El acceso al agua contribuye a disminuir el trabajo infantil en las zonas rurales
Una investigación de la OIT y el INTA relevó 497 casos de niños, niñas y adolescentes de todo el país. Las horas semanales dedicadas a la recolección de agua se redujeron casi un 50 por ciento gracias a obras de acceso al agua para uso doméstico y productivo. El trabajo infantil alcanza a 2 de cada 10 niños y niñas de entre 5 y 15 años de las zonas rurales de Argentina.
En las zonas rurales de Argentina, las obras de acceso al agua contribuyen a disminuir significativamente el trabajo infantil, al reducir las horas dedicadas a tareas como búsqueda y acarreo de ese recurso esencial.
Así lo señala un estudio reciente del proyecto Offside de la OIT Argentina, realizado junto al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que comparó el antes y el después de los proyectos especiales del programa ProHuerta –conducido por el INTA y financiado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación–, mediante los que se instalaron diversas tecnologías de captación, conducción, almacenamiento y distribución del agua para uso integral, es decir, destinados al consumo doméstico, a la producción y el riego.
El estudio observó los efectos de esas obras en la reducción del trabajo infantil, que en las zonas rurales del país alcanza a 2 de cada 10 niños y niñas de entre 5 y 15 años y representa al 43,5 por ciento de los adolescentes de entre 16 y 17, de acuerdo con la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA).
“La implementación de tecnologías de acceso al agua y su apropiación por parte de las familias rurales y campesinas es crucial para que los niños, niñas y adolescentes no deban destinar tiempo a su acarreo, ya sea para fines productivos o de consumo en el hogar como para preparar alimentos y otras actividades de la vida cotidiana, dijo María Eugenia Figueroa, coordinadora nacional del proyecto “Offside: ¡marcando la cancha!” de la OIT Argentina.
Figueroa señaló que “las mujeres son quienes asumen la mayoría de estas tareas, con el apoyo de los niños y las niñas”. A su vez, resaltó “la importancia de generar evidencias y articular programas y estrategias de intervención que promuevan posibles soluciones a un problema común”.
De acuerdo con la coordinadora de la OIT, “esta investigación representa un aporte fundamental para el diseño de políticas públicas que busquen pasar de los compromisos a la acción, como proponen las Naciones Unidas durante el Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil”.
El estudio y sus resultados
Tras relevar los casos de 497 niños, niñas y adolescentes, distribuidos en 187 hogares de todas las regiones del país, la investigación observó que la mejora en el acceso al agua redujo significativamente el promedio de horas semanales dedicadas a distintas tareas de acarreo y provisión de agua, que pasaron de 4,88 a 2,33. De esta manera, la dedicación de niños y niñas a esas tareas mostró notables disminuciones, particularmente entre quienes tienen de 5 a 12 años, cuya participación en el acarreo de agua pasó del 14 al 3,8 por ciento.
Por otra parte, el 85 por ciento de los hogares encuestados consideran que, a partir de la implementación de la tecnología, pudieron dedicar más tiempo a la escolaridad de los niños y niñas; y dar nuevos usos al agua, como alimentación, lavado de ropa e higiene personal.
La educación es uno de los aspectos afectados cuando los niños y las niñas asumen parte de la responsabilidad en las actividades productivas. En estos casos, la continuidad educativa se pone en riesgo por falta de tiempo o cansancio. En este sentido, el relevamiento arrojó que el 4,5 por ciento del total de niños y niñas de entre 13 y 15 años, así como el 25,5 por ciento del total de adolescentes, no asisten a la escuela.
A partir de la implementación de los proyectos especiales del programa ProHuerta, fue posible pasar del 17 al 53 por ciento de hogares que cuentan con agua por cañería dentro de la vivienda, al tiempo que todas las familias involucradas en esos proyectos cuentan ahora con acceso al agua dentro de su predio, lo cual reduce el tiempo destinado a la obtención y el transporte de agua.
“La asociación con la OIT es clave”, dijo Diego Ramilo, director del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (CIPAF) del INTA, quien destacó que los más de 550 proyectos especiales del programa Prohuerta beneficiaron a 16 000 familias y permitieron instalar diversas tecnologías de captación, conducción, almacenamiento y distribución del agua para uso integral.
Para Ramilo, el estudio “permite desnaturalizar en distintos sectores lo que significa el trabajo infantil y profundiza las políticas públicas por parte del INTA, ministerios y organismos, porque esta problemática es clave en la tarea de satisfacer las necesidades básicas y derechos de las poblaciones rurales. Es uno de los desafíos más importantes que tenemos como país”.
Sobre el proyecto Offside
Liderado por la oficina de la OIT en el país y con la participación de una amplia red institucional, el proyecto “Offside: ¡marcando la cancha!” se propone generar conocimiento y políticas públicas para erradicar el trabajo infantil en las áreas rurales de Argentina en el marco del Plan Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente (2018-2022).
El proyecto está financiado por el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos (USDOL), en el marco de distintas iniciativas que proponen construir evidencia para el diseño e implementación de políticas específicas que permitan combatir el trabajo infantil y el trabajo forzoso, así como apoyar medidas que aborden estos desafíos en países, regiones y sectores clave.
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