Feedlot: cómo convertir la limpieza de los corrales en negocio

Más allá de evitar ineficiencias por acumulación de estiércol, proponen recuperar los costos de recolección y logística generando un nuevo ingreso. Qué estrategia utilizan para vender abono orgánico y establecer su precio, y cuáles son los impactos en los cultivos. La experiencia de un feedlotero y un agricultor.

Mientras los feedlots del país afinan cada vez más la formulación de dietas y el manejo de datos, se pone en evidencia un punto crítico que enmascara los resultados potenciales de estos avances: la gestión del estiércol.

Ante este desafío, Teknal, una empresa cuyo core business es la nutrición animal, acompaña a los establecimientos para transformar ese residuo de la ganadería intensiva en un insumo agrícola, asesorándolos en todo el proceso. El objetivo es mejorar la eficiencia a nivel sistémico, minimizando impactos ambientales.

En esta oportunidad, se presentan los casos de Costa Ganadera y Las Chilcas como muestras de soluciones replicables en feedlot puros y campos mixtos.

En el feedlot puro 

Emiliano Costantini es el dueño de Costa Ganadera, Arroyo Seco, Santa Fe, un engorde con capacidad para 7.000 cabezas que empezó a gestionar el estiércol hace unos pocos años y ya logró costo cero en la limpieza de sus corrales, vendiendo el compost a campos cercanos.

¿Desde cuándo distribuyen el estiércol? “Iniciamos la actividad hace unos diez años engordando para abasto y fuimos creciendo, hoy hacemos 70-80% exportación, un mercado que tiene grandes exigencias. Al principio limpiábamos los corrales cuando se podía y regalábamos la bosta a los vecinos, hasta que nos dimos cuenta de que esta tarea engorrosa podía tener una veta comercial”, recordó Costantini en diálogo con Valor Carne.

Así las cosas, desarrollaron una estrategia para monetizar las 5.000-7.000 toneladas por año generadas en los 64 corrales del establecimiento. La meta era cubrir entre 250 y 300 hectáreas a distancias no mayores a 5 kilómetros de modo que la logística no fuera tan onerosa.

Limpieza y recolección del estiércol en los corrales.

“Empezamos a trabajar junto con los productores buscando que, poco a poco, reconocieron el valor del abono orgánico. No soy experto en la materia, lo hago acompañado de gente con conocimientos que me apoya en este proyecto. El primer paso fue cubrir los costos de limpieza de los corrales, dejar de gastar plata, un objetivo que ya logramos”, señaló.

El paso a paso

¿Cada cuánto hacen esa limpieza? “En general cada 15 días pasamos un palón, una máquina que va arrastrando la bosta y la descarga en el mismo corral, nos lleva una hora por cada uno.  Asignamos una persona para esta tarea, tardamos cinco días en completar el feedlot”, contó Costantini. Como resultado, cada tres meses, o sea, cada 3 a 4 limpiadas, se forma una montaña de un tamaño considerable como para poder trasladarlo a los campos vecinos.

¿Y el compostaje? “Nos falta espacio para hacerlo en nuestro feedlot y por más que acarrear bosta fresca nos pega en los costos, nos termina resultando mucho más cómodo llevarlo directamente a las cabeceras de los lotes donde lo vamos a esparcir”, argumentó. Ahí, el material se deja quieto entre tres a seis meses “para poder incorporarlo con calidad, entre campaña y campaña”, por medio de contratistas a los que el feedlot les encarga la labor.

¿Cómo determinan el precio? “Sabemos lo que cuesta la limpieza, el trabajo del personal, la logística hasta el campo y el esparcido, además de los análisis para hacer el seguimiento. Entonces, conversamos con los productores y les sugerimos un precio que nos permita recuperar todos esos costos. Por lo pronto, les cobramos 12 a 13 dólares por tonelada de materia fresca. Casi todos acordaron con el precio y seguimos adelante”, reveló.

Los corrales limpios.

¿Análisis de laboratorio? “Si, suelo y bosta, las dos cosas. Necesitamos contar con datos duros para poder sentarnos con los ellos más adelante y establecer en conjunto un valor real por nuestro servicio, que contemple también los aportes a la agricultura”, apuntó.

Costa Ganadera esparce 18 toneladas de materia seca por hectárea, cada seis meses, que según sus análisis contienen 1,4% de nitrógeno y 0,6% de fósforo. Además, año a año, en el lote de cada productor, hacen una medición por hectárea, en un mismo punto georreferenciado, incluyendo contenido en materia orgánica, fósforo, carbono, nitrógeno, azufre y micronutrientes.

“Esta información me permitirá mostrarles los avances el día de mañana: ‘arrancaste con 15-20 ppm de fósforos y, hoy, con doble cultivo y cuatro años de aplicaciones, estás casi en 100 ppm”, indicó, resaltando que esta evolución ya se ve en lotes de sus clientes.

Costantini sostiene que muchos ya notaron el resultado del abono orgánico en sus cultivos. “Veníamos de tres años de seca en los que no se veía el potencial de la práctica y ahora la empezaron a ver con otra cara. Por ejemplo, en maíz, que en la zona rindió 70 qq, en donde lo veníamos aplicando, llegó a 100 qq”, comentó. Sin embargo, “poniéndome en el lugar de los clientes, yo diría: ‘no confío en una sola campaña buena, quiero ver repeticiones’. Seguro que en adelante se logrará un plus promedio de 10-15 qq”, finalizó.

En campo mixto 

Las Chicas es una empresa del norte de Córdoba, que cuenta con un feedlot para 20.000 cabezas y cultiva 12.400 ha, además de producir cerdos y bioetanol. El Ing. Agr. Javier Williams, al frente de la agricultura, aborda la estrategia de aplicación del estiércol en maíz y detalla cuánto pagan por el insumo.

“Hace siete años, empezamos a repartir los residuos del engorde en los cultivos para que los animales no se estresen. La bosta tiene un 70% a 80% de agua y si pasaba tiempo sin limpiar los corrales, no se secaban y se formaba barro. Ahora, el compost no nos alcanza para toda la agricultura, aunque sí para los campos propios, unas 4.500 hectáreas, que están cerca del feedlot”, relató.

Este abono orgánico se incorpora a razón de 1.000 hectáreas por año, rotando cada 3- 4 años. “Con seis meses de estacionamiento, contiene el 50% de materia seca y los nutrientes se van liberando a lo largo de tres años: el primero un 45%, el segundo un 35% y el tercero, 20%. De ahí el periodo que tomamos para volver al mismo lote”, indicó Williams, aludiendo a las tablas elaboradas en la empresa en función de la bibliografía internacional y las experiencias propias.

Aplicación del estiércol entre dos cultivos de maíz para silajes.

“Muchas veces hacemos maíz sobre maíz, que es la base de nuestras industrias, y achicamos los intervalos para mantener la fertilidad. También aumentamos la frecuencia cuando picamos el cultivo y el camión recolector pisa el suelo, eso funciona como un paliativo para la compactación”, explicó. Y detalló: “El compost se esparce después del picado para que se vaya incorporando con las lluvias y arriba se hace un cultivo de servicio, generalmente trigo en directa, que a veces da para cosechar”.

¿Cómo calculan cuánto aplicar? “La idea es que esta práctica tenga el  mayor impacto sobre la mayor superficie posible. Hicimos muchas pruebas, con 10 t/ha no teníamos buena respuesta del cultivo, al segundo año no nos quedaba mucho nitrógeno. Y con 40 t/ha nos hacían falta casi tres camiones de estiércol y, por lo tanto, cubríamos menos lotes. Finalmente, optamos por 20t/ha, era lo que más nos convencía entre logística y productividad. Ahora, tenemos el reparto estandarizado y con un solo vehículo hacemos una tirada que cubre una hectárea”, razonó.

¿Y los campos alquilados? “No nos alcanza la bosta de los 50 mil cabezas que engordamos por año para tanta superficie y además no podemos distribuir a más de 7 km del feedlot, los números no cierran”, reiteró.

Volviendo a las 20 t/ha -que contienen 10 t de materia seca, con 1% de nitrógeno y 0,5% de fósforo- el establecimiento incorpora 100 kg/ha de nitrógeno y 50kg/ha de fósforo, que equivalen a 200 kg de urea y 180 kg de superfosfato triple, respectivamente.

“Son dosis altísimas, tenemos los lotes protegidos por tres años. Esto evita que usemos fertilizantes sintéticos que tienen un peso muy alto en la huella de carbono de los cultivos”, subrayó.

Las Chicas cultiva maíz en directa en estos campos desde hace 25 años. “Arrancamos con 80 ppm de fósforo, pero este nivel fue bajando a pesar de la fertilización; y hoy en lotes que ya tienen dos aplicaciones de estiércol hemos vuelto a pisar los 50 ppm. O sea que estamos reponiendo el fósforo al sistema”, diagnosticó.

¿Y el precio? “Desde la agricultura podemos pagar USD100 por cada 20 t/ha aplicadas: 50 para el feedlot y 50 para el servicio de logística, que es de la empresa. El equipo rasquetea el corral, saca el estiércol, lo vuelca en el lote y una vez compostado lo vuelve a levantar y lo pone arriba del repartidor”, pormenorizó.

Para finalizar, Williams resaltó que esta tecnología se irá diseminando porque todos los engordes eficientes necesitan sacar la bosta de los corrales. “La limitante para aprovecharla es la logística, hay que pensar en soluciones para campos mixtos y a escala zonal”, concluyó.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein, Editora de Valor Carne