Pensando en sembrar pasturas y no enloquecer en el intento.
Se acerca la próxima temporada de siembra de pasturas y nos parece un buen momento para plantear interrogantes y algunas sugerencias para lograr tener éxito y alcanzar los objetivos y expectativas imaginadas.
El primer paso es haber planificado con tiempo la siembra de la pastura. En algunas situaciones necesitamos empezar a actuar 1 o 2 años antes para lograr siembras e implantaciones exitosas. Definitivamente no es recomendable decidir hoy sembrar la pastura en marzo de 2023
Tenemos que pensar y resolver algunas cuestiones…
- ¿Cuál es el objetivo de la pastura? La primer y obvia respuesta es que se va a producir más pasto. Pero si hilamos más finito se debería ajustar pensando en cuál es el momento del año que se necesita el forraje, con qué categorías se utilizará, como se complementará con el resto de la oferta forrajera disponible en el establecimiento, si es para pastorear 4-5 años en una rotación agrícola o si se busca la mayor duración posible. En este sentido (y afortunadamente) existen en el mercado una gran cantidad de genotipos de las distintas especies que permiten diseñar una pastura “a medida” para cada objetivo planteado.
- ¿El suelo va estar bien preparado?, ¿hay malezas complicadas y se pudieron controlar?, ¿sobre qué recurso/cultivo/antecesor se va a sembrar? ¿se pudo hacer un barbecho previo? ¿Se conoce el tipo de ambiente que tiene el lote? ¿El relieve es de loma, media loma o bajo?¿los bajos son dulces, alcalinos, salinos?¿Hay presencia de tosca o alguna otra limitante?¿Se pueden definir ambientes distintos dentro del lote? ¿Qué pH y contenido de materia orgánica y fósforo tiene el suelo? La definición del ambiente y las características y propiedades del suelo son indicadores indispensables para definir que especies podemos incluir en la siembra de la pastura. También permitirá agregar los nutrientes necesarios para favorecer la implantación y producción futura de la pastura.
- ¿Cuál es la fecha adecuada para la siembra? En general y por condiciones de temperatura del suelo, del aire, radiación y de humedad del suelo, para la zona centro-sudeste de Buenos Aires es sin dudas fin del verano. Pero como todo en las ciencias agronómicas: depende. Por ejemplo, fin del verano pude ser extremadamente seco en algunos años o lotes con poca capacidad de almacenaje de agua, entonces es preferible “atrasar la siembra” esperando que se recomponga la humedad del suelo. O en ambientes ganaderos bien definidos como bajos overos o alcalinos, donde se podemos obtener buenos logros de implantación en siembras de salidas de invierno con especies adaptadas.
- ¿Siembra directa o convencional? Cada uno de estos sistemas tiene como cualquier práctica que decidamos, ventajas y desventajas. Lo que está claro es que ambas pueden ser excelentes si se hacen bien los deberes previos. O pueden ser malísimas si se hacen mal. Dentro de los deberes previos se destacan la planificación anterior, el preparado previo del suelo, la ausencia de malezas al momento de la siembra (poa, gramón, rama negra, raigrás criollo y guachos del cultivo anterior entre otros), la cantidad de rastrojo del cultivo antecesor, humedad del suelo al momento de la siembra. Tener en cuenta que vamos a sembrar semillas extremadamente pequeñas y que deben colocarse a menos de 2 cm de profundidad efectiva. Son bastante frecuentes logros de menos del 40% de las semillas que sembramos.
Un llamado a la solidaridad. La siembra de pasturas implica una inversión importante por unidad de superficie. Pero si logramos una buena implantación y con un buen manejo de los pastoreos/descansos, en el primer año es posible recuperar lo invertido. Por esto:
- Sembrar semillas de origen conocido. Asegurarse que tengan buen poder y energía germinativa haciendo un análisis en laboratorio (es rápido y extremadamente barato en función al valor de la inversión realizada). Para el caso de festuca, considerar aquellos genotipos libres de festucosis.
- Participar activamente en el momento de la siembra. Es muy frecuente la poca atención que se le brinda al momento de la siembra, por ponerlo en términos elegantes. Esto se diferencia de la siembra de cultivos para cosecha donde hay un control permanente de densidad de semillas, profundidad de siembra, ubicación del fertilizante, velocidad. Y no hay que olvidarse que lo que estamos sembrando es un cultivo para 5, 10 o 25 años de duración. Probablemente, 7 de cada 10 pasturas sembradas no llegan a ser lo que se esperaba de ellas. Este momento es clave para definir el futuro de las pasturas. Las plantas que nos falten desde el inicio, difícilmente puedan recuperarse con distintas prácticas de manejo posteriores.
Finalmente, el éxito en la siembra e implantación de las pasturas depende de muchísimas variables que pueden ajustarse previo y durante la siembra. Y es aconsejable contar con el asesoramiento de un profesional de confianza.
Fuente: INTA Balcarce