Paneles solares que hacen florecer el desierto: experimento revela un suelo más fértil

Un experimento en el corazón del desierto chino muestra que cuando los paneles solares coexisten con cultivos y vegetación, el suelo recupera la retención de agua, acumula vida e inspira ideas para las zonas semiáridas del mundo.

Paneles solares en una zona árida, donde la sombra ayuda a reducir el calor y retener más humedad en el suelo

Un desierto, una gigantesca planta solar y un desafío: ¿es posible generar energía y, al mismo tiempo, transformar la arena pobre en suelo vivo? Esta fue la pregunta que se planteó un grupo de científicos al instalar paneles fotovoltaicos en medio de una región árida de China, donde el viento transporta la arena de un lado a otro y casi nada puede crecer sin ayuda.

planta, sol
Los sistemas agrivoltaicos combinan paneles solares y cultivo, utilizando la misma superficie para generar energía y producir alimentos.

En lugar de tratar el desierto simplemente como un “espacio vacío” para colocar paneles, los investigadores decidieron probar algo más audaz: combinar la energía solar con la agricultura y la restauración ambiental.

El resultado, después de unos años, fue un suelo más húmedo, con más materia orgánica, más raíces y una explosión de microorganismos, precisamente los pequeños aliados que contribuyen a la fertilidad. Y esta historia es de gran interés para Brasil.

Desierto, paneles y suelo aparentemente sin vida.

En el estudio, los científicos compararon tres maneras de ocupar la misma área. En una parte, instalaron paneles sobre arena prácticamente desnuda con poca vegetación.

En otra, sembraron arbustos resistentes para sostener las dunas. Y en una tercera, adoptaron el modelo “agrovoltaico”: paneles solares en la parte superior, cultivos y plantas nativas en la inferior, dividiendo la luz y la sombra.

Sol
Los sistemas agrovoltaicos crean sombra parcial, lo que reduce el estrés hídrico y promueve la vida del suelo.

Con el tiempo, la diferencia se hizo evidente. Donde solo había arena, el suelo permanecía pobre, caluroso y seco. En las zonas con arbustos, hubo cierta mejora en la protección contra el viento, pero el suelo reaccionó poco. En las parcelas agrovoltaicas, sin embargo, las raíces de los cultivos y las plantas nativas comenzaron a “coser” la tierra, acumulando materia orgánica, ayudando a retener agua y creando un ambiente más fresco, incluso en pleno desierto.

La vida oculta bajo la sombra de los paneles.

Lo que los ojos no ven, el microscopio lo revela. En zonas donde coexistían paneles y plantas, la cantidad de bacterias, hongos y otros microorganismos del suelo se disparó.

La humedad se volvió más estable, la temperatura menos extrema y el pH menos alcalino, lo que facilita la vida de las raíces.

Entre los principales efectos observados en este modelo agrovoltaico destacan los siguientes:

  • Suelo más húmedo y con menos variaciones bruscas de temperatura a lo largo del día.
  • Aumento de la materia orgánica, que actúa como una “esponja” para el agua y los nutrientes.
  • Más raíces finas explorando el perfil del suelo, transportando carbono a capas más profundas.
  • Comunidades microbianas más diversas, acelerando el reciclaje de nutrientes.

En conjunto, estos factores resultaron en un índice de calidad del suelo en las zonas agrovoltaicas mucho mayor que el observado en las dunas móviles y en las parcelas con revegetación pura. En otras palabras, los paneles no solo redujeron la factura de la luz: ayudaron a reconstruir la vida bajo la superficie.

Lecciones para la región semiárida brasileña

Brasil está experimentando una rápida expansión de plantas de energía solar en regiones áridas, como el Nordeste semiárido y partes del Cerrado, a menudo en pastizales degradados. El estudio, realizado en pleno desierto, muestra que hay que tomar una decisión importante: o tratamos estos espacios simplemente como “estacionamientos para paneles solares”, o aprovechamos la oportunidad para restaurar los suelos, producir alimentos y fortalecer las comunidades rurales.

Esto no significa copiar el modelo chino al pie de la letra. Cada región tiene sus propias precipitaciones, tipo de suelo, cultivos y desafíos.

Pero el mensaje es claro: combinar la energía solar con la agricultura y la restauración puede ser una estrategia poderosa para combatir la desertificación, reducir la presión sobre nuevas áreas y generar ingresos para los pequeños productores.

Para que esto suceda a gran escala, será necesaria la planificación, la investigación local y políticas públicas que fomenten proyectos agrovoltaicos bien diseñados, con un uso eficiente del agua, especies adaptadas y participación comunitaria desde el principio.

Si el desierto chino logró que el suelo “despertara” bajo la sombra de los paneles, la región semiárida brasileña también puede transformar la intensa luz solar en energía, alimentos y suelo sano, todo al mismo tiempo.

Referencia de noticias

Integrated photovoltaic-agriculture systems enhance soil health in desert ecosystems: evidence from microbial biomass and nutrient synergies. 1 de dezembro, 2025. Ma, M. et al.

FUENTE: METEORED Diego Portalanza