Para los compradores argentinos de soja es mas conveniente comprarle a Brasil
En el vecino país aseguran que en esta primera parte del año los porotos verdeamarillos son más convenientes para nuestra industria que la soja local. Se triplicarían las importaciones en 2023.
Todavía hay un gran debate en el primer mundo por el volumen de la cosecha de soja en la Argentina, un jugador clave en el concierto global y líder en exportaciones de aceite y harina de soja. Para el Dr. Michael Cordonnier, un especialista en los agronegocios de Sudamérica, serán 38 millones de toneladas. En cambio, el agregado agrícola del USDA en Buenos Aires apunta a 36 millones de toneladas. La Bolsa de Comercio de Rosario habla de 37 millones y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires de 41 millones. Las apuestas siguen.
El líder no viene con buen semblante. La molienda del poroto está por debajo de lo habitual, porque hay seca en la Argentina y porque el productor no tiene incentivos para vender la soja remanente. El crushing para Argentina en diciembre quedó por debajo de las expectativas del mercado y a la vez dio por tierra con el crecimiento sorpresivo de noviembre. Se estima que el país ha tenido en enero el volumen de exportaciones de harina de soja más bajo desde 2002. Todo esto es lo que ha estado llevando el precio del derivado en Chicago a un máximo para los últimos 8 años y medio, junto con las expectativas climáticas para nuestro país.
Por eso no debería sorprender que la Argentina haya intensificado las compras de soja brasileña en enero y podría importar más de 2 millones de toneladas durante el año en curso. De hecho en las primeras semanas del primer mes del año, se comercializaron entre 300.000 y 400.000 toneladas de soja brasileña con la Argentina para su envío en febrero-marzo.
La mayor cantidad de soja que Brasil exportó a nuestro país fue de 657.000 toneladas en 2018, pero los envíos no han superado las 300.000 toneladas en los últimos años; por eso las proyecciones llaman la atención.
Lo habitual dada la magnitud del cluster aceitero argentino es ingresar soja de fuera del país cuando la cosecha pinta mal, especialmente desde Paraguay, que se supone más barata que traer el poroto brasileño desde los puertos del Arco Norte. Incluso es mejor hacerlo desde el estado de Rio Grande do Sul, que al igual que Paraguay todavía no tenía soja disponible para exportar en enero, además la seca lo está complicando tanto como a la Argentina.
Pero se ve que las urgencias eran importantes y las expectativas complicadas. La mayoría de los acuerdos se cerraron en enero para el envío hasta marzo utilizando el puerto de Santarem, en el estado de Pará, en la región norte de Brasil, a unos 4.500 km de Buenos Aires.
Los márgenes de molienda en Argentina a partir de ahora definirán los volúmenes de importación desde Brasil, ya que hasta acá adquirir esta soja para luego triturarla en nuestro país y seguir exportando harina y aceite a nivel mundial ha sido económicamente más ventajoso para la Argentina que comprarla localmente, según entiende una especialista en agro del vecino país.
Brasil va rumbo a una megacosecha de entre 152 y 154 millones de toneladas, por lo cual no tendría problemas en enviarle a la Argentina todo el poroto que necesite. Al menos tres empresas comercializadoras han cerrado acuerdos para exportar soja a nuestro país a través de Santarem, confirmaron los participantes del mercado a Argus. Las empresas no revelaron el precio que se pagó en estas transacciones.
Lo cierto es que los compradores argentinos seguían preguntando por el producto de los puertos del norte de Brasil hasta la primera parte de enero, pero el movimiento se ha desacelerado en la segunda mitad del mes. Sin embargo, varios exportadores de aceite de soja que tenían envíos programados para febrero y marzo necesitarán importar el grano.
Para que los exportadores argentinos cumplan con sus contratos, la soja brasileña debe llegar a los puertos de Rosario a más tardar en la primera mitad de febrero. Cualquier retraso en los envíos sin cobertura aumenta el riesgo para los compradores, ya que las perspectivas económicas pueden cambiar para cuando la oleaginosa llegue a su destino.
Fuente: Chacra