Jornada formativa para el manejo de cama de pollos en granjas avícolas de Entre Ríos

La brindó el Senasa junto al INTA y el Ministerio de Desarrollo Económico de la provincia, destinada al sector privado.

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) junto con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Ministerio de Desarrollo Económico del Gobierno de Entre Ríos brindaron una capacitación sobre el manejo de cama de pollos y bioseguridad en granjas avícolas, destinada al sector privado responsable de la actividad.

Entre Ríos concentra el 62,9% de los establecimientos productores de pollos parrilleros de Argentina, razón por la cual lidera la cadena de valor de este sector en todo el país. Con más de 740 millones de aves faenadas en el 2023, la provincia se posiciona en el primer lugar de la producción avícola nacional.

La jornada se desarrolló en las instalaciones del INTA en Concepción del Uruguay, donde se marcaron algunos conceptos sobre el manejo de la cama como compostaje, estabilización de los productos, verificación de la temperatura, bioseguridad y acciones sanitarias que deben considerar durante el ejercicio de sus tareas.

Los disertantes además expusieron sobre el proceso de secado y compostaje del guano y la cama, técnica utilizada para estabilizar los residuos derivados. Asimismo se enfatizó sobre los factores que se deben tener en cuenta para un manejo adecuado, entre los que se encuentran los métodos de recolección, almacenamiento, manipulación, tratamiento, transporte y aplicación de los residuos al suelo.

Cabe señalar que en las granjas avícolas, estas tareas constituyen una herramienta de bioseguridad esencial, entendiendo a esta última como el conjunto de medidas que son aplicadas para evitar el ingreso de enfermedades al establecimiento, su diseminación dentro del mismo y la propagación hacia otros predios.

Acciones que se deben realizar para el manejo de cama

También se señaló la importancia de conocer las medidas de bioseguridad de los establecimientos avícolas y los riesgos que puede implicar no cumplirlos. Una de ellas refiere a la utilización de indumentaria adecuada y exclusiva en cada granja, así como también la desinfección de los equipos de trabajo, al momento de ingreso y salida de una granja (uso de equipo de desinfección para vehículos a presión, rodaluvios, pediluvios diferentes sistemas de desinfección).

Además, otros de los aspectos que se les recordó a los trabajadores del sector fueron: Apilado de las camas en las puertas o cercano a ellas durante 7 a 10 días como mínimo; Ubicación de donde se va a utilizar o aprovechar este insumo agrícola; Solicitud del Documento de Tránsito electrónico (DT-e) y certificado sanitario para desecho de la producción avícola, realizado por el veterinario acreditado en sanidad y bienestar aviar de la granja el día previo a la carga, con control de la empresa sobre el tratamiento realizado; Carga de material de cama ya fermentado; Tapado durante el transporte; y Cierre del DT-e en destino y posterior notificación a la empresa.

La Bioseguridad como pilar para la prevención

Todas las producciones pecuarias se encuentran expuestas a enfermedades contagiosas. Los sistemas productivos intensivos son más susceptibles a tener una rápida diseminación de la enfermedad, teniendo un alto impacto en la producción correspondiente al tipo de sistema. Por eso, es necesario minimizar los riesgos de ingreso de patógenos que puedan afectar a la especie en producción, a través de adecuadas medidas de bioseguridad.

El Senasa, mediante su Resolución 1699/2019 establece los requisitos de manejo, higiene y bioseguridad que deben cumplir los establecimientos avícolas de producción (tales como granjas para engorde, para producción de huevos, para reproducción y plantas de incubación) para su habilitación. Estas medidas son la principal barrera de ingreso y egreso de enfermedades que afectan la producción avícola.

Existen dos tipos de bioseguridad: la estructural, entendida como aquellos aspectos relacionados con las características propias de un establecimiento (sistemas de comederos y bebederos, implementos para desinfección y lavado de vehículos, vestuarios, entre otras); y la operacional, correspondiente a todos los procedimientos que se realizan de forma rutinaria dentro de las granjas, (vacunaciones, limpieza y desinfección, control de plagas, control de agua, manejo de desechos, cambio de ropa e higiene del personal, entre otras).

Aunque siempre existe el riesgo de contagios como influenza aviar, enfermedad de Newcastle y salmonelosis, pueden implementarse estrategias claras y efectivas para prevenirlos o mitigar sus efectos, en casos de crisis. El manejo adecuado e indispensable de la bioseguridad, un adecuado plan de vacunación y una rápida reacción al momento de un brote, son acciones que pueden salvar una granja y evitar grandes pérdidas económicas.

FUENTE: INTA Informa