Balance de la campaña agrícola en Argentina: rindes que cumplen, siembras que se frenan y clima que manda

El balance agrícola 2025 revela rindes sólidos en soja y maíz, pero muestra complicaciones en la siembra de trigo por lluvias persistentes en el este de la región núcleo.

La campaña agrícola 2025 entra en una etapa bisagra. Mientras los cultivos de verano —soja, maíz y sorgo— cierran su ciclo con buenos rindes, la siembra de trigo, que da inicio a la campaña fina, enfrenta un escenario complicado en zonas clave como la región núcleo.

El clima, una vez más, se convierte en protagonista clave para productores que deben tomar decisiones al límite, entre el barro, las ventanas de siembra que se acortan y la presión de los márgenes.

Los datos actualizados por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BdeC) y la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) permiten trazar un panorama claro y contundente. Los resultados de la gruesa son sólidos, pero el arranque de la nueva campaña está condicionado por lluvias, suelos saturados y pérdidas de superficie, especialmente en el este agrícola.

Trigo: buen ritmo en el oeste, pero mal en la zona núcleo

Según el relevamiento de la BdeC al 18 de junio, la siembra de trigo alcanzó un avance del 60,3 % del área nacional proyectada, que es de 6,7 millones de hectáreas. En la última semana, se logró un notable progreso de 21,8 puntos porcentuales, aunque todavía existe un retraso interanual de 5,2 puntos.

Sin embargo, no todas las cifras son alentadoras. Los datos de la Bolsa de Comercio de Rosario muestran una realidad compleja cuando se hace foco en la región núcleo, donde la intención inicial de siembra se recortó en 50.000 hectáreas por la imposibilidad de trabajar en suelos saturados.

Las lluvias del fin de semana previo dejaron entre 5 y 20 milímetros, acumulando excesos sobre áreas que ya venían comprometidas. En departamentos del este como Pergamino, San Pedro, Rosario y San Nicolás, la siembra está prácticamente paralizada, y muchos productores ya descartan la posibilidad de avanzar con cultivares de ciclo largo.

En contraste, el oeste de la región núcleo —General Pinto, Venado Tuerto, Cañada Seca— logró avanzar rápidamente, con buenas condiciones de piso y humedad adecuada para lograr emergencias parejas y un stand uniforme. No obstante, el reloj climático corre, y las próximas dos semanas serán decisivas: si el clima no mejora, muchas hectáreas quedarán sin cubrir.

Lote con trigo en pleno proceso de germinación y emergencia, en el centro sur del departamento San Martín en la provincia de Santa Fe. Gentileza: Bolsa de Comercio de Santa Fe

“El trigo arranca condicionado, y no solo por el agua. Hay incertidumbre macro, costos altos en servicios, y el productor está priorizando márgenes”, explicaron desde la BCR.

Rindes estables en soja y demoras en zonas anegadas

La oleaginosa transita su tramo final con buenos resultados. De acuerdo con la BdeC ya se cosechó el 96,5 % del área apta, con un rendimiento medio de 31,6 quintales por hectárea para la soja de primera y 25 qq/ha en la de segunda.

Esto permite mantener la proyección de producción en 50,3 millones de toneladas, consolidando una recuperación significativa frente a la dramática sequía de 2023.

Sin embargo, en sectores del centro y sur de Buenos Aires, el exceso de agua complica la trilla. Este retraso en la cosecha también presiona la rotación, ya que el trigo no puede sembrarse en esos mismos campos hasta que no se termine la recolección, lo que achica aún más la ventana para la fina.

Desde el punto de vista comercial, el mercado sigue mostrando señales mixtas. La mayoría de los productores optó por guardar soja en silobolsas, esperando una mejora en los precios internacionales o definiciones políticas que despejen el horizonte fiscal y cambiario.

Buenos rindes, alta humedad y costos extra para el maíz

El cereal también cierra una campaña sólida. Con un avance de cosecha del 49,6 % del área apta, la BCBA mantiene su estimación de producción en 49 millones de toneladas, con un rendimiento promedio nacional de 78,2 qq/ha.

El comportamiento regional es dispar. En zonas como el NOA y el oeste de Córdoba, los rindes llegan hasta 60 qq/ha, mostrando un excelente desempeño a pesar de un verano con altibajos.

En el norte y oeste de Buenos Aires, los planteos tardíos se están cosechando con alta humedad y dificultades de piso. Muchos productores optaron por trillar igual, aunque los granos están por encima del nivel óptimo, lo que encarece el proceso por los costos de secado.

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Lote con maíz tardío en etapa reproductiva R8 (madurez plena), buen estado, en el suroeste del departamento San Cristóbal, provincia de Santa Fe. Gentileza: Bolsa de Comercio de Santa Fe

La presión climática se suma a la logística apretada: liberar lotes para la fina, mover camiones en caminos deteriorados y evitar pérdidas por vuelco o desgrane son prioridades en esta etapa. A pesar de todo, el maíz confirma su lugar como uno de los pilares de volumen de la campaña.

Rindes variables en sorgo

El sorgo granífero muestra un avance de cosecha del 61,5 % del área, con un rendimiento promedio nacional de 36,6 qq/ha, aunque con notables variaciones. En el NEA, se informan promedios de 27,8 qq/ha, mientras que en el centro-norte de Córdoba se superan los 54 qq/ha.

La proyección de producción se mantiene en 3 millones de toneladas, y el cultivo confirma su valor en esquemas mixtos o ganaderos, especialmente en regiones que enfrentan mayores costos sanitarios para maíz o tienen menor infraestructura. Al igual que los demás cultivos, el sorgo también enfrenta dificultades en la provincia de Buenos Aires, donde el barro impide avanzar en tiempo y forma.

El clima y los márgenes agrícolas definen el invierno

El panorama general de la campaña agrícola argentina muestra una gruesa que cumple y una fina que tropieza. Mientras soja y maíz entregan rendimientos esperados o incluso por encima de las proyecciones, la siembra de trigo se convierte en una carrera contra el clima.

Los productores se enfrentan a un dilema de costos y tiempos: sembrar en malas condiciones, esperar una mejora o directamente resignar superficie. A eso se suma un escenario macroeconómico que condiciona inversiones, decisiones comerciales y hasta la disponibilidad de insumos.

El invierno 2025 será clave. Según especialistas, se espera un patrón climático más cercano a las medias históricas, con lluvias más repartidas y temperaturas dentro del rango estacional, pero el daño ya está hecho en parte de la región núcleo.

FUENTE: Meteored