¿Se seguirán usando las caravanas visuales?
Productores de distintas escalas y planteos explican por qué además del botón o el dispositivo electrónico de identificación del Senasa aplican a sus animales una tarjeta para el manejo. “Pensábamos que la oficialización del chip podría ir en detrimento de la herramienta visual, pero el día a día a campo muestra otra realidad”, afirma la empresa líder del rubro.
En un mundo donde la digitalización de las actividades agropecuarias avanza a paso firme, la caravana tarjeta, una herramienta optativa para el manejo interno del establecimiento, convive con la caravana botón de identificación del Senasa e incluso con el dispositivo electrónico ya oficializado. Valor Carne indagó porqué persiste esta tecnología tradicional entre pequeños y grandes productores.
“Creíamos que la caravana visual se iba a dejar de utilizar con la llegada de la electrónica, más aún desde que se oficializó, hace un año y medio, pero no fue así. Sea que apliquen el botón o el chip, les gusta ver la tarjeta, quieren conocer a distancia cuál es el animal en cuestión”, planteó Iván Suarez, asesor de Villanueva -la distribuidora de Allflex en la Argentina- que atiende el centro sud de Córdoba y San Luis, entre otras provincias. Y detalló: “Para facilitar la identificación eligen el color e incluso nos piden que grabemos datos específicos para distintos rodeos o campos y hasta el logotipo del establecimiento”.
¿Qué pasará cuando la electrónica se generalice? “Pienso que se van a seguir utilizando las dos, la de manejo y el chip, porque el operario no siempre tiene el bastón a mano y a veces quiere hacer una anotación puntual en una planilla para asociarla luego a su lectura. Es una dupla que le resulta práctica”, indicó, pronosticando que, ante las crecientes exigencias en las tareas de manga, se pondrá mayor foco en la calidad. En tal sentido, subrayó: “las herramientas para identificar a los animales varían entre productores de distintas escalas y actividades, pero todos, cada vez más, eligen una buena caravana y eso se nota en nuestras ventas”.
En pequeña escala
Omar Puerta es un experto que trabaja desde hace casi tres décadas en Agro Veterinaria Milán, una firma de San Luis que atiende entre 4 a 5 mil productores y veterinarios del norte provincial. Con esta trayectoria comentó a Valor Carne la experiencia de su zona -donde hay pequeños campos dedicados a la cría- en materia de identificación animal.
“Aquí los productores tienen menos de 100 vacas, a veces entre distintos dueños, por ejemplo, padres e hijos o hermanos. Cada uno tiene su RENSPA, identifican a los animales con caravanas tarjeta de distintos colores además del botón oficial y llevan registros manuales”, contó Puerta. Y recordó: “antes las compraban, las asentaban en las planillas de Senasa y la verdad es que muchos no las aplicaban. En estos campos de monte, es complejo, se pueden enredar, las veían como una molestia. Entonces, lo hacían cuando sus animales estaban saliendo porque es obligatorio”.
Según el experto, este panorama cambió desde que se puso en marcha el nuevo plan de control de brucelosis, que exige el sangrado de las categorías susceptibles, a fin de poder exportar carne a China. “Los análisis son gratuitos para este tamaño de rodeos. Con este empujón, el productor aplica las caravanas y si algún animal da positivo puede identificarlo y eliminarlo del rodeo para obtener el certificado de establecimiento libre. Se dieron cuenta de la importancia de la trazabilidad”, reveló.
¿Cómo ven el dispositivo electrónico? “Pienso que las caravanas tradicionales, la dupla tarjeta-botón, se seguirá utilizando porque si bien el chip es más práctico, el problema aquí es otro: no hay infraestructura. Muchos llevan sus animales a la manga de algún vecino para hacer el sangrado. Algunos hacen imprimir su logotipo, porque por más que el vecino tenga la tarjeta del mismo color, con igual numeración, pueden diferenciarlos”, alertó Puerta.
¿Y los productores de mayor tamaño? “En mi zona está uno de los feedlot más grandes del país y ellos sí aplican caravanas electrónicas, compran los dispositivos en Villanueva. Lo interesante es que los pequeños ganaderos también eligen calidad, el 90% de las caravanas que vendemos en nuestra veterinaria son de Allflex”, reveló. ¿Por qué las prefieren? “Se acostumbraron hace años, en el uno a uno eran económicas y con el tiempo notaron que su calidad no fue superada. Y eso en esta zona de monte es muy importante para evitar que los animales se enganchen y las pierdan. También saben que Villanueva responde, incluso cuando piden la tarjeta con el logo de su empresa, a lo sumo tardan cinco días”, argumentó.
A lo grande
Otro establecimiento de gran escala, en este caso de Córdoba, con varios campos al sur de San Luis, es el grupo Tigombu, una firma con 50 años de trayectoria que hace cría, recría, feedlot de hacienda propia y de hotelería y cabaña Angus colorado. Diego Ortiz, responsable de ganadería, cuenta cómo convive el sistema tarjeta-botón y tarjeta-chip para identificar y gestionar 5 mil madres y 7-8 mil novillos de exportación, y qué oportunidades le brindan estas herramientas para diferenciarse en el mercado.
“Hace 14 años que estoy en la empresa, siempre usamos la dupla tarjeta-botón para la hacienda de campo y desde hace unos siete años la tarjeta-chip en el feedlot y en los animales de cabaña. Estamos en el CREA-Buena Esperanza, zona centro, y otros empresarios del grupo también combinan ambos sistemas”, afirmó Ortiz.
¿Por qué usan la tarjeta, si es optativa? “Porque nos gusta verla, poder identificar el animal de a caballo, en moto o desde la camioneta, saber de dónde viene, qué edad tiene. Tenemos tres campos de cría, hacemos inseminación artificial y vamos caravaneando los destetes todos los años. Así, por ejemplo, hay terneros que llevan una tarjeta con tal letra o código, según el campo, y dentro del mismo apartamos los nacidos en 2019 de los de 2020. Entonces, tenemos rodeos de 15 meses por un lado y de 2 años por el otro”, explicó.
Otra cuestión importante para un establecimiento tan extenso es el seguimiento reproductivo. “Al momento de la parición, el personal va apartando alguna vaquilla con problemas, le toman los datos y avisan al veterinario en caso necesario. Con la tarjeta es más fácil visualizarla y si la caravana está bien colocada, en el centro de la oreja, casi no hay pérdidas, aun en el monte. Siempre usamos Allflex”, aseveró.
¿Es engorroso copiar los datos de la tarjeta? “No. En el campo trabajan 18-20 personas desde hace años, reconocen rápidamente el origen de cada animal y son muy hábiles con los registros”, respondió Ortiz.
¿Y en el feedlot? “Usamos la caravana electrónica y también la visual. Una vez que ingresan los terneros se carga el origen tomando los datos de la tarjeta y así sabemos de qué campo proviene cada novillo. Esto nos permite hacer un seguimiento de la ganancia diaria, la sanidad, los días de encierre y otras cuestiones. En la el caso de hotelería, le mandamos las planillas al cliente, un informe completo animal por animal, es un trabajo muy importante”, afirmó. Y resaltó: “el chip es fundamental para tomar decisiones, si un animal gana abajo de 700 gr por día, se ve si tiene algún problema o se vende. Además, es muy práctico, se saca cuando se cargan los gordos y se reutiliza. Es de muy buena calidad”.
¿Cómo ve la identificación animal a futuro? “Nosotros vendemos carne con marca Tigombu en Córdoba y Salta, somos muy reconocidos y también exportamos a China, entre otros destinos. Manejamos mucha información y la idea es ampliar el feedlot y seguir creciendo, diferenciándonos. Sabemos que tenemos que ser muy prolijos con la trazabilidad y para eso la identificación es clave”, concluyó Ortiz.
Fuente: Valorcarne