NADA COMO ESTAR JUNTOS A LA PAR
La práctica de criar los terneros sin su madre necesita ser repensada ya que de ella depende el desempeño del animal en la vida adulta.
La crianza artificial de los terneros de tambo resulta ser una de las prácticas más difundida en las cuencas lecheras de Argentina. Esta consiste en separar a los animales inmediatamente después de su nacimiento, o a las pocas horas de vida, con el objeto de poder proporcionarles a cada uno de ellos la dosis necesaria de calostro de calidad, de manera tal de contribuir a la adquisición de inmunidad. Pasado este periodo de calostrado, el ser humano es quien debe continuar llevando adelante la alimentación láctea de los terneros hasta que éstos hayan alcanzado la condición de rumiantes.
Si bien, y en función a lo mencionado anteriormente, el ser humano al suprimir la crianza natural (vaca/ternero) busca en su esencia el poder suplir a los animales sus requerimientos nutricionales y garantizar un esquema sanitario acorde, que en su conjunto aseguren el éxito en la supervivencia en la fase de crianza, en muchas ocasiones desconoce las consecuencias -tanto en el comportamiento, como así también a nivel neuronal y endócrino- de esta decisión.
Luego de la ruptura del vínculo vaca/ternero (destete) los animales, en la gran mayoría de las cuencas lecheras del país, son alojados de manera individual en estacas (sistema que en Chile se encuentra prohibido por atentar contra un adecuado nivel de bienestar), aunque es oportuno destacar que hay quienes prefieren la modalidad de alojamiento en grupo de 8 terneros.
Cuando se esgrimen los argumentos de defensa de la crianza individual por sobre la colectiva, por lo general, se focaliza la discusión en lo relativo a la salud de los animales. Se sostiene que el alojamiento individual puede aportar beneficios como la reducción de la diarrea y las enfermedades respiratorias, además de ayudar a controlar la ingesta individual de alimento, situación que por lo general es vulnerada en los sistemas grupales. Sin embargo, quienes promocionan éstos últimos tienen una visión más asociada con el bienestar animal, ya que consideran que esta modalidad permite a los animales expresar comportamientos propios de la especie; es decir, que contribuye a satisfacer uno de los requerimientos necesarios para que los animales puedan alcanzar un adecuado estatus de bienestar.
Estrés
El estrés puede ser considerado como un complejo conjunto de respuestas adaptativas ante una amenaza a la integridad fisiológica y psicológica de un individuo, y que en su conjunto buscan para mantener o restablecer el estado normal o de homeostasis del mismo. Si consideramos a la separación cría/madre y al aislamiento social como situaciones que van a representan un desafío no esperable para los terneros es que es posible considerar a este tipo de prácticas de manejo como factores estresantes.
Antes situaciones de estrés, como la falta de contacto con la madre, como así también frente a eventos de aislación social, la primera respuesta y la de menor costo biológico es la conductual. Se cree que la flexibilidad del comportamiento depende de la exposición a un entorno variable en la vida temprana.
La segunda respuesta la establece el sistema nervioso autónomo, que además afecta a otros sistemas biológicos. A nivel endócrino, ante este tipo de situaciones se produce una disrupción en el eje HPA y en la regulación en cuanto a la secreción de corticoesteroides.
Alternativa de manejo
Si tenemos en cuenta que los terneros de los establecimientos lecheros en menos de 24 horas de nacidos son separados de la madre y que posteriormente son atados a una estaca, por un plazo de entre 60 a 90 días, a mi entender no cabe dudas de la importancia de conocer no solo los efectos que trae aparejado este tipo de estrategias de manejo, sino también evaluar y proponer alternativas que permitan al menos aminorar sus consecuencias.
Dado de que el ingreso económico principal de los sistemas es la venta de leche, resulta difícil revertir la forma en que los ganaderos llevan adelante la práctica de destete, ya que esta modalidad les permite -al tercer día de haber parido un animal- disponer de la leche para su comercialización. Sin embargo, considero que el poder acercar alguna alternativa de manejo que pueda resultar aplicable durante del periodo de crianza puede resultar de utilidad para los productores.
Si bien puede existir un contacto visual entre terneros alojados individualmente y aunque las interacciones hocico/hocico sean posibles, los terneros para poder expresar su comportamiento propio de especie deberían ser provistos de condiciones que les permitan expresar un contacto social total, ya que de esta manera podrán llevar adelante su repertorio comportamental completo.
También es importante mencionar que el aislamiento social en la vida temprana puede perjudicar la cognición. Los terneros alojados individualmente tienen más dificultad para aprender. Esto es debido a que se afecta el aprendizaje de reversa (capacidad de adaptarse a nuevas reglas). Los animales si bien pueden aprender una tarea inicial, se comprobó que los criados en grupo son mejores para hacer frente a los cambios en una tarea de aprendizaje (desaprender lo aprendido) que los criados individualmente; es decir, que los terneros criados individualmente pueden presentar un desarrollo cerebral deficiente y una falta de plasticidad/flexibilidad. La razón más probable de este postulado se encuentra asociada a que el alojamiento individual impide el desarrollo de estructuras neuronales entre el hipocampo y la corteza prefrontal.
Como se mencionara anteriormente, uno de los puntos más observados de la crianza artificial colectiva es el relacionado con la sanidad, pero también hay quienes mencionan que el estar en grupo predispone a los animales a desarrollar comportamientos orales no ingestivos como, por ejemplo, mamar o morder a un compañero, lo cual también representa una amenaza para el bienestar de los animales. Sin embargo, y en pos de poder contribuir a disminuir los riesgos asociados a este tipo de manejo es que se ha propuesto en otras partes del mundo la crianza de a pares de terneros como una alternativa viable que permitiría salvar los cuestionamientos que se realizan respecto de los sistemas grupales.
Dentro de las ventajas de esta propuesta se ha detectado que proporcionar enriquecimiento social a los terneros mediante alojamientos de a 2 los hace menos temerosos a nuevas situaciones sociales, ambientales y alimentarias en comparación con los animales alojados individualmente. A su vez, los terneros que se han criado de a pares tienden a habituarse más tempranamente a ambientes cambiantes, lo que les permite arribar a un estado adecuado de bienestar animal antes que los criados individualmente.
Además de lo mencionado, es importante destacar que la presencia de animales de la misma especie puede alterar la percepción del dolor, miedo y estrés. Este efecto es conocido como “social buffering”. Se ha demostrado que, ante la ejecución de procedimientos dolorosos -por ejemplo, el descorne o la castración- los animales muestran menos conductas indicativas de dolor si están rodeados por congéneres conocidos y de edades similares. Esto se debe a que la protección social es promovida mediante el contacto táctil, por lo que la interacción entre animales permite la liberación de opioides lo cuales contribuyen a estados de analgesia.
Teniendo en cuenta todo lo mencionado y que la presencia de los interlocutores sociales mejora la respuesta neuroendocrina a diversos tipos de factores de estrés, es que se alienta a la evaluación en sistemas productivos lecheros del país la propuesta de alojamiento de terneros de a pares, considerando no solo alguno de los aspectos asociados con el bienestar animal, sino también teniendo en cuenta a lo que refiere a su impacto en los indicadores de producción.
Vía: INTA Salta