por su parte, Deladino describió que la encapsulación es una tecnología mediante la cual se logra proteger materiales activos con biopolímeros que actúan como recubrimientos y facilitan su dosificación, su liberación en forma controlada y su manipulación industrial. Los materiales usados para la encapsulación pueden ser biocompatibles y biodegradables, a menudo también, son subproductos industriales Entre ellos se encuentran el almidón nativo y modificado por distintos procesos, quitosanos, alginatos, gelatina, derivados de la celulosa, etc”.
Fuente: Infoagro