La escasez de hacienda impulsa una suba de precios y crece el interrogante: ¿Bajará el consumo?
En febrero se espera un aumento del valor de la carne, tras un enero sin grandes subas; la oferta de hacienda será baja y los consumidores, al parecer, se resisten a limitar más su demanda
El informe semanal de Ganadería y Finanzas de Rosgan graficó un panorama que, a priori, se avecina complejo: la escasez de hacienda empieza a presionar al alza los valores, que se trasladarán al mostrador y aún es una incógnita cómo reaccionarán los consumidores.
Como se preveía, febrero aparecía como el mes a partir del cual el consumo comenzaría a ajustar valores. “En efecto, en los últimos días hemos visto valores para la hacienda liviana en Liniers superar los $300 tanto en machos y hembras, avanzando entre un 5% y un 6% semanal. Estas mejoras representan una corrección en el precio de la media res en gancho, que se deberá trasladar a los mostradores en los próximos días”, indicó el informe.
En 2021, luego de varios meses de retraso, la hacienda gorda corrigió entre noviembre y diciembre en más de un 20%, ajuste que se trasladó plenamente al mostrador durante los últimos meses del año. Asimismo, en enero, el precio de la carne ajustó sólo un 2,5% y quedó por debajo del 4,9% de la inflación del rubro alimentos.
En torno a eso, el Rosgan precisó: “La expectativa hoy esta puesta en la reacción de los consumidores ante este nuevo aumento, tratando de analizar cuán resistente se presentará la demanda, al actual nivel de consumo”.
La oferta, escasa
En cuanto a la oferta –puntualizó el informe- la situación es clara y contundente. “Estamos ante una escasez de oferta que se viene registrando desde el año pasado y que, por efecto de la seca, se acrecentará este año con impactos que seguirán presentes en al menos los próximos dos ciclos ganaderos”, describió.
Y advirtió: “Este año tanto las invernadas pastoriles como los sistemas de engorde a corral se enfrentarán a un escenario muy adverso. En el caso de los sistemas extensivos, aun aquellas zonas pampeanas donde la situación es menos acuciante y las lluvias recibidas ya permiten proyectar siembras tempranas de algunos verdeos, hoy sufren una baja en el nivel de reservas forrajeras que, en muchos casos obliga a reducir temporalmente las cargas. Pero también encontramos una realidad más apremiante como es la que viven hoy campos de cría del norte -mucho más extrema hacia el NEA- donde la salida de los campos resulta inminente, con invernadas más livianas, mucha vaca flaca y menor reserva para reposición”.
La situación del feedlot no es menos alarmante. El efecto de la seca golpeó con fuerza el rendimiento de los cultivos de siembras tempranas, por lo que se teme genere un faltante importante en la oferta de granos de los primeros meses hasta tanto ingrese la cosecha tardía.
En ese sentido, el informe elaborado por María Julia Aiassa sostuvo: “Si bien la relación ternero/gordo se encuentran mucho más acomodada tras esta última suba (1.10), no deja de ser un ajuste estacional cuya mejora comenzará a erosionarse a medida que avance la zafra y vuelvan a afirmarse los valores de la invernada”.
Dentro de ese contexto, la escasez que se venía dando en 2021, con una merma del nivel de faena de más 1 millones de animales, hoy se presenta de manera muy marcada en los números de faena del primer mes del año.
En tanto, enero registró la faena más baja -para ese mes- de los últimos 7 años. “Con un total de 971.596 animales faenados en el mes, un 2,6% inferior incluso a la de enero pasado, la producción de carne se restringe a unas 222 mil toneladas que, descontado lo que habría llevado la exportación (65 mil toneladas), reduce el consumo a unos 41kg per cápita, en su cálculo mensual”, detalló el informe.
¿Qué harán los consumidores?
Rosgan aseguró que todo indica que el consumidor ya se está acercando a un piso de ingesta del cual se resiste a bajar, a pesar del aumento del precio de la carne.
“El año pasado –afirmó el análisis semanal-, el consumo se redujo en apenas 2,5kg per cápita, equivalentes a una caída del 5% anual, al pasar de un promedio anual de 50,4 a 47,8kg per cápita. En tanto que, el precio de la carne -medido en moneda constante- aumentó un 11% interanual. Si tomamos los dos últimos años, desde inicios de la actual Administración, el precio de la carne -en términos reales- aumentó un 40% mientras que el consumo per cápita se contrajo en un 7,5%, en igual período”.
En consecuencia, esto implica que el monto anual que el consumidor local destina a la compra de carne vacuna fue aumentando en los últimos años, en una clara resistencia a resignar mayor nivel de consumo. Y eso se traduce en datos certeros: “En 2021 el gasto total estimado en consumo de carne vacuna -medido siempre en moneda constante a enero de 2022- ascendió a $3.407 mensuales. En 2020, ese monto fue estimado en $2.942 mensuales, es decir un 16% más en términos de presupuesto mensual por habitante”, explicó el informe.
A su vez, la tendencia de mayor gasto destinado al consumo de carne vacuna se verifica en los últimos tres años posibilita vislumbrar un piso, que podría estar en torno a los 48 a 50 kg de ingesta per cápita, del cual el consumidor argentino no estaría dispuesto a bajar.
“En concreto, enfrentamos un año en el cual nuevamente resultará escasa la hacienda gorda, donde la demanda interna -a pesar de su debilidad de compra- se resiste a seguir residiendo consumo y una exportación que, aun en medio de las restricciones vigentes, goza de excelentes valores internacionales que no querrá desaprovechar”, consideró el informe, que concluyó: “Todo ello, en un contexto de inflación creciente que presiona al alza el costo de los insumos y una brecha cambiaria que obliga al productor a resistir en el negocio, evitando la descapitalización”.