Diseñan un protocolo de agricultura regenerativa, único en Latinoamérica

Basados en las experiencias de articulación público-privada con Unilever y Fundación Banco Credicoop, especialistas del INTA Mendoza-San Juan presentaron una guía para la toma de decisiones. Se trata de una herramienta clave en la implementación de esta estrategia agrícola. Con una serie de pautas, principios e indicadores es posible saber las acciones concretas que requiere cada sistema agrícola para revitalizar sus procesos y monitorear los resultados.

Enfocada en los conceptos de eficiencia de uso y conservación de recursos naturales, la agricultura regenerativa impulsa el equilibrio y la necesidad de mejorar las prácticas agrícolas para revitalizar los procesos biológicos de los agroecosistemas. Basados en las experiencias de articulación público-privada con Unilever y Fundación Banco Credicoop, especialistas del INTA Mendoza-San Juan presentaron una guía para la toma de decisiones.

Según José “Pepe” Portela -especialista en ecofisiología vegetal y uno de los referentes en agricultura regenerativa del INTA-, “se trata de una forma de entender y hacer la agricultura aprovechando la capacidad auto regenerativa de la naturaleza, a través de revitalizar sus procesos ecológicos”. En este sentido, reconoció que “se presenta como una oportunidad frente a las nuevas demandas”. Es que, mediante este manejo agronómico es posible lograr una productividad más eficiente en el uso de recursos, con estabilidad en los rendimientos y disminución de costos.

Y, en esta línea, reconoció que “no hay recetas ni indicaciones universales” y reiteró: “Cada sistema productivo es único y está definido por características propias y particulares. Incluso, en el mismo lote, por cambios en condiciones del suelo pueden ser necesarias estrategias regenerativas diferentes”.

Este protocolo de agricultura regenerativa fue elaborado por un equipo interdisciplinario de doce especialistas, pertenecientes a tres Estaciones Experimentales del Centro Regional Mendoza San Juan del INTA. De acuerdo con sus autores, “mediante la agricultura regenerativa se devuelve funcionalidad natural al suelo, a los recursos naturales, a los paisajes y ecosistemas”.

Para esto, es “fundamental poner la atención sobre los principales procesos ecológicos que ocurren en un ecosistema agrícola o ganadero, para trabajar junto con la naturaleza en sostener e incrementar la productividad a mediano y largo plazo, reduciendo la dependencia de insumos externos, y también los costos”.

“La guía funciona como una herramienta clave que acompaña la toma de decisiones”, reconoció Portela, al tiempo que explicó que el documento técnico surgió de la demanda de asistencia técnica para implementar esta técnica en los sistemas productivos de Cuyo, a partir de la articulación público-privada con Unilever y con la Fundación Banco Credicoop.

Para definir cada estrategia en particular, la guía destaca 10 principios esenciales, basados en tres pilares fundamentales: suelo, agua y biodiversidad, que se interrelacionan para impulsar la capacidad productiva del sistema. Los primeros cinco principios hacen foco en el suelo, recurso fundamental en toda estrategia de agricultura regenerativa. Ellos son minimizar el laboreo del suelo; mantener el suelo cubierto con vegetación activa; impulsar la diversificación planeada de cultivos; asegurar la nutrición de base orgánica del suelo y prevenir erosión eólica e hídrica.

El sexto y el séptimo se orientan en la eficiencia en el uso del agua y se refieren a evitar la infiltración profunda de los nutrientes y hacer un uso eficiente del agua de riego. Por último, los últimos tres principios se centran en la conservación y promoción de la biodiversidad asociada al cultivo. Ellos son minimizar el uso de insumos químicos; conservar los hábitats naturales y seminaturales y promover la biodiversidad funcional.

A su vez, la guía ofrece dos instrumentos: un formulario para la recopilación de información del sistema productivo y una serie de tablas de referencia para la valoración en función de la información recolectada. “Esta herramienta pone especial énfasis en los monitoreos”, señaló Portela para quien es fundamental evaluar si el rumbo elegido tiene los resultados esperados y va en el sentido buscado.

El formulario es una encuesta para el productor, dividida en diez secciones correspondientes a cada principio. Las tablas para la caracterización del sistema productivo que complementan la herramienta establecen indicadores para cada sección, con cinco niveles de cumplimiento.

En total, son 21 indicadores que permiten obtener un índice general de agricultura regenerativa para un sistema productivo. Pero también, se puede analizar cada uno de los indicadores por separado, para reconocer cuáles son los que están en niveles más altos o bajos, y así fundamentar las decisiones necesarias para conservarlos o mejorarlos.  

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FUENTE: INTA Informa