Estrategias para el manejo adecuado de pasturas frente a los renovales

Desde el INTA Formosa, un equipo de especialistas propone una serie de pautas para controlar a tiempo los rebrotes de árboles y arbustos leñosos nativos que surgen después de un desmonte. Se trata de una competencia vegetal que degrada las pasturas y encarece los sistemas productivos.

La expansión de renovales —brotes vigorosos de especies leñosas nativas que resurgen tras desmontes, rolados o sobrepastoreo— representa uno de los desafíos más persistentes en los sistemas ganaderos del norte argentino. Su avance no solo reduce la disponibilidad de forraje, sino que compromete la movilidad del ganado, dificulta el uso de maquinaria y dispara los costos operativos. Frente a esto, técnicos del INTA de El Colorado –Formosa– advierten sobre la necesidad de actuar de manera temprana y planificada y brindan recomendaciones para un manejo adecuado.

En el norte argentino, es común observar rebrotes de árboles y arbustos leñosos nativos o naturalizados –como espinillos, coronillas, talas, ñandubay, acacias, etc.– que surgen generalmente desde raíces o tocones remanentes después de un desmonte, rolado inicial o sobrepastoreo.

Son especies propias del monte o bosque original que buscan regenerar la vegetación leñosa, de crecimiento rápido, con alta densidad y un sistema radicular agresivo, que se transforman en un problema para los sistemas ganaderos porque reducen drásticamente la fotosíntesis de las gramíneas forrajeras. Esto disminuye su crecimiento y favorece especies de sombra que son menos productivas y menos palatables.

“Los renovales compiten activamente con las pasturas por agua, luz, nutrientes —como nitrógeno y fósforo— y espacio físico”, explicó Federico Miranda, especialista en pastizales y director de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) de El Colorado, quien agregó que “mientras el ganado selecciona y consume las pasturas, estas deben disputar recursos con las especies leñosas que colonizan progresivamente nuevas áreas. Y esto, a la larga, causa una pérdida en la productividad”.

Miranda puso el foco en la importancia de una buena siembra e implantación de la pastura usando semillas certificadas y limpias, procurando mantener la pastura vigorosa y densa, mediante el pastoreo adecuado y la fertilización para evitar el desarrollo de los renovales. En este sentido, puntualizó que “en presiembra o preemergencia –antes o inmediatamente después de la siembra–, es necesario el uso de herbicidas residuales para controlar la primera emergencia de malezas”. Asimismo, se recomienda la rotación de pasturas y el uso de cultivos de cobertura competitivos antes de la siembra.

Según el especialista, “la elección del producto agroquímico es crucial y dependiente del tipo de maleza (hoja ancha, gramínea, anual, perenne) y de la especie de pastura megatérmica que se quiere sembrar (ya que cada una tiene sensibilidades diferentes), y se debe consultar siempre a un ingeniero agrónomo o zootecnista”.

En una pastura implantada invadida por leñosas, uno de los controles más comunes es el mecánico. Miranda explicó que “el rolado selectivo es ideal para los renovales jóvenes de 1,5 o 2 metros de altura, se realiza con rolos de arrastre tipo rolo desmonte en época de crecimiento activo (primavera-verano), cuando la savia sube y son más quebradizos. Si bien es un método efectivo, requiere repasos”.

Asimismo, otra opción es el desmalezado manual-mecánico, que se realiza con herramientas (hachas, machetes) o desmalezadoras de disco. Es laborioso, costoso y solo viable en áreas pequeñas o para plantas aisladas.

De todos modos, Miranda subrayó la importancia de hacer un tratamiento que se enfoque en combinar diversos métodos (por ejemplo, rolado seguido de aplicación foliar o toconeo sobre rebrotes, que suele ser la estrategia más eficiente y sostenible).

FUENTE: INTA Informa